Acertijos
*La vida es la ruleta en que apostamos todos. Camelot.
ÁGUILA DE CORAZON
El gobernador Duarte se puso la gorra beisbolera del legendario Águila de Veracruz. No solo eso, invitó a los Mansur: padre, hijo y Espíritu Santo, junto con el equipo, a una comida en Casa Veracruz, allí donde solo llegan los picudos, los grandes, los triunfadores. Se autonombró ‘Águila de corazón’. La foto refleja la celebración porque el Águila fue campeón de su zona, venció al equipo Tigres –propiedad del empresario Carlos Peralta, amigo personal de Raúl Salinas, quien dio entrevista exclusiva al diario Notiver–, con sede en Cancún, Quintana Roo, la tierra del otro gobernador, el séptimo en ese estado nuevo, Roberto Borge Angulo, casi hermano de Duarte. En la foto aparece Fallo Cuenca, director del deporte en Veracruz, que de chiquito no jugó ni a las canicas. El gobernador se comprometió, ahora sí, a soltar la chequera y quitarle la mitad que le da al fútbol para pasarlos al juego de pelota caliente, donde los triunfos se ven un día sí y otro también. Y la afición está contenta.
QUITO-LONDRES
Las relaciones entre países suelen ser difíciles. Sobre todo cuando uno es más poderoso que el otro. El llamado Reino Unido, que siempre han sido un imperio aunque hayan hecho unas olimpiadas perronas, está poniendo cascabeles al gato al amenazar a un pequeño país, Ecuador. Dio este país asilo al inventor del Wikileakes, el tal Ampudia Julián Assange, y estos hijos de la Thatcher quieren ir por él sin importarles que esté asilado bajo la protección de la embajada con todos los preceptos de las convenciones, la de Viena y la de Chacaltianguis. El mundo no lo debe permitir.
Alguna vez el mundo permitió que un vaquero envalentonado a la John Wayne, míster papá George Bush, entrara por el cara de piña, Manuel Antonio Noriega, que era su presidente panameño y, por sus pistolas lo sacó de la Nunciatura Apostólica adonde se había asilado buscando la figura del Cristo crucificado. No penetraron los marines, pero poco les faltó. ‘Causa Justa’, le llamaron ¿Justa para quién?
Lo que ocurría es que Noriega era indefendible y fue acusado de narcotraficante.
Ahora los ingleses quieren entrar a la Embajada ecuatoriana por míster Wikileakes.
No aguantan nada, y todo por unos chismes verdades que les soltó en el camino.
Cada territorio de embajada es territorio del país que lo ocupa.
Nadie puede entrar por sus pistolas. Por la fuerza.
El mundo no debe permitirlo.
El presidente Correa de Ecuador se ha fajado los pantalones.
AQUELLA VEZ MEXICANA
Como una vez se los fajó un presidente mexicano (se valen silbidos, mentadas no), Luis Echeverría Álvarez, en aquel Golpe de Estado criminal del milico Augusto Pinochet. Cuando las grandes alamedas de Chile se cerraron por años por botas militares.
La historia la relató muy bien el paisano terrablanquense, Manuel Mejido, Premio Nacional de Periodismo. Estaba en Chile en aquel septiembre negro de 73. Los chilenos buscaron asilo en la Embajada mexicana, donde había otro hombre de fe, un hombre de ley, Gonzalo Martínez Corbalá.
Pinochet enardecido, como están ahora los ingleses, quería entrar a bayoneta calada.
El Embajador Corbalá no lo permitió. Les cortaron el agua de la embajada y vivían hacinados, dormían en el suelo, como podían.
Hubo un suceso difícil. Cuando el autobús llevaba a un grupo de chilenos rumbo al aeropuerto para trasladarlos asilados a México, Martínez Corbalá le dijo al militar encargado del transporte: “Me responde con su vida por ellos”.
Así fue. Detenido el autobús en un retén, el militar bajó y le dijo a la soldadesca:
“Tendrán que matarme antes de quitarme un asilado”.
El mundo no puede permitir esta barbaridad de los ingleses.
El articulo I de la Convención de Caracas de 1954, dice claro y textual:
“Todo Estado tiene derecho, en ejercicio de su soberanía, a admitir dentro de su territorio a las personas que juzgue conveniente, sin que por el ejercicio de este derecho ningún otro Estado pueda hacer reclamo alguno”.
Lo bueno, además, es que llegó de refuerzo a la defensa del caso el afamado juez español, Baltasar Garzón.
CORREO LECTOR
Mi querido Gil, te hago una observación. Cuando el Ing. Tamayo murió en aquel deplorable accidente del helicóptero, no iba ningún funcionario del Gobierno del Estado. Los que lo acompañaban eran el Ing. Guillermo Hernández, Vocal Secretario de la Comisión del Papaloapan, un licenciado del cual no recuerdo su nombre, que era el Gerente del Fideicomiso del Hule, que también presidía el Ing. Tamayo, y el piloto. Lo puedo asegurar porque asistí a la recuperación de los cuerpos precisamente junto con mi compadre, Marco Antonio Verde Vázquez, y otros funcionarios. Te mando como siempre un fraterno abrazo. Atte. El Jóven Chilo.
UNO MÁS
Gilberto: Esa ocasión de la muerte del ingeniero Tamayo, hubo un evento político en Uxpanapa, promovido por el mismo para exhibir al gobernador Hernández Ochoa por fallas con los reacomodados de la presa Cerro de Oro. El piloto se negó a volar por el mal tiempo, desesperado, Tamayo abordó otro helicóptero, el del Ing. Hernández Castro, Vocal Secretario de la Comisión del Papaloapan; el accidente ocurrió en Arroyo Dehesa, municipio de Playa Vicente; por las condiciones del clima con aire y lluvia una turbulencia estrelló el helicóptero contra un talud de una mina de arena, falleciendo los cuatro ocupantes: el piloto, Tamayo, Hernández Castro y el director de fidehule, pero nunca el ingeniero Vergara Castillo, éste falleció en una avioneta en la sierra de Misantla con el MVZ Sanz Vienzobas, director de ganadería, muy posterior al accidente del ingeniero Tamayo. Ramón Escobar. (Manolete)
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com
El gobernador Duarte se puso la gorra beisbolera del legendario Águila de Veracruz. No solo eso, invitó a los Mansur: padre, hijo y Espíritu Santo, junto con el equipo, a una comida en Casa Veracruz, allí donde solo llegan los picudos, los grandes, los triunfadores. Se autonombró ‘Águila de corazón’. La foto refleja la celebración porque el Águila fue campeón de su zona, venció al equipo Tigres –propiedad del empresario Carlos Peralta, amigo personal de Raúl Salinas, quien dio entrevista exclusiva al diario Notiver–, con sede en Cancún, Quintana Roo, la tierra del otro gobernador, el séptimo en ese estado nuevo, Roberto Borge Angulo, casi hermano de Duarte. En la foto aparece Fallo Cuenca, director del deporte en Veracruz, que de chiquito no jugó ni a las canicas. El gobernador se comprometió, ahora sí, a soltar la chequera y quitarle la mitad que le da al fútbol para pasarlos al juego de pelota caliente, donde los triunfos se ven un día sí y otro también. Y la afición está contenta.
QUITO-LONDRES
Las relaciones entre países suelen ser difíciles. Sobre todo cuando uno es más poderoso que el otro. El llamado Reino Unido, que siempre han sido un imperio aunque hayan hecho unas olimpiadas perronas, está poniendo cascabeles al gato al amenazar a un pequeño país, Ecuador. Dio este país asilo al inventor del Wikileakes, el tal Ampudia Julián Assange, y estos hijos de la Thatcher quieren ir por él sin importarles que esté asilado bajo la protección de la embajada con todos los preceptos de las convenciones, la de Viena y la de Chacaltianguis. El mundo no lo debe permitir.
Alguna vez el mundo permitió que un vaquero envalentonado a la John Wayne, míster papá George Bush, entrara por el cara de piña, Manuel Antonio Noriega, que era su presidente panameño y, por sus pistolas lo sacó de la Nunciatura Apostólica adonde se había asilado buscando la figura del Cristo crucificado. No penetraron los marines, pero poco les faltó. ‘Causa Justa’, le llamaron ¿Justa para quién?
Lo que ocurría es que Noriega era indefendible y fue acusado de narcotraficante.
Ahora los ingleses quieren entrar a la Embajada ecuatoriana por míster Wikileakes.
No aguantan nada, y todo por unos chismes verdades que les soltó en el camino.
Cada territorio de embajada es territorio del país que lo ocupa.
Nadie puede entrar por sus pistolas. Por la fuerza.
El mundo no debe permitirlo.
El presidente Correa de Ecuador se ha fajado los pantalones.
AQUELLA VEZ MEXICANA
Como una vez se los fajó un presidente mexicano (se valen silbidos, mentadas no), Luis Echeverría Álvarez, en aquel Golpe de Estado criminal del milico Augusto Pinochet. Cuando las grandes alamedas de Chile se cerraron por años por botas militares.
La historia la relató muy bien el paisano terrablanquense, Manuel Mejido, Premio Nacional de Periodismo. Estaba en Chile en aquel septiembre negro de 73. Los chilenos buscaron asilo en la Embajada mexicana, donde había otro hombre de fe, un hombre de ley, Gonzalo Martínez Corbalá.
Pinochet enardecido, como están ahora los ingleses, quería entrar a bayoneta calada.
El Embajador Corbalá no lo permitió. Les cortaron el agua de la embajada y vivían hacinados, dormían en el suelo, como podían.
Hubo un suceso difícil. Cuando el autobús llevaba a un grupo de chilenos rumbo al aeropuerto para trasladarlos asilados a México, Martínez Corbalá le dijo al militar encargado del transporte: “Me responde con su vida por ellos”.
Así fue. Detenido el autobús en un retén, el militar bajó y le dijo a la soldadesca:
“Tendrán que matarme antes de quitarme un asilado”.
El mundo no puede permitir esta barbaridad de los ingleses.
El articulo I de la Convención de Caracas de 1954, dice claro y textual:
“Todo Estado tiene derecho, en ejercicio de su soberanía, a admitir dentro de su territorio a las personas que juzgue conveniente, sin que por el ejercicio de este derecho ningún otro Estado pueda hacer reclamo alguno”.
Lo bueno, además, es que llegó de refuerzo a la defensa del caso el afamado juez español, Baltasar Garzón.
CORREO LECTOR
Mi querido Gil, te hago una observación. Cuando el Ing. Tamayo murió en aquel deplorable accidente del helicóptero, no iba ningún funcionario del Gobierno del Estado. Los que lo acompañaban eran el Ing. Guillermo Hernández, Vocal Secretario de la Comisión del Papaloapan, un licenciado del cual no recuerdo su nombre, que era el Gerente del Fideicomiso del Hule, que también presidía el Ing. Tamayo, y el piloto. Lo puedo asegurar porque asistí a la recuperación de los cuerpos precisamente junto con mi compadre, Marco Antonio Verde Vázquez, y otros funcionarios. Te mando como siempre un fraterno abrazo. Atte. El Jóven Chilo.
UNO MÁS
Gilberto: Esa ocasión de la muerte del ingeniero Tamayo, hubo un evento político en Uxpanapa, promovido por el mismo para exhibir al gobernador Hernández Ochoa por fallas con los reacomodados de la presa Cerro de Oro. El piloto se negó a volar por el mal tiempo, desesperado, Tamayo abordó otro helicóptero, el del Ing. Hernández Castro, Vocal Secretario de la Comisión del Papaloapan; el accidente ocurrió en Arroyo Dehesa, municipio de Playa Vicente; por las condiciones del clima con aire y lluvia una turbulencia estrelló el helicóptero contra un talud de una mina de arena, falleciendo los cuatro ocupantes: el piloto, Tamayo, Hernández Castro y el director de fidehule, pero nunca el ingeniero Vergara Castillo, éste falleció en una avioneta en la sierra de Misantla con el MVZ Sanz Vienzobas, director de ganadería, muy posterior al accidente del ingeniero Tamayo. Ramón Escobar. (Manolete)
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