No se si te pase lo
mismo amable ser humano que me honras con la lectura de estas líneas. A pesar del gusto que me dio que ganara Peña
Nieto las elecciones, debido a mi muy personal razonamiento de que era la mejor
opción o la menos mala para el país; de todas maneras leo, veo en los medios y
escucho, pero no creo.
Me llegan palabras que
hablan de una mejoría en la educación en el país, como si educación sólo fuera
lo que se proporciona en las escuelas, sin considerar que como país, somos uno
muy mal educado, ya sea en cultura, en civismo o en convivencia social, ya no
digamos en cuidado al medio ambiente, respeto a las leyes, etc. Así, considerar que vamos a ser una país con
mejor educación, cuando no cambiamos nuestra forma de ser los adultos, ni las
costumbres de las instituciones, convierte esa mejoría en la educación en una
utopía. Sobre todo ahora que vemos que
las universidades, preparatorias, secundarias y primarias, tienen calendarios
supuestamente de diez meses, que se convierten cuando mucho en seis meses
efectivos de estudio en el año. Cuando
vivimos en un país en dónde se premia la cultura del gandallismo por encima de
la cultura del esfuerzo y la calidad.
Desde el primer día del
Peñato escucho hablar de combate a la corrupción y seguridad para los
ciudadanos, y veo que el tema ya no es la información de muertos, heridos y
torturados a nivel nacional. Sin
embargo, en el estado de México tenemos (como país), las policías municipales
más corruptas del mundo. Entre policías
y agentes de tránsito convierten el paso por cualquier municipio del estado más
populoso del país en un calvario. Es de
todos conocido, es un secreto a voces, lo saben funcionarios y ciudadanos, y a
pesar de ello no vemos el mínimo avance, ni siquiera un comentario sobre atacar
ese cáncer. Curiosamente en el D.
F. Los gobiernos del PRD han logrado
reducir significativamente la corrupción de sus cuerpos de vialidad y
policiacos, pero el PRI en el EDOMEX no
se ha dado ni siquiera por enterado. ¿Cómo confiar en el combate a la
corrupción si en EDOMEX no vemos avance?
Durante el PANATO se
dilapidaron enormes cantidades de excedentes petroleros en parte por el reparo
que hace la cámara de diputados de dichos excedentes, para cumplir compromisos
de los propios diputados. Hoy vemos lo
mismo. Ciento y pico mil de millones de pesos van a ir a fomento a la cultura,
fomento al deporte, y algo a infraestructura urbana. Algo así como el reparto de tierras, entre
los beneficiados de todos los partidos políticos. Sabemos como mexicanos que somos, que mucho
de ese dinero va a cambiar de manos, del sector público al sector privado, pues
algunos diputados le piden su comisión a estados y municipios por los recursos
obtenidos, y los funcionarios estatales y municipales deciden que ellos también
tienen derecho a su parte, con lo cual se puede considerar que el dispendio
seguirá, en un país con tantas necesidades reales.
Durante la campaña y en
los primeros días del nuevo reinado, se habló mucho sobre los poderes fácticos
y su contención e incluso reducción, generando expectativas enormes en la
población. Hoy vemos que sólo a un poder
fáctico llamado Elba Esther y a otro llamado
CNTE, se les enfrenta, y vimos algo en el cobro por segundo en telefonía
celular, pero para las necesidades del país, falta mucho por hacer. Desde controlar en serio a los monopolios y
sus abusos sobre la población (lo que nos tiene convertidos en una enorme
tienda de raya), hasta exigir mejora en los contenidos de los medios de
comunicación, pues una cosa es permitir la libertad de expresión y otra muy
distinta es que los grandes medios, con su poder de penetración en mentes y
hogares, manipulen sin el mínimo pudor a la opinión pública, generando patrones
culturales perjudiciales para la propia población. Algún equilibrio que no deje contento a nadie
deberá encontrarse.
Muchas las asignaturas
pendientes. Arranque de caballo fino trae el nuevo gobierno. Sensación de que
se fueron los pendejos y llegaron los que saben. Pero como siempre, ¨del dicho al hecho hay
mucho trecho¨, y quien esto escribe jugando a imitar a Santo Tomás: ¨hasta no
ver, no creer¨.
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