Los cubanos están muy orgullosos del mensaje escrito en una pared frente a la embajada americana en la Habana. Es mensaje dice algo parecido a ¨señores imperialistas, los cubanos no les tenemos miedo¨.
Ese pequeño perredista que todos llevamos dentro, se puso muy orgulloso cuando vió al presidente Calderón en un discurso en Chihuahua, y en lugar de una mampara, estaba una pared con un mensaje en inglés: ¨No more weapons¨. El análisis a bote pronto, fue que por fin, Don Felipe del niño Jesús Calderón Hinojosa había decidido dejar de ser un lacayo de los poderes económicos al norte del río bravo, y aunque fuera en la parte final de su sexenio, estaría a punto de convertirse en un estadista… Allí comenzó el momento de orgullo.
Pasados unos minutos, seguí con la reflexión del asunto del llamado a ¨no más armas¨, y me acordé que estamos en un período inter-campañas, en el cual los candidatos no pueden hacer proselitismo. Luego pasé al asunto de que Andrés Manuel y Josefina pueden pelear la presidencia a Enrique, siempre y cuando uno de ellos despunte del otro en las encuestas, y se dé el fenómeno de voto útil, contra el PRI, por lo cual aquéllos simpatizantes del tercer lugar, al verlo alejado de la posibilidad de triunfo, votarían por el segundo lugar, logrando que éste gane la elección. Así, esa frase de izquierda de un presidente de derecha, me hizo ver que es para consumo interno, para atraer la simpatía del perredista, del petista y del que simpatice con eso que hoy se llama movimiento ciudadano, en caso de que Andrés Manuel sea superado en las encuestas por Josefina. Sobre todo porque el pequeño panista que todos llevamos dentro, no dejaría de votar por su partido ante una declaración de este tipo. En ese momento, el orgullo desapareció, y llegó la indignación de ver ese letrero de ¨no more weapons¨, como un producto para consumo nacional de la izquierda indecisa. Manipulación pura.
Siguiendo con el análisis, me puse en los zapatos de los güeros allende la frontera, y me pregunté cuál sería la respuesta a esta petición y la manera tan extraña de presentarla. De entrada supe que los americanos no tomarían en cuenta esto, entendiendo ellos que el objetivo es consumo interno en medio de una campaña política en la cual no se puede hacer política ni proselitismo pero el presidente de una manera inteligente y sutil la hace, violando también la ley que juró respetar y hacer respetar.
Enseguida pensé en la economía del sur de Texas, que se ha visto beneficiada gracias a la venta de armas personales a México. Un estado importante dentro de la unión americana, que no ha sufrido recesión ni crisis, y que ha visto incrementado el número de armerías de una manera brutal, al grado de que hay una proporción de mil a uno con respecto al resto de los estados… Como sabemos que Money Talks, es decir el dinero ordena, entendemos que estas armerías no serán cerradas, y si acaso, habrá algún obstáculo legal superable, para que sigan con su negocio, pues es bien sabido que los USA pone los consumidores, el dinero y las armas, y en México ponemos la sangre, los muertos y heridos, el sufrimiento y la inseguridad. Vaya ecuación para nuestro país.
Por último me imaginé a un grupo de conservadores texanos, en su reunión mensual del Tea Party, riendo a carcajadas por la ocurrencia del presidente Calderón. Pensando en la pobreza del control político y militar que ejerce el sr. presidente (así con minúsculas) en su territorio. Pues si un país tiene que suplicar y exigir a otro, que proteja sus fronteras, entonces se convierte en el hazmerreír de la comunidad internacional.
México debe de proteger sus fronteras, así como USA protege las suyas. Ese es el camino más fácil para controlar el tráfico de armas. Que los texanos vendan todas las armas que quieran, para eso hay un país con soberanía al sur, que impide que esas armas entren a su territorio. Claro, suponiendo que en el tráfico de armas no salieran beneficiados tantos altos mandos mexicanos, que se han hecho millonarios haciéndose de la vista gorda ante tal cruce de todo tipo de armamento.
Conclusión: México no para el tráfico de armas por corrupción y por incapacidad de quien debe de proteger nuestras fronteras. Tenemos unas fronteras más permeables que un colador del 10, lo cual significa que somos muy vulnerables a cualquier tipo de infiltración y ataque. Lo que nos salva es nuestra falta de presencia a nivel internacional, nuestra propia insignificancia, que hace que seamos simples peones en la guerra de los grandes. Pero gozamos haciendo el ridículo a nivel internacional con tal de engañar a los propios mexicanos, haciendo creer que el problema de las armas en México es culpa de USA, en lugar de asumir que no cerramos nuestras fronteras porque no podemos, no queremos y a algunos no les conviene económicamente. Lo demás es cuento.
Al llegar a este punto de la reflexión, pasé del orgullo a la indignación y de ahí a la vergüenza.
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