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miércoles, 5 de diciembre de 2012

El Baldón: Odiando a México Por: José Miguel Cobián


      

     Pensando en las fiestas patrias, y en el supuesto amor a México que los mexicanos decimos tener, llegué a la conclusión de que muchos de los patrioteros no tienen ni la más mínima idea de lo que es amor a la Patria, y que muchos mexicanos demuestran en los hechos, su odio a México.
     Podemos hablar de todos aquéllos que con sus actos dañan a la Patria.  Y la Patria entendida como cada metro cuadrado de territorio nacional, y también entendida como el colectivo de ciudadanos que habitamos este país.   
     Desde aquél que no tiene el mínimo respeto por las reglas de convivencia hasta aquél que tira basura, tala árboles, ensucia, es irresponsable con el medio ambiente, grafitea, y en aras de una falsta protesta, es capaz de lastimar y violentar el patrimonio y sobre todo las personas de otros mexicanos.
     En la misma prensa podemos ver el odio a México día con día. Se habla permanentemente de prensa coludida, sin considerar que muchos de aquéllos que acusan que algún medio esta coludido, también son medios coludidos, precisamente porque sólo señalan lo malo que existe en realidad, pero también lo malo que solo existe en la mente de sus editores. Inventando historias, justificando lo injustificable, en aras de defender….  Nada!!!!!  Solo atacar a alguien, a algo, alguna institución o alguna corriente política, o quizá atacar a TODO.   Son medios que critican la censura, pero censuran con el mismo impetú y voluntad, solo que lo contrario que censuran otros.  Hay censura evitando hablar mal de alguien o algo, pero también hay censura evitando que se hable bien de alguien o algo.
     Los políticos provocadores, esos que mienten y engañan a una población ignorante, también demuestran en hechos su odio a México.  Los ciudadanos apáticos, aquéllos que dejan hacer a los gobernantes lo que quieren éstos últimos, pero no solo a los gobernantes, sino a cualquier poder real o fáctico. Los mexicanos que no buscan que se haga lo correcto sino lo más cómodo.  Todo ellos podrían ser considerados traidores a la patria, porque con sus actos dañan a nuestro país, dañan a México.  Y sin embargo, muchas opiniones defienden lo indefendible. 
     Ya no se trata de clases sociales, o de oportunidades en la vida. Se trata de reglas de convivencia, de respeto al otro y a los bienes del otro, de respeto a la Nación, al estado, a la ciudad, al lugar dónde se vive o transita, respeto al entorno.   Y sobre todo, respeto a los ideales que se dice tener. Porque no sólo en la política, en la vida cotidiana, en nuestro trabajo, en nuestra convivencia social, invariablemente vemos a muchos mexicanos que con hechos demuestran su odio a México y a todo lo que nuestro país representa.
     La ignorancia hace sentir que el amor a México implica apoyar desde la casa (rídiculo apoyo) a la selección mexicana de fut bol.   Cuando en verdad el amor a México se demuestra con tolerancia a los otros mexicanos, estén dónde estén.  Con respeto a los vecinos, a la gente con la que nos cruzamos en nuestro diario vivir.  Con cumplir las reglas de convivencia, incluso aunque cueste trabajo decirlo, pagando correctamente nuestros impuestos, y después, exigiendo que se usen de la mejor manera posible, y no como patrimonio particular del poderoso en turno.
     Una regla básica es que el estado debe de garantizar la seguridad de personas y bienes en el país. El monopolio de la violencia lo debe tener el estado. Y resulta ridículo que cuando lo ejerce en cumplimiento de su obligación, se le acuse de represor, mientras que a los criminales que reprime se les trate de ensalzar como héroes.  Y me refiero al caso específico de las recientes protestas violentas en el D. F.
     Lo invito amable lector a hacer una reflexión y analizar si usted ama a México o lo odia, y no lo analice en función de sentimientos, sino en función de su vida, de sus actos.  Luego haga lo mismo con la forma de actuar de amigos y conocidos, y cuando coincida conmigo, le invito a generar una cadena de amor a México, haciendo lo que se debe, y pidiendo a los demás que hagan lo que deben. Nada más ni nada menos.

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