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domingo, 11 de marzo de 2012

CAMALEON Minutas y bloqueos Por: Alfredo Bielma Villanueva


Para nadie es un placer verse afectado por un bloqueo de calle o de carretera debido a una protesta pública en la que nada se tiene que ver. La molestia en contra de quienes de esa manera muestran su inconformidad se hace manifiesta, no es para menos. El hecho subleva el ánimo e inconscientemente sugiere la idea de que la fuerza pública debiera intervenir cuanto antes para desalojar a los responsables del bloqueo. Un evento de esta naturaleza acaba de suceder el miércoles 7 del presente mes en la autopista Isla-Minatitlán que por muchas horas estuvo interferida por gente perteneciente a diversas organizaciones de la Sierra de Soteapan.

Pero, realmente, en el fondo, ¿Quiénes son los responsables de que la gente se organice y manifieste su inconformidad con protestas públicas que afectan a terceros?

Los pobladores de las Sierras de Soteapan y de Santa Marta por muchos años permanecieron aislados de los avances de la llamada civilización, los accesos hacia los grandes centros de población, Acayucan, Minatitlán y Coatzacoalcos, eran difíciles y fue toda una fiesta regional cuando el gobernador Fernando López Arias construyó el Puente sobre el Río Huazuntlan, que abrió el camino para la actual carretera. Esa Región serrana fue puesta en el mapa nacional e histórico por Hilario C. Salas y Miguel Alemán González, entre otros, en 1906, cuando iniciaron uno de los primeros brotes de insurrección armada en contra del dictador Porfirio Díaz. Es una Sierra extensa que se prolonga hasta Los Mangos y otras comunidades indígenas en los límites con Catemaco. La habita gente seria y laboriosa, circunspectos y desconfiados respecto a los ladinos del llano, pues cuando antaño “bajaban” a vender los productos de la cosecha (maíz, frijol, principalmente, aunque también carne de monte) eran prácticamente asaltados porque los “marchantes” les imponían un precio ínfimo a lo que ofrecían, un cruel tómalo o déjalo. Obviamente aceptaban el precio de compra impuesto pues lo contrario significaba regresar a casa con la carga al hombro y los bolsillos vacíos.

Ciertamente, la desconfianza les viene de lejos en el tiempo, pero es gente seria que exige respeto y ha aprendido cómo conseguirlo.

Cuando los gobiernos menosprecian la capacidad de organización y de protesta de una sociedad prometiendo sin cumplir, aplazando la solución de los problemas y las demandas colectivas, mas pronto que tarde surgirán las movilizaciones ciudadanas exigiendo el cumplimiento de lo ofrecido en el discurso o en la minuta que surge como resultado de negociaciones entre las autoridades y la ciudadanía. Para explicar el fenómeno de los bloqueos carreteros bastaría una sumergida a hechos recientes para comprender el porqué existe inconformidad e irritación en contra de las autoridades estatales.  

Lo del incumplimiento fue un procedimiento de rutina en el gobierno estatal que precede al de Duarte de Ochoa, de esa manera el sistemático desinterés por cumplir los compromisos relatados en forma de acuerdos en innumerables minutas se fueron acumulando y ahora emergen en forma de protesta pública que desafortunadamente impactan a otros particulares; lo peor es que en el actual gobierno el viciado procedimiento sigue utilizándose como método de aplazamiento, ya por incapacidad en la operación, ya por la falta de recursos económicos.

Para no retrotraernos demasiado en el tiempo, pudiéramos partir de los compromisos signados en 2005 entre los vecinos de Tatahuicapan y las autoridades municipales de Minatitlán, Cosoleacaque y Coatzacoalcos, avalados en esa ocasión con la presencia del secretario de gobierno, Reynaldo Escobar. Previamente se había superado un serio  conflicto porque los pobladores de la Sierra habían cerrado las compuertas de la presa Yuribia que aporta el agua que se consume en las ciudades citadas y los ánimos se habían caldeado al grado de poner en riesgo la seguridad personal de los alcaldes de esos municipios. Pavimentación de caminos, obras de drenaje y agua potable, participación en las ganancias provenientes del cobro por consumo de agua entubada del municipio de Coatzacoalcos fueron los compromisos a que llegaron en aquella ocasión las autoridades municipales y estatales con los vecinos de la sierra.

Pero pasó el tiempo y poco o nada se había cumplido, menudearon los amagos de volver a cerrar la presa, al grado que en Agosto de 2010 volvieron a cerrar las válvulas del Yuribia y se acudió nuevamente al expediente de la minuta. El gobernador Herrera Beltrán vía telefónica les aseguró el cumplimiento de los puntos que contenía la minuta “porque el bienestar de los veracruzanos es la constante en mi gobierno”. Los caminos rurales se iban a componer, se iniciaría la contratación y tramitación de pagos a la empresa constructora. Los caminos en comento son: Tatahuicapan-Benigno Mendoza, tramo a ejecutar km 38+100 al km 44+100. Puente de 30 m sobre el camino Tatahuicapan-Benigno Mendoza km 13+940. Estudio, proyecto y construcción de puente Benigno de 20 metros en el camino Benigno Mendoza km. 8+10; reconstrucción del camino Tatahuicapan-Tonalapa, etc. Introducción de red de agua potable para Benigno Mendoza y Peña Hermosa, etc.

La lista de compromisos inscritos en minutas es interminable. Como el del fraccionamiento El Campanario en Veracruz, en donde en 2010 hubo un deslave de lodo desviado del fraccionamiento El Oasis. Por la disputa pública que se ocasionó se descubrió que en el Ayuntamiento de Veracruz había una minuta con sello de recibido de 19 de marzo de 2009 en la que se establecía el compromiso de resolver el problema construyendo un muro de contención, pero nada se había hecho.

Con campesinos de la huasteca se firmó en 2009 un compromiso de otorgarles 830 hectáreas a 400 familias, tal como consta en minutas firmadas por Salvador Sánchez Estrada y Reynaldo Escobar. Hasta 2010 no se había cumplido a pesar de haber promesa de venta desde agosto de 2009 entre el propietario de los terrenos Moisés Rivera y Patrimonio del Estado.

Campesinos de la Unión General Obrera Campesina y popular, el 27 de octubre de 2010, después de años de espera, reclamaban el pago de 85 hectáreas en el municipio de José Azueta que el gobierno estatal se había comprometido a cubrirles.

En la ciudad de Xalapa, en noviembre de 2010 hubo expectación porque Orfilio García Ortiz y su grupo de Progresa Veracruz cerraron por cinco horas las compuertas de la presa Los Colibríes en demanda del cumplimiento de electrificación de la colonia Las Maravillas, 200 lotes y material de construcción. Son compromisos contraídos con “luchadores sociales” bajo el manto de complicidades electorales. Con la firma de la minuta correspondiente el asunto se solucionó. ¿Hasta cuando?

Después de éste breve recuento y conociendo las minutas que se formulan para darle confianza al pueblo que solicita mejores condiciones de vida, advirtiendo cómo se difiere su cumplimiento podremos comprender la desesperación y el coraje que motiva a demandantes sociales a tomar medidas, que desafortunadamente afectan a terceros. Es un proceso que sistemáticamente inicia en la Plaza Lerdo y con el correr del tiempo ante el largo diferimiento termina en bloqueos. Si esto acontece con grupos organizados capacitados para la protesta ¿Qué puede esperar el ciudadano aislado? Aún se recuerda el dramático caso de la inmolación en la Plaza Lerdo de un ciudadano veracruzano en protesta por el poco caso a sus demandas. That is The Question.

alfredobielmav@hotmail.com   oterociudadaco.com

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