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lunes, 18 de junio de 2012

Elección 2006-2012 Por: Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEON
Durante el proceso electoral federal del año 2006 la geografía política de México enunciaba que el PRI gobernaba en 17 de las 32 entidades federativas, mientras que el PAN lo hacía en 9 y el PRD en 5, incluido el Distrito Federal.
El proceso electoral de aquel año fue bastante reñido y la historia narra que arrancó con muy buenos augurios para el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, en cambio con muy difíciles pronósticos para el candidato del PRI, Roberto Madrazo, pero lo ganó finalmente Felipe Calderón Hinojosa, a quien el PAN había postulado tras una competida selección interna en la que tuvo que luchar en contra del entonces presidente de la república Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún, quienes apoyaban a Santiago Creel, su secretario de gobernación.
Todos los augurios vaticinaban la victoria adelantada de López Obrador quien, con una incomprensible arrogancia inusual en quien busca el voto ciudadano se permitió rechazar su participación en los debates que organizó el IFE entre los candidatos a la presidencia de la república; tal actitud quizás se debía a que sus adversarios Roberto Madrazo y Felipe Calderón aparecían muchos puntos atrás en la apreciación ciudadana. La muy obvia participación de Vicente Fox en el proceso era escandalosa aunque eficiente, pues finalmente consiguió su cometido cuando López Obrador le espetó aquel nada glamoroso: ¡cállate chachalacas! La frase tuvo ecos internacionales y la campaña orquestada para hacerlo parecer como un peligro para México hizo el resto. Este dramático resbalón se combinaba con la intensa actividad antipriista de Elba Esther Gordillo y de muchos priístas más que le jugaron las contras a Roberto Madrazo, abriéndole de esta manera a  Felipe Calderón su pase a la presidencia de la república.
Como ya sabemos, los resultados de 2006 fueron muy cerrados entre el primero y el segundo lugar que no fue Felipe Calderón sino López Obrador; la sorpresa corría a cargo del dramático tercer lugar en que los números electorales colocaron a Roberto Madrazo, que no pudo hacer efectivo aquello de que “el PRI ya tenía medio cuerpo en Los Pinos”. Los 41.8 millones de ciudadanos mexicanos que participaron en la jornada electoral del 2 de julio de 2006 habían sufragado de la siguiente manera: Felipe Calderón, por el PAN 14,916.927votos (35.89%); Andrés Manuel López Obrador, por la Coalición por el Bien de todos (PRD, PT, CV) 14,683.096 (35.31%); Roberto Madrazo, por la Alianza por México (PRI, PVEM), 9,237.000 (22.26%); Patricia Mercado por el Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina 1, 124,280 (2.70%) y Roberto Campa Ciprián por el Partido Nueva Alianza 397,550 (0.96%).
En el Estado de Veracruz aquella elección no produjo al PRI los resultados que se esperaban; a pesar del “gran gobierno” que estaba haciendo el priísta Fidel Herrera el PRI solo ganó en seis distritos; el PAN se hizo de once y cuatro la coalición de izquierda. Sin embargo, en política no siempre dos mas dos suman cuatro porque paradójicamente el PRI fue la primera fuerza electoral, pues en el cómputo final aventajó por casi 18 mil votos al PAN, situado así como la segunda fuerza, según las cifras: PRI: 943 mil votos, PAN 925 votos y la coalición PRD-PT-Convergencia 836 mil. Una de las razones que explican esta situación radica en el hecho de que el PRI se mantuvo en segundo lugar en buena parte de los distritos veracruzanos, ubicado muy cerca del primero.
Lo develó claramente el caso del distrito de San Andrés Tuxtla, en donde la elección estuvo muy reñida y los electores casi igualaron números, de tal manera que el resultado se judicializó fallando a favor de Nemesio Domínguez Domínguez, del PRI, que superó por 300 votos a Yazmín Copete Zapot, de la coalición Por el Bien de Todos. En el distrito de Veracruz la candidata derrotada del PRI fue Carolina Gudiño, quien intentó una impugnación que no prosperó.
El proceso electoral 2006 dejó 106 diputados para el PRI-65 de mayoría y 41 plurinominales- más los 17 del Verde Ecologista con el que formó la Alianza por México. El PAN obtuvo 206 diputados y la Coalición de izquierda 156. El Partido Nueva Alianza 9 y Alternativa Socialdemócrata 4. Hubo un diputado sin partido.
En cuanto al senado, Acción Nacional tuvo 52 escaños, con 14 millones 35 mil 503 votos, (33.63% de la votación); la Coalición por el Bien de Todos con sus 12 millones, 397 mil ocho votos, (29.70%) alcanzó 36 senadores; la Alianza por México: 11 millones 681 mil 395 votos (27.99%) que le dieron 35 escaños y al PVEM 4; a Nueva Alianza, el millón 688 mil 198 votos le otorgaron una senaduría.
La coyuntura política que vivió la nación entre la jornada electoral y el día de la toma de protesta del nuevo presidente de la república ante el Congreso de la Unión fue aprovechada por la bancada del PRI que, haciendo gala de un pragmatismo fruto de su experiencia histórica, la convirtió en el gozne que permitió una transición pacífica, a pesar del reducido número de sus legisladores.
Además de los incidentes propios de una campaña electoral, la historia de aquel proceso está enriquecida por sendos libros de los candidatos que no alcanzaron su objetivo; a través de esos textos López Obrador y Roberto Madrazo describen sus respectivas visiones en torno a lo que aconteció. En el libro “La Traición”, Roberto Madrazo responde a Manuel S. Garrido: “…no tenía por qué ser descalabrado en las elecciones presidenciales del 2006. Teníamos más que en el 2000. Más municipios, mucho más fuertes, más importantes. Más diputados, más congresos locales. Llegamos a tener mayoría legislativa en 22 de los 32 congresos locales de la república. O sea, el PRI estaba en una posición inmejorable con la aplicación del Plan Nacional de Elecciones”. (En el año 2000 Francisco Labastida había logrado poco más de 13 millones de votos).
Los números no mienten, Roberto Madrazo no ganó en ningún Estado de la República, ni aún en los 17 en los que gobernaba el PRI. Abonó a la cuenta de senadores de minoría y de representación proporcional por haber quedado en el segundo lugar en la mayor parte de las entidades federativas. En el Estado de Veracruz, por cierto, la votación no fue de las mejores comparándola con el resto de la Federación.
A posteriori, Manuel López Obrador narra en su libro “La Mafia nos robó la Presidencia” que el dirigente nacional panista Manuel Espino declaró en Colombia el 21 de febrero de 2007 que habían llegado a un acuerdo con 8 gobernadores priístas una semana antes de la elección para ayudar a ganar al PAN.
En “Así lo Viví” Luís Ugalde comenta que Jorge Castañeda rechazó la candidatura por Nueva Alianza porque Gordillo le dijo el 30 de mayo de 2006 que si aceptaba la candidatura ella quitaba a Campa, con la condición de que declinara a favor de Calderón antes de la jornada electoral. De cualquier manera, es sugerente el que haya sido precisamente Campa el primero en reconocer el triunfo de Calderón el 3 de julio.
En fin, Roberto Madrazo y Andrés Manuel López Obrador coincidieron al señalar que existió complicidad y traición de algunos gobernadores priístas en contra de su partido; Madrazo atribuye su derrota a ésta circunstancia. Pero, además, estaba consciente que las relaciones entre el PRI y la sociedad mexicana debían replantearse: “Yo creo que el PRI, sobre todo después de la experiencia electoral de 2006, terminó un largo ciclo. Este PRI no encaja ya en nuestra sociedad. Tiene que proceder a una transformación profunda, muy profunda, porque no está dialogando con la sociedad. El partido y la sociedad están hablando de cosas distintas, hablan lenguajes diferentes. Tendría que volver a colocarse en sintonía con la sociedad”. ¿Lo habrá logrado?
alfredobielmav@hotmail.com

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