Anoche ante la falta de buenos programas
en la tv, decidimos contar historias de terror en el seno familiar. En la casa se discute de política, de
religión y de todos los temas ¨incorrectos¨ dentro de la plática familiar, así
que decidí que la noche era propicia para una historia de terror, que comparto
contigo, recordando que todo lo que viene a continuación es ficción, y que
cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.
En una elección presidencial hay tres
candidatos con ciertas posibilidades de ganar la elección en un país con la
mitad de su población en niveles inaceptables de pobreza, y en el cual el nivel
de lectura es de medio libro al año, lo cual implica una capacidad limitada
tanto de raciocinio como de discriminación entre distintas propuestas. Sin
embargo en este país los partidos y los candidatos se han encargado de decirle
a la población lo malo de sus oponentes. También otro elemento interviene, uno
que no sabe mentir, y que muestra lo que sucede verdaderamente, a aquéllos que
quieran abrir sus ojos, ese elemento se llama Realidad.
Del candidato de la izquierda se dice que
puede convertirse en dictador, que manda al diablo a las instituciones, que es
un revoltoso a quien agrada complicar aún más la agenda política y social, que
ha usado a jóvenes igualmente revoltosos para sus propios fines, que es un tipo
a quien no le importa lastimar hasta a sus propios votantes tomando calles y
avenidas por meses, que es un demagogo porque sus proyectos suenan muy bonito,
pero jamás explica cómo va a financiarlos, pues lo mismo propone un estado de
bienestar que bajar ingresos del sector público. Ha decidido polarizar a la
sociedad, con la mentira de ¨los pobres buenos¨ y ¨los ricos malos¨. Se dice de él que instauraría una dictadura y
se perpetuaría en el poder hasta su muerte. Lo peor es que sería una dictadura
socialista en la cual todo el país se empobrecería, salvo sus colaboradores
cercanos y quienes desde la derecha o desde el centro han encontrado refugio en
este proyecto político. Líder de hordas y tribus de salvajes primitivos sin
raciocinio, aptos solo para el saqueo y el pillaje. Se le relaciona con
corruptos, y sus propuestas de candidatos plurinominales demuestran su
hipocresía, al poner en segundo lugar a un empleado de Televisa, cuando acusa
siempre a esa empresa, pero le allana el camino para el cabildeo en la cámara
de senadores. Incluye a un Barttlet como
candidato al senado en Puebla, a quien acusó de robarse una elección presidencial.
Del candidato del supuesto centro, se
afirma que va a regresar a las prácticas antaño autoritarias de su partido, que
si ganara, el país perdería pues regresaría a los tiempos anteriores a la época
democrática. Censura de medios, nula libertad de expresión, estado totalitario
bajo un esquema de democracia simulada. Represión, violencia contra los
opositores, grandes negocios para los consentidos del régimen. Corporativismo,
resurgimiento del sindicalismo charro. Deuda externa, devaluaciones. Pérdida de
la esperanza democrática, compra de votos y conciencias. Se le acusa de falta
de capacidad para gobernar, falta de inteligencia. Defensor de los poderes
ocultos que gobiernan al país. Volverá el cinismo y la corrupción (que por
cierto nunca se han ido). Le acusan de las corruptelas de miembros distinguidos
de su partido que han presidido gobiernos estatales. Y últimamente le
fabricaron a su asesor de seguridad una acusación de colaborar con el
narcotráfico, a pesar de su intachable conducta a lo largo de toda su
trayectoria militar.
De la candidata de la derecha, se afirma
que seguiría con la cadena de ineptitud y corrupción que ha caracterizado a los
últimos gobiernos. Incremento de la pobreza en medio de una riqueza petrolera
histórica, riqueza por cierto desperdiciada en doce años de malas
administraciones que llevaron al país a despilfarrar miles de millones de
dólares hoy desaparecidos y que no sirvieron para desarrollar al país, sino
para llenar los bolsillos de unos cuantos. Se le acusa de falta de capacidad
para gobernar, de ser la continuación de un régimen que ha protegido
privilegios de los poderes ocultos que gobiernan al país. Se le acusa de
pertenecer a un partido de hipócritas que ¨tragan santos y cagan diablos¨.
Expertos en el lavado de cerebro de sus simpatizantes y militantes, al grado de
que pierden la capacidad de análisis y la independencia de criterio, así que
todo lo que hace su partido y gobernantes, está bien hecho, aunque la realidad
diga lo contrario. Se teme que continúe el uso político de la PGR, acusando en
tiempos de elecciones a quien convenga cercano a sus contrarios, y una vez
pasada la elección, pedir disculpas, pero el daño y el engaño al votante ya
están hechos.
Los ciudadanos en esta república de terror
tendrán que escoger entre uno de esos tres monstruos para regir sus destinos…
Vaya historia de terror, si lo que aquí se dice es cierto, porque esa historia
de terror habrá de durar seis años, salvo que algo de lo que acusan a los
candidatos sea mentira, y sea posible que no sea tan malo el resultado.
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