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martes, 20 de marzo de 2012

Acertijos BAJO EL PUENTE DE LA BORDA por:Gilberto Haaz Diez



*Dios hizo el campo, y el hombre la ciudad. Camelot.
BAJO EL PUENTE DELA BORDA

Deambulo por la orizabeña plaza Bicentenario. Unos días antes de que se había anunciado que llegaba el presidente Calderón, a esta tierra que tiene un volcán llamado Pico de Orizaba.
En las Altas Montañas, a una altura de 1 mil 230 metros sobre el nivel del mar.
A la ciudad le dan su ‘manita de gato’. La ponen guapa. Maja.
Trabajadores municipales pintan fachadas donde se supone recorrería el presidente.
La Alameda Central recibe pintura en su barda perimetral. No requiere de más, ha tenido buen mantenimiento durante el año, les consta a tanto caminante que allí ejercitan cuerpo y mente, para ser: más altos, más rápidos y más fuertes.
Hay calor. Se espera un frente frio pronto y, si llega, seguro cambiara panorama y clima. Trabajadores municipales laboran a mil por hora.
Encontré a uno: “Ahora si hay trabajo, maestro”, aseguré.
“Hay chamba a madres”, respondió mientras le pegaba a la brocha gorda.
Tiene Orizaba buenos trabajadores sindicalizados municipales.
Solo hay que darles la materia prima y de que trabajan trabajan.
Estoy bajo un puente, que no es el de París, pero tiene también su historia y leyenda. Los puentes de París cada uno tiene una historia. Como el de Alejandro III.
O el Pont Neuf (Puente Nuevo), el que cruza el Sena, el más antiguo y largo de la ciudad. Como aquel Ponte Vecchio (Puente Viejo) de Florencia, un puente medieval, el más antiguo de los puentes de Florencia. O el del Alma, donde Lady Di dejó la vida.
Hay muchos en el mundo, desde el de la Torre de Londres (Tower Bridges) hasta el de la Y Griega de la Ica en Tierra Blanca, que aunque no tiene la tradición de aquellos puentes ceremoniosos, fue el primer puente atirantado del país y está en la carretera a Tinajas, parecería que lo creó el arquitecto valenciano, Santiago Calatrava, un orgullo de España. Cuya mano en los puentes se ve en todo el mundo. Como el Puente de la Mujer, uno giratorio en el dique 3 de Puerto Madero, en Buenos Aires, Argentina.
Ahora estoy en el llamado de La Borda, en Orizaba. Una placa marca su construcción: 1909. Contrasta el espacio rescatado con la pobreza de algunas de sus casas limítrofes, en ese barrio llamado Tlachichilco, donde también tiene un puente que la raza llama Tlachichilco, como su barrio, y los panistas, Independencia. Ha faltado operación política y el convencimiento para ir por aquellos que viven en la pobreza con sus casas de láminas, darles unas viviendas dignas del tipo Infonavitt, y dejar el espacio al pie del rio para los paseos. Es indigno que vivan así ahí, aunque traten de taparlas para que no las vea el presidente.

DOÑA LALA
Ese espacio que visitaría el presidente tiene su historia. Fue una escuela que un director tuvo y mantuvo y, cuando lo desalojaron, la dueña, doña Lala Alvarado, lo cedió al Ayuntamiento y se creó ese Parque Bicentenario en una extensión de 4 mil 897 metros con el apoyo del Marshall, Heriberto Félix Guerra, excelente funcionario de Calderón en la obra social, al frente de Sedesol, emparentado con la familia Clouthier.
Una placa allí conmemora la donación. Una ciudad agradecida le rinde reconocimiento a doña María Eulalia Alvarado Ortiz.
Salgo del parque. A un lado de esa entrada una Cedula Real tamaño gigante de cuando, en la época de reyes y virreyes, se creó el primer Ayuntamiento, allá en agosto de 1765.
Al pie también un cartón anuncia internet gratuito. El sueño de todo presidente y todo gobernante. Tener una computadora para cualquier estudiante con acceso gratuito al internet. Aunque el marro de Slim lloraría sólo de pensarlo.
Hay dos cafeterías dentro y la ornamentación sigue.
Nuestros prados rivalizan con Versalles. Ya los quisiera cualquier ciudad para presumir.
El parque tiene unas veinte farolas, como las de los farolitos de Lara, aquellos que ‘alumbran apenas sus calles desiertas’. Canción que dicen la hizo en esta ciudad, el tiempo que vivió aquí Agustín Lara. En una punta, un reloj chiquito. Pinchón.
Le hago al Ampudia que todos llevamos dentro. Pregunto. Han sembrado palmeras washingtonias, belenes, bugambilias, flor de cera, geranios.
En lo que unos trabajadores pintan y otros acomodan, la tarde se va.
El sol pega de frente, el caudal del río, ahora tristón; viene el estiaje y viene la sequia y seguro se podrá caminar entre lo que antes fuera caudal de agua.
La mano del hombre todo destruye. El cambio climático marca que se avecina una fuerte temporada de calor.

SAN FRANCISCO DE ASIS
Doy unos pasos. Dejo el parque. A la derecha se ubica un pequeño jardincito al que también le dan su ‘mano de gato’.
Un sacerdote joven camina con su indumentaria clásica, difícil verlos ahora así, han caminado de civiles desde hace mucho, y yo pienso que debían volver a portar sus hábitos. Le saludo, devuelve el saludo, me siento en la Vía de la Conziliazione en Roma, Italia, donde todos se hablan de tú con Dios. Bueno, al menos uno de ellos, el que viene ya pronto a Guanajuato, al pie del Cerro del Cubilete.
Voy a la Capilla de la Adoración Perpetua de San Francisco de Asís.
Entro. Siete personas rezan. Se guarda silencio. Un letrero lo pide. Al fondo, una Custodia y la Hostia, parecida a la que apenas se robaron unos crápulas salvajes.
Guardo silencio. Veo una placa de que fue bendecida en 2008 por el Obispo Marcelino Hernández Rodríguez. Junto la iglesia de Los Dolores y la de San José.
Orizaba con sus hermosas iglesias a las que ahora por las noches, iluminadas, se ven majestuosas y coloniales.
Eso vería el presidente Calderón, pero no vino. Javier se lo llevó al norte del estado. Orizaba. Una ciudad cambiante. Una ciudad que un tiempo fue maltratada y saqueada y hoy recobra su estampa de ciudad colonial y bella, de progreso. Eso vería el presidente, pero no vino, se fue con el gobernador Duarte al norte del estado.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com

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