ARTICULISTA INVITADO
Estamos
a unas horas de culminar una intensa campaña política en busca del voto de los
veracruzanos, de todos aquellos que quieren realmente un cambio porque piensan
que México no merece vivir como vive actualmente y que necesita un nuevo rumbo,
con paz social y crecimiento económico. Ha sido un largo recorrido por todo el
territorio de nuestro estado, en el que hemos tenido la oportunidad de
constatar de viva voz de los ciudadanos sus necesidades y demandas, pero sobre
todo sus aspiraciones y propuestas para que Veracruz pueda salir adelante.
Al
lado de la desazón y pesar que provoca observar la realidad injusta de miles de
hombres, mujeres y niños, me ha sorprendido gratamente comprobar la férrea
voluntad y determinación de nuestra gente por no rendirse, de esa vocación
alegre y dispuesta a superar sus carencias y construir un mejor futuro. Esa es
nuestra mayor fortaleza. Es un gesto y una actitud que conmueve, pero sobre
todo, que compromete.
Se
necesitaría ser alguien muy vil y de mala entraña para ignorar el sufrimiento
de nuestra gente y traicionar la palabra empeñada. Por eso, porque tengo la
convicción, pero sobre todo el amor por mi tierra y por mi gente, no les puedo
fallar. Voy a cumplirles y voy a honrar mi compromiso y mi palabra.
Hay
mucho por hacer para cambiar las cosas y tenemos muy claro cual debe ser
nuestro papel. Hay que empujar, de una vez por todas, ese gran cambio del que
tanto se habla. Hay que hacer las grandes reformas que necesita el país para
que vuelva a ser un lugar de paz social con oportunidades de empleo digno y
bien pagado para todos.
Debemos
realizar una gran Reforma Hacendaria, que estimule las inversiones y haga que
nuestros empresarios fortalezcan su confianza en la economía; así será posible
abrir nuevos centros de trabajo y, al haber más, la mayor demanda de mano de
obra impulsará los salarios hacia arriba y quienes busquen trabajo tendrán
opciones para contratarse. Los empresarios y todos los contribuyentes en
general deben saber con certeza dónde y en qué se gasta su dinero, en qué obras
y servicios. Por eso hay que hacer una gran Reforma por la Transparencia, para
que la ciudadanía renueve la confianza en su gobierno y en sus instituciones.
Aunado
a lo anterior, tenemos que impulsar una Reforma Laboral que modernice al país,
respetando los derechos y las conquistas de los trabajadores pero reconociendo
a aquellos que más se empeñen y comprometan, porque es justo que quien más aporte
obtenga una mayor retribución y prestaciones. Esto dará mayor aliento y
certidumbre a los empresarios para invertir y mayor seguridad y estímulo a los
obreros que hoy son tratados inequitativamente. Así lograremos la mayor
productividad que le urge a México.
Debemos
realizar también reformas en el marco jurídico que regula las inversiones,
particularmente en los sectores estratégicos de nuestra economía, porque eso
detonará mayores inversiones en toda la nación. Es urgente una gran Reforma
Energética, por ejemplo, que complemente la ya realizada para que las áreas de
oportunidad de PEMEX, CFE y las comunicaciones puedan desarrollar todo su
potencial. Esto, además de crear miles de empleos, contribuirá a bajar las
tarifas tan injustas que hoy pagamos en Veracruz.
Al
lado de esto, tengo la convicción de impulsar la Gran Reforma Educativa que
México necesita. Porque de nada sirve que se generen nuevos empleos si nuestros
trabajadores, especialmente los más jóvenes, no están capacitados para ocupar
los puestos de trabajo especializado. Nuestros niños y jóvenes no deben seguir
recibiendo una educación deficiente; pues eso es causa de frustración y
desánimo al no encontrar empleo cuando egresan.
Por
eso me he comprometido a que haya mejores condiciones para que puedan estudiar,
mejores aulas, mejores laboratorios e instalaciones, pero sobre todo, mejores
salarios y condiciones laborales para nuestros maestros; ellos también quieren
que las cosas cambien y he constatado que sienten pasión por su trabajo y un gran
compromiso por la Educación y con México. Por eso voy a respaldarlos en el
Senado y vamos a transformar la Educación.
Es
mucho lo que hay por hacer y no alcanza este espacio para enunciarlo todo. He
querido reiterar mi compromiso y exponer claramente mi visión de lo que hay que
hacer, pero especialmente de cómo hay que hacerlo, sin cuentas alegres ni
falsas promesas, y, sobre todo, dejando en claro que si bien nos toca a
nosotros, los servidores públicos, liderar el cambio, es también
responsabilidad de cada ciudadano seguir participando después del domingo 1 de
julio.
La
participación ciudadana no debe agotarse en las urnas, porque como he sostenido
siempre, no hay hombre, mujer, ni partido, que pueda por sí solo sacar a
Veracruz y a México de sus graves problemas. Por eso hay que renovar nuestro
optimismo y nuestra convicción en que tenemos la fuerza y el talento como
pueblo para salir adelante y ser la gran nación que nos merecemos.
El
próximo domingo inicia un Nuevo Rumbo para Veracruz y para México. Hay que ir a
votar con entusiasmo y con la fe y la confianza de que el cambio sí es posible
y lo vamos a lograr entre todos. Les pido con humildad, pero con mucha
convicción y compromiso, su respaldo para lograr el triunfo y construir, de una
vez por todas una mejor nación. Hay que acudir a las urnas e invitar a nuestra
familia, a nuestros vecinos y amigos, aún a los que viven lejos, compartiendo
el entusiasmo por el nuevo tiempo que vamos a vivir. Como bien dice Enrique
Peña Nieto: la mejor encuesta es la del día de la elección y no hay que dar por
seguro el triunfo.
Por
eso ¡Todos a votar por un Nuevo Rumbo para Veracruz y para México! ¡Para que
nuestros hijos tengan de verdad el gran futuro que se merecen!
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