Fortin Municipio que Florece!!!

Fortin  Municipio que Florece!!!

sábado, 24 de marzo de 2012

Visita papal Por: Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEON
Sabado 24/Marzo del 2012
El 21 de diciembre de 1978 el nuncio apostólico monseñor Prigione fue recibido en Los Pinos por el presidente López Portillo a quien iba informar acerca de la muy próxima visita del Papa Juan Pablo II a México. Llegó el 26 de enero de 1979 fue recibido por el presidente de México ante las criticas de los liberales recordándole la esencia de la laicidad del Estado Mexicano. No obstante, López Portillo recibió al Papa en los Pinos el 29 de aquel mes y año. “Van a producirse muchos ataques, algunos en mi contra. Era interesante abrirle esta opción al pueblo”, reconocía el presidente. No era para menos, la historia de México consigna varios eventos en los que la Iglesia no queda bien parada.

Los hechos históricos que habían marcado la vida nacional pesaban en la conciencia de un importante sector de la población mexicana que no aceptaba aquella visita. La experiencia de sucesos que en el pasado estremecieron la vida nacional les preocupaba, la fuerte oposición a las Leyes de Reforma y la participación por parte del alto clero político en la instauración del Imperio en México era un sólido fundamento para sus críticas a la visita papal. La separación Iglesia-Estado, es un hecho histórico en México que sigue vigente. Estas son las experiencias decimonónicas, pero en el siglo XX tuvieron su alargue.

El 7 de enero de 1926 El Universal publicó que el arzobispo de México Mora y del Río declaró que haría una campaña frente al intento gubernamental de aplicar los artículos que lesionaban a la Iglesia (…) “La doctrina de la Iglesia es invariable, porque es la verdad divinamente revelada. La protesta que los prelados mexicanos formulamos contra la Constitución de 1917 en los artículos que se oponen a la libertad y dogma religiosos, se mantiene firme. No ha sido modificada sino robustecida, porque deriva de la doctrina de la Iglesia. La información que publicó el Universal de fecha 7 de enero, en el sentido de que emprendería una campaña contra las leyes injustas y contrarias al Derecho Natural, es perfectamente cierta. El episcopado, clero y católicos, no reconocemos y combatiremos los artículos 3°, 5°, 27 y 130 de la Constitución vigente. Este criterio no podemos, por ningún motivo, variarlo sin hacer traición a nuestra fe y a nuestra religión”. Era propiamente una declaración de guerra contra el gobierno de Calles, la rebelión cristera, como se llamó a aquel sangriento episodio, se inició en 1926 y tardaría tres años dejando una enorme estela de sangre en el territorio de Jalisco, Guanajuato, Nayarit, San Luís Potosí, principalmente.

En el ínterin, el 13 de noviembre de 1927, en Chapultepec, Obregón ya candidato a la presidencia de la república, sufrió un atentado contra su vida, aunque salió ileso fue un evento premonitorio. Los autores del atentado Juan Tirado, el ingeniero Vilchis, el Padre Pro y su hermano fueron aprehendidos y fusilados apenas diez días después del atentado. Contaminado con la rebelión cristera, en este caso se llegó al extremo de deportar a Obispos y Arzobispos, al cierre y la quema de templos en actos de terrorismo ante una sociedad atemorizada al extremo. Obregón estaba sentenciado, pues el 28 de Julio de 1928 ya siendo presidente electo, fue víctima de otro atentado, este si letal.

La rebelión fue agostada durante el gobierno de Portes Gil y todo volvió a la calma. Sin embargo, las palabras del Obispo Mora y del Río pronunciadas en enero de 1926 encontraron eco algunas décadas más tarde. Fue en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari cuando sin disparar un solo tiro la Iglesia consiguió lo que la rebelión cristera no pudo lograr. La incongruencia era manifiesta, pues mientras por un lado el gobierno preconizaba los principios de la Revolución Mexicana, por el otro cabildeaba con su bancada, la priísta, en el Congreso la aprobación de cambios constitucionales ajenos a aquel movimiento social. Este fenómeno se observó plenamente con las reformas a los artículos 3°, 15°, 27°, 31°, 82° y 130 constitucionales iniciadas por el gobierno Carlos Salinas de Gortari. (Por buena parte de ellos había luchado la rebelión cristera de 1926-1929).

De ser el PRI un Partido identificado con el Estado de Bienestar, promotor de la economía mixta; impulsor de la rectoría económica del Estado, defensor apasionado del ejido, intransigente defensor de la separación del Estado con la Iglesia, de simpatizante de la educación socialista primero y de la laica después, pasó alternativamente a promover la globalización económica, indiferente ante la imposición del llamado neoliberalismo social, pasivo ante la privatización del Ejido y de las empresas propiedad del Estado; una conducta bastante versátil avalada por el PRI que contemporizó con los cambios, sin importar las contradicciones entre el nacionalismo revolucionario de sus orígenes con el ideario que sustantiva al neoliberalismo económico. En esta aventura el PRI fue puntualmente acompañado por la bancada del PAN.

El día de hoy, 23 de marzo, el presidente Felipe Calderón recibió al Papa Benedicto XVI en un evento que, una vez más, demostró la enorme convocatoria que tiene la Iglesia mexicana entre sus fieles. De la primera visita que hizo a México Juan Pablo II a la que ahora realiza Benedicto XVI distan 33 años, ha corrido mucha agua bajo el puente de la historia; la creciente privatización de la educación ha abierto oportunidades a la Iglesia católica para incursionar en ese importante ramo; el PRI y el PAN acordaron la reforma al artículo 24 de la Constitución General de la República. ¿Son datos para alarmar o simplemente, nos preocupamos por tener encasillado el pensamiento con criterios decimonónicos? Tal parece que así es, porque en esta era del internet, del facebook, de los blogs, pocos jóvenes atienden el llamado de la religión con la fe sumisa de antaño. Además, la fuerte competencia entre las diferentes iglesias será determinante para el futuro del catolicismo en México.

En 33 años no ha ocurrido nada con lo que socialmente no podamos vivir, porque una sociedad se compone de la comunidad de intereses de los individuos que la integran. Además, estamos en plena transición política y vienen reformas estructurales de la mayor importancia. Por todo esto, en la pluralidad que vivimos, démosle la bienvenida al Papa Benedicto XVI. No ocurre nada que no tenga que ocurrir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario