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lunes, 6 de agosto de 2012

ESTAR EN BABIA Por: Gilberto Haaz Diez


Acertijos



*La vida es un juego; participa en él. La vida es demasiado preciosa; no la destruyas. Camelot.
 
ESTAR EN BABIA
 
Se utiliza mucho el término ‘ando en la baba’, o en babia. Esto les queda a muchos funcionarios públicos, también a uno que otro presidente municipal que viven en la baba. La expresión obedece a que Babia es una comarca del noroeste de León, en España, donde los reyes de León poseían un Palacio en el que iban a descansar, alejarse de los problemas y relajarse en la época estival. Cuando ocurría cualquier problema durante este periodo, la respuesta era que los reyes "están en Babia" y por lo tanto están ausentes y totalmente ignorantes de cualquier cosa, lo que impedía su intervención.
Así, hoy en día se utiliza la expresión "estar en Babia" para indicar que alguien está despistado, ensimismado y al fin y al cabo, sin enterarse de nada.
 
LOS POLITICOS
 
Los políticos y sus amigos suelen encuerdarse. Darse golpes en el pecho y algunos rasgarse las vestiduras. Es un oficio de primera, ser político, y pocos asimilan bien los golpes. He recogido dos expresiones sobre lo que es la política, que ahora busco en mi archivo muerto (muerto pero vivo), sobre todo ayer que un político en el retiro, que además es mi cuate, me mandó correo diciendo que le hacia la barba a Yunes (al padre, no a los hijos), otro también desgarró sus vestiduras muy temprano y se quejó. ‘Chale’, le dije cómo cuando Kamalucas se defiende, déjame dormir, luego virigüamos.
 
*En política no se soporta la inocencia. Aburre. Se divierten con la lucha entre el lobo inteligente y la feroz jabalina. El lobo es una especie protegida por el poder fáctico, mientras la jabalina pertenece a una camada que no debe gobernar según esos que mandan, metidos en el laberinto de créditos, deudas y cajas. (Raúl del pozo)
 
*La política, como el póquer, es un juego duro, frío, inteligente, nada temperamental. En política nunca ganan los jugadores que se calientan para recuperar el poder a toda costa e insultan al adversario sacando humo por las orejas y con un sabor de ceniza en la boca. Manuel Vicent.
 
LOS ENEMIGOS
 
Hoy es muy común que se hable de traiciones. Si Fox olió a leña de otro hogar en la campaña presidencial, y si algunos ‘chaquetearon’ (termino muy mexicano) y se pasaron a otros cuarteles para vivir la vida loca. Cuando Winston Churchill  andaba en plena grilla y llegó a su chamba en su primer día en la Cámara de los Comunes, a Sir Winston, un inexperto diputado conservador cayó al lado del viejo león y le dijo, señalando a los bancos de los laboristas: “Qué alegría, estar aquí a su lado, con el enemigo frente..."
"No se confunda, joven -replicó Churchill-; los que tiene usted frente son los laboristas, que son sus adversarios. Los enemigos los tiene usted aquí detrás, en su propio partido".
 
DE BORGES
 
En el libro de sus conversaciones con Adolfo Bioy Cásares, habló de los libros: “Uno cree que ha de haber muchos libros como ‘Las mil y una noches’, pero no los hay. Los buenos libros han de venir al fin de las literaturas: son la destilación de muchos libros anteriores, de muchas literaturas. Ha de haber habido muchos libros de viajes para llegar a ‘Simbad”.
 
LOS SABIOS
 
La palabra sabio significó en un principio el que distingue los sabores. Es muy famosa la historia según la cual Aristóteles para designar un sucesor en la Academia tuvo que elegir entre Menedemo de Rodas y Teofrasto de Lesbos. Deliberó largo tiempo y finalmente pidió que trajeran vino de ambas islas; mientras reflexionaba bebía a sorbos de los dos: como juzgó ambos maravillosos, le dio el triunfo al de Lesbos porque tenía más cuerpo.
 
DE KAFKA
 
García Márquez, en sus inicios de reportero-escritor, leía con pasión a los grandes de la literatura. Admiraba y amaba a Hemingway. Faulkner, Borges. Los grandes. Presumido tal cual, en sus días de gloria dice que él no es más que un ‘pobre notario que copia lo que le ponen encima de su escritorio’. Ajá. Cuenta su biógrafo que un día regresó a la pensión, ‘se quitó los zapatos y se tumbó en la cama. Leyó la primera línea de La Metamorfosis de Kafka: “una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en monstruoso insecto”. García Márquez recuerda que pensó, fascinado: “¡Mierda, así es como hablaba mi abuela!”.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com

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