Sin duda, el primer paso para resolver un problema, aparte de la voluntad, es reconocer que existe; si esta estrategia la adopta un gobernante como método de acción habrá motivos optimistas para esperar un buen desempeño, más aún si al diseñar las políticas públicas se ponderan como ingredientes la consulta y participación de quienes resultarán beneficiados por su implementación, son características de una política pública bien diseñada. Esta reflexión se deriva por la lectura de las declaraciones que hace en entrevista periodística el gobernador Duarte de Ochoa a Diario de Xalapa; allí, casi en monólogo el gobernador veracruzano interpreta fielmente la percepción ciudadana respecto de su gobierno.
Al margen del motivo y oportunidad que la ocasionaron, la entrevista es un texto colmado de confesiones de quien se sabe observado por la sociedad que le confirió el encargo de gobernarla. Según declara Duarte de Ochoa, dos son los grandes retos a cuya solución su gobierno se esfuerza en conseguir: la lucha contra la inseguridad apoyado en el Programa Veracruz Seguro y reducir en un 50% la pobreza en Veracruz, esta última es una misión confiada al programa Adelante; es decir el objetivo es combatir la pobreza y la marginación, que en Veracruz proliferan cual ortigas en el camino.
Conforme se observa el escenario la tarea que se ha propuesto realizar Duarte de Ochoa no es fácil y está condicionada por una serie de factores, los más, adversos, si consideramos el grave estado de las finanzas públicas veracruzanas y que este segundo año de la gestión duartista es año electoral, con todo lo que implica pues el cambio de titular en el gobierno federal, del que por cierto depende el factor Veracruz Seguro, pudiera traer aparejadas nuevas circunstancias. No olvidemos que este es condición sine qua non para lograr cierto éxito en este ramo, porque con la calidad policiaca que encontró simplemente no será posible avance alguno en esta materia.
Por otro lado, la terca realidad se empecina en recordarnos que el Estado de Veracruz ocupa el cuarto lugar nacional en niveles de pobreza, según informa el Coneval. Bien dice Duarte de Ochoa que quizás ningún otro gobernador veracruzano ha enfrentado un contexto tan difícil como el que ahora la realidad le opone, pues a la elevada deuda pública que le heredaron hay que agregar la desorganización administrativa que recibió, el pesado expediente de un ramo como el de la seguridad pública en completo abandono, con el agravante de que en buena medida sus cuadros policiacos lucen infiltrados. Por otro lado, el campo veracruzano está desarticulado y adolece de improductivo por una deficiente implementación de los programas de desarrollo. Además, la infraestructura carretera está en pésimas condiciones y, por si algo faltara, la naturaleza cobra su cuota de recuperación mostrándose extremosa, cuando no inunda y causa destrozos, impone sequías que heredan estragos.
Para nadie es un secreto que en territorio veracruzano existen por lo menos 15 municipios considerados entre los más pobres de la república mexicana, Mixtla de Altamirano entre ellos; pero de igual manera se pueden enlistar Atlahuilco, San Juan Texhuacan, Tehuipango, Ayahualulco, Tlalnehuayocan, Los Reyes, Tatatila, Tlacolulan, Las Minas, La Magdalena, Soledad Atzompa, Zozocolco, Benito Juárez, Zontecomatlán, Hueyapan de Ocampo, Zaragoza, Oteapan, Mecayapan, etc. Aún más, en las grandes ciudades también hace aire porque, de acuerdo a información publicada por el CONEVAL, en Xalapa viven 177 mil 918 personas en pobreza extrema. En el Puerto de Veracruz se reporta una cifra de 108 mil100 personas y más del 45% de la población de este municipio vive con un salario inferior a la línea de bienestar, equivalente a 2 mil 400 pesos mensuales; en Tuxpan, en el 2011, “el 50 por ciento de su población vivía en pobreza y el 31 por ciento no tiene garantizado el acceso a servicios de salud”. El 64 por ciento de los pobladores de Coatzacoalcos viven por lo menos con una carencia social, ya sea en educación, salud o vivienda. En toda la entidad el granito de oro es Orizaba, la Ciudad con el menor porcentaje de personas en pobreza, el 19% de su población.
Otro reto a superar es el de los Servicios de Salud en Veracruz, pues para nadie es un secreto que en el concierto nacional estamos entre los primeros lugares en diabetes, en Sida y en cáncer cervicouterino, también en el número de niños con cáncer. A todo esto habrá que agregar el cáncer de la corrupción, que si bien es un fenómeno nacional, en Veracruz, sin recato alguno, se hace acompañar de la inevitable impunidad. En el reto va implícito el imperativo categórico de generar confianza en las acciones de gobierno a través de una auténtica rendición de cuentas, nada de contralorías patito.
En la entrevista a que hacemos referencia el gobernador confiesa su esperanza de que el equipo de colaboradores se ponga las pilas para que lo acompañen eficientemente en el cumplimiento de su grave responsabilidad. Y bien que hace falta, porque la carencia de compromiso o la ineptitud en el desempeño de sus encargos en algunas áreas del gobierno han llevado al extremo de caer en subejercicios y, peor aún, en la obligación de regresar dinero a la federación por programas que no fueron aprovechados. Tal ha sucedido con los de índole carretero, campesino, de salud etc.
El recuento del reto es impresionante. La sequía que afecta a gran parte del territorio nacional repercutirá en Veracruz porque, por ejemplo, el frijol que consumimos lo abastecen Durango, Zacatecas, Nayarit y San Luís Potosí, estados en plena sequía. Si en los 80 Veracruz dedicaba 200 mil hectáreas al cultivo del frijol, en 2011 solo se ocuparon 34 mil, 519 hectáreas y se cosecharon 20 mil toneladas, insuficientes para los siete millones de veracruzanos. Algo similar sucede con el maíz: el déficit de producción de este grano es de 668 mil toneladas, que nos suministran Jalisco y Sinaloa. Ahora que cuando hay carne es vigilia, porque en el estado existen 2 millones de persona en pobreza alimentaria, Juan Antonio Nemi dixit.
Esta es solo una porción del difícil panorama veracruzano al que debe enfrentar el gobierno encabezado por Javier Duarte de Ochoa. La entrevista en comento es reveladora de su estado de ánimo al presentarse tal cual es, un ser humano a quien las circunstancias le dan la oportunidad de demostrar capacidades y aptitudes en beneficio de una gran colectividad. El cambio del programa Adelante a uno que se le parezca al de solidaridad de Salinas no es mala idea y sería conveniente que en esa modalidad se pusiera en práctica cuanto antes. Que tenga éxito es un deseo que a todo veracruzano conviene, porque, mientras tanto, el tiempo transcurre sin dilaciones y el arqueo histórico comienza dentro de 24 meses, cuando empiecen a sonar los tambores de la sucesión.
alfredobielmav@hotmail.com
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