Recién ungido candidato del PRI al gobierno de Veracruz Don Agustín Acosta Lagunes comenzó a mostrarse como un candidato a quien las modalidades de la política “chicharronera” le molestaban. Ya como gobernador en no pocas ocasiones expresó sus fobias hacia las actitudes de simulación, servilismo y ramplonería políticas de quienes se le acercaban para “quedar bien”; “Ponte a trabajar” era la expresión preferida que espetaba a los “grillos” de profesión gustosos del “chocholeo” aquel extraordinario mandatario que gobernó Veracruz entre 1980-1986.
El recuerdo viene a cuento por la reciente declaración que en torno al libramiento de Xalapa hizo la alcaldesa jalapeña durante la reciente visita al tramo a Corral Falso acompañando al gobernador Duarte de Ochoa. Da pena ajena pero vale insertarla: “como autoridades y ciudadanos reconocemos y estamos agradecidos con el señor gobernador Javier Duarte de Ochoa, pues gracias a su gestión (sic) y la suma de esfuerzos con la federación es que esta obra ha sido posible (Sic), y hoy nos da la buena noticia de que se entregará antes de que finalice el año”.---- “El libramiento de Xalapa, desde su concepción, licitación y arranque ha sido posible gracias a la gestión y visión del gobernador Javier Duarte de Ochoa (Resic), para dotar de mejores carreteras y vías de comunicación a los veracruzanos…” ¿Necesitará Duarte de Ochoa de este falaz “chocholeo”? Pudiéramos suponer que no; porque de esos rollos está sembrado el camino que conduce a la vanidad, la mentira y la simulación.
Y porque está claro que no es correcta esa versión de que “gracias a su gestión” esta obra haya sido posible; hasta el más desmemoriado recordará que el proyecto de este libramiento lo puso en la agenda pública Miguel Alemán Velasco, y lo prosiguió Fidel Herrera participando con el pago de derecho de vía ya que la obra fue concesionada por decisión del gobierno federal a una empresa particular.
En última instancia la preocupación de los habitantes de Xalapa radica en que los problemas de la comunidad se resuelvan, y de entre ellos destaca el de la conflictiva movilidad urbana que tiene a la ciudad al borde del colapso.
Con regular frecuencia se escucha decir a servidores públicos de todos los niveles que el libramiento de Xalapa, una vez esté completamente concluido, aliviará el pesado tráfico vehicular en la ciudad. Sin duda, la nueva autopista acorta la distancia y el tiempo hacia el altiplano y hacia la costa, además de aportar seguridad en el tránsito; pero llama la atención el énfasis en decir que aliviará el tráfico vehicular de la ciudad. Esto último habrá que ponerlo en tela de duda porque cuando mucho el desfogue sería en la avenida Lázaro Cárdenas (y eso está por verse), porque la complicada movilidad en la ciudad requiere de soluciones drásticas.
La capital del estado sufre de una extraordinaria congestión vehicular que mantiene permanentemente ocluidas sus estrechas calles y sus contadas avenidas. Es obvio que este problema requiere de soluciones urgentes y tiene que ver con la construcción de nuevas vías alternas, y de esas nadie habla. Lo preocupante es que no se advierte que haya un proyecto de gobierno para resolver el intenso tráfico vehicular de Xalapa. Quien quiera que haya visitado algunas capitales de estado podrá comparar lo que en ellas se está haciendo con lo que no se hace en esta capital. En Puebla, en Guanajuato, en Villahermosa, en Mérida, etcétera, se nota una infraestructura urbana de calidad, que nosotros no tenemos ni de lejos.
El gobernador Murillo Vidal decía que a Xalapa cada gobernador debía hacerle por lo menos una obra de infraestructura, pues su carácter de capital del estado así lo exige. Por eso construyó el túnel bajo el Parque Juárez, amplió al ancho actual con su camellón al centro la Avenida Jalapa; pavimentó la actual avenida Ignacio de la Llave para dar paso continuo hacia el centro y para entroncarla pavimentó la nueva carretera a Coatepec; construyó el primer tramo de la avenida que lleva su nombre; pavimentó el camino a Coapexpan e hizo el hermoso paseo de Los Lagos. Su sucesor, el gobernador Hernández Ochoa, pavimentó la Avenida Américas y rescató de la mancha urbana el Cerro Macuiltepetl; Acosta Lagunes pavimentó las Avenidas Ruiz Cortines, Murillo Vidal y prolongó Lázaro Cárdenas hasta el aeropuerto de El Lencero con su ancho actual con camellón al centro. Dante Delgado pavimentó el Arco Sur, el Circuito Presidentes y amplió el último tramo de la avenida 20 de noviembre. Patricio Chirinos construyó el Puente Macuiltepetl y el boulevard hacia Banderilla, a la vez que amplió a cuatro carriles la carretera a Coatepec.
Miguel Alemán construyó el Puente sobre 20 de noviembre, el Puente Ánimas y abrió la prolongación del circuito presidentes para salir a Maestros Veracruzanos. Finalmente, Fidel Herrera construyó los Puentes Bicentenario, Murillo Vidal, Rébsamen, Araucarias, el paso a desnivel para Jardines de Xalapa y el distribuidor vial frente a la Plaza Américas.
En base a estos antecedentes históricos la ciudadanía jalapeña espera del actual gobierno estatal su correspondiente grano de arena; no es un simple deseo, se trata de una necesidad de urgente solución. De otra manera, esta ciudad, como es fácil advertir cada día en sus calles, permanecerá al borde del colapso vial agravándose día tras día. Y no será posible resolverlo con frívolos “chocholeos”.
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