Es Responsabilidad de la Iglesia educar conciencias y orar por las víctimas del crimen organizado. Benedicto XVI a su llegada a México.
Muy interesante el primer planteamiento público del Papa Ratzinger. Siendo un hombre muy culto y preparado, conocedor de las sutilezas del lenguaje y de cuánto ha estado involucrado el clero en el narcotráfico, llega y pone el dedo en la llaga.
Asume la responsabilidad de la Iglesia Católica en un país donde el 80% de sus habitantes se asumen de esa creencia religiosa, sobre la falta de una verdadera educación de las conciencias de sus fieles, pues cuando menos, el 80% de los integrantes del crimen organizado también se considerarán a sí mismos católicos.
Sabedor de los constantes comentarios desde el asesinato del cardenal Posadas Ocampo, sobre su posible participación en actividades de lavado de dinero, y los múltiples contactos que obispos, arzobispos y cardenales tienen con el crimen organizado, las bodas privadas, los privilegios otorgados a cambio de enormes sumas de dinero, tanto para obras religiosas como para cuentas secretas personales. Conocedor también de que muchas pequeñas parroquias e iglesias de pueblo han sido construidas, remodeladas, o terminadas gracias a las aportaciones de dinero manchado de sangre. También enterado de los perdones otorgados en las confesiones para que saliendo de la iglesia se vuelva a pecar, y de las relaciones entre sacerdotes, laicos, consagrados y criminales de lo que los católicos en son de broma han llamado ¨la pastoral del narcotráfico¨. Así, el líder de la Iglesia Católica llega a poner orden a la casa.
Primero asumamos nuestra propia responsabilidad en lo que sucede en este país. Separemos a los empresarios más allegados a nosotros, de las relaciones con el dinero sucio, separemos a todos aquéllos que nos representan de cualquier relación con personajes criminales y luego de ello, eduquemos conciencias, asumamos nuestra responsabilidad en el deterioro de lo que sucede en este guadalupano país, pues la Iglesia Católica no ha sabido educar conciencias, no ha sabido generar una sociedad con los valores que debieran serle propios a sus pastores.
No sólo la política, no sólo la sociedad, también la Iglesia tiene que asumir su parte de responsabilidad para comenzar a recuperar la paz en el país.
Increíble que unas cuantas palabras signifiquen tanto. He aquí una de las mentes más lúcidas del planeta. Un hombre con conocimiento y sabiduría que mide cada expresión que surge de su boca, y que con muy poco dice mucho.
Por lo menos, el primer día de su visita (que es cuando esto se escribe), no ha surgido todavía ningún comentario sobre la guerra cristera. Y no hace falta. Hace años se expulsó del país a quien bendijo la construcción del Cristo en el cerro del Cubilete. Hoy a su pie, el máximo representante de la Iglesia expresará su pensar ante miles de fieles. Esto puede ser interpretado como una revancha histórica por los más reticentes, o como una reconciliación final entre liberales y conservadores, siempre que el Papa no avance más allá en la búsqueda de la supuesta libertad religiosa en México.
Para los mexicanos la separación Iglesia-Estado es un tema muy sensible y doloroso. Muy pocos quieren mayor cercanía. Muy pocos desean clases religiosas en las escuelas, o proselitismo religioso en los medios de comunicación. En México la libertad religiosa se concibe como la libertad de profesar la religión que se desee, siempre y cuando esta práctica no lesione los intereses de los demás ni viole las leyes.
En México los miembros de la Iglesia de los Santos de los Últimos días, los de la Iglesia Anglicana, los testigos de Jehová, los coptos, los cristianos ortodoxos, los luteranos, los calvinistas, los metodistas, los bautistas, los adventistas, los presbiterianos, los musulmanes, los espiritistas, los animistas, los sijs, los pentecostales, los seguidores de Sai Baba, los miembros de la Luz del Mundo, los budistas, evangélicos, los practicantes de la Wicca, los judíos, los chamanes, los católicos, los seguidores de Zoroastro, los Hare Krisna, y el resto de los cultos religiosos, todos tienen derecho a practicar libremente su religión. En lo personal no entiendo que es lo que hace falta en cuanto a libertad religiosa en México.
Seguro estoy que no queremos clases de religión en las escuelas públicas, sería un relajo definir que religión sería la que predomine en cada salón de clases, o peor aún dividir a la población entre escuelas de distinto credo. También sé que en México la religión ha costado sangre y sigue costando sangre. Todavía en zonas marginadas y de poca cultura, hay peleas, machetazos, balazos y hasta expulsiones masivas porque el pastor o el cura decidieron que ¨los otros¨ que no creen en nuestra religión deben irse o morir.
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