CAMALEON
Sin lugar a dudas, la actual no es la mejor época de Veracruz, aunque tampoco para México entero, lo que para nada es un consuelo de los veracruzanos que hemos venido observando cómo se ha descompuesto nuestro entorno social. No sería ético buscar culpables definidos porque lo que acontece es producto de la irresponsabilidad compartida de la sociedad y las autoridades de los diferentes órdenes de gobierno, sin excepción alguna.
Sobre el amargo trance de la inseguridad pública que padecemos ya no hay más que decir que no lo hayan demostrado los cruentos hechos, lo lamentable es que en el horizonte gubernamental no haya poder humano constituido que garantice volvernos a la tranquilidad. Mucho de lo que ocurre es producto de la displicencia de los gobernantes, porque desde el gobierno de Ernesto Zedillo (1994-2000) se reformó el artículo 21 de la Constitución General para otorgarle rango constitucional a la seguridad pública como función de estado. Una previsión en base a la información de inteligencia de aquellos tiempos que señalaba el grave riesgo del país en materia de seguridad pública.
El 11 de diciembre de 1995 se publicó el decreto de la LEY GENERAL QUE ESTABLECE LAS BASES DE COORDINACION DEL SISTEMA NACIONAL DE SEGURIDAD PUBLICA En su artículo 1° establece las bases de coordinación entre la Federación, los Estados, el Distrito Federal y los Municipios para la integración y funcionamiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública. De aquella época y por esta Ley data el propósito de organizar los cuerpos policiales de México; como lo manda en su artículo 6°:La conducta de los miembros de las instituciones policiales se regirá por los principios de legalidad, eficiencia, profesionalismo y honradez. Las autoridades establecerán instrumentos de formación policial que inculquen estos principios. Para concretar esta disposición se crearon en el país las Academias de Policías, las Regionales para capacitar mandos medios de diferentes estados y las Estatales que se encargarían de la capacitación de las policías municipales y del estado.
Todo se coordinaría a través del Consejo Nacional de Seguridad Pública y los Consejos Estatales de Seguridad Pública. En esa lógica se crearon los Centros de Control y Comando (C4) para registrar el control de la información del ramo.
Entre las metas más inmediatas estaba la de conformar una policía confiable en base a un cuidadoso registro de selección, ingreso, capacitación, adiestramiento, desarrollo, actualización, permanencia, promoción y separación del servicio, así como su evaluación, según lo manda el artículo 23 de la referida Ley. Para llevar un control adecuado del personal de Seguridad Pública esta Ley dispone el registro de “los datos que permitan identificar plenamente y localizar al servidor público, sus huellas digitales, fotografía, escolaridad y antecedentes laborables, así como su trayectoria en los servicios de seguridad pública…”
Todo esto arrancó desde el gobierno de Ernesto Zedillo y continuó con Vicente Fox, y en el estado de Veracruz durante el gobierno de Miguel Alemán y dan fiel constancia las Academias de Policías, el moderno equipamiento de los Servicios Periciales, los Reclusorios de mediana seguridad de Amatlán y de Villa Aldama, el moderno edifico del Consejo de Seguridad Pública con su anexo para el C4. Los avances fueron considerables pues, además, se implementaron programas de prevención del delito en plena sinergia con las acciones punitivas.
¿Pero, qué sucedió en el camino del gobierno siguiente al de Alemán y qué se hace hoy en esta materia? La respuesta la encontramos, entre otros hechos, en el duro trance que obligó al actual gobierno veracruzano a entregar a la Marina el manejo del C4 y desaparecer la policía inter municipal Xalapa-Banderilla-Tlalnehuayocan y su similar en Veracruz-Boca del Río; además, se tuvo que desintegrar la corporación de tránsito municipal en Xalapa y entregarle el mando de tránsito a la Marina en Veracruz puerto.
En cuanto al trabajo a marchas forzadas de los actuales encargados del ramo de seguridad pública para depurar a la policía veracruzana es una tarea de la que no hay buenas cuentas, a juzgar por los mandos policiacos veracruzanos que recientemente han sido pillados in fraganti en ilícitos de envergadura mayor. Lo confirma la Auditoría Superior de la Federación al dictaminar que “lejos de mejorar los sistemas de seguridad de la entidad veracruzana, esta empeoró en 2010, no se establecieron acciones para el combate a la corrupción, para modernizar los esquemas, profesionalizar a servidores públicos, se careció de planeación, hubo subejercicio de fondos” etc.
Es exagerado pensar que estemos en los límites de la ingobernabilidad y más aún de un estallido social, por más que prive en el seno de la sociedad veracruzana un contexto de irritantes rezagos sociales. Está visto que la sociedad veracruzana desea paz y tranquilidad, pero para lograrlo requiere que el gobierno se ajuste al compromiso para el que fue electo, arrostrando, de frente, la problemática actual, sin subterfugios como el “Hoy Veracruz es mucho más seguro, se puede desarrollar y vivir con mucha mayor tranquilidad en nuestras libertades”, un discurso igual o parecido al que escuchamos durante seis aciagos años, gastado, fuera de toda correspondencia con la realidad, se supone que habría un cambio, lejos de suposiciones genéticas.
Antaño, cuando los gobiernos requerían de apoyo popular se acudía al manido recurso de acarrear gente al zócalo de la ciudad de México para vitorear al presidente protestándole una adhesión ficticia, anónima, con matracas y cencerros. Es obvio que en la actualidad ese método está en completo desuso y desprestigiado, todo porque el ciudadano ya no cree, ha perdido la fe en sus autoridades y exige resultados.
Ahora que la desgracia ha tocado al gremio periodístico, o mejor, que ya colmó los nervios de quienes se dedican a comunicar a la sociedad lo que ocurre en los diferentes ámbitos del cuerpo colectivo, si no se teje fino lo inimaginable pudiera ocurrir, y nada más lamentable que un gobierno divorciado de la sociedad y de los medios de comunicación. Más grave no pudiera ser.
alfredobielmav@hotmail.com. Oterociudadano.com
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