Buen día lector:
Por: Gustavo Cadena Mathey
Le comento que platiqué con una joven mujer que se llama Laura Juárez, que es psicóloga y que forma parte de una familia que quiere mucho a su pueblo.
Antes de hablar con ella y su familia, para mi siempre mi regionalismo por cayucan y Xalapa me ganan pues siempre los veo como los pueblos de gente muy importante y querida, pero hoy les quiero decir que esta familia sí que lucha y se esfuerza porque esta población salga adelante, como dijera Javier Duarte.
Enseguida les platico parte de lo que la psicóloga me ha hablado de su querido terruño:
Dice con mucha razón que lo que constituye la riqueza del Estado de Veracruz se encuentra en sus municipios en ellos encontramos una gama de riquezas naturales, culturales, sociales, entre otras, lo que hacen de Veracruz un estado megadiverso y con un enorme potencial para seguir prosperando en todos los sentidos.
Uno de esos municipios es Jilotepec, pueblo muy antiguo, que perteneció a la provincia o confederación de Tlacolulan, localizado al norte de la ciudad de Xalapa, sobre el camino carretero que conduce a los Municipios de Naolinco y Misantla.
De acuerdo con el cronista David Ramírez Lavoignet Jilotepec quiere decir “Cerro de mazorcas de maíz que en lengua castellana es espiga de trigo; llamándole así porque los hechiceros en su gentilidad, dijeron haber visto el cerro que está cerca del pueblo una mazorca de maíz florida”. En efecto Xilotl, es jilote, mazorca de maíz tierno; Tepetl, cerro; y C, en, lugar, es decir “En el cerro de los jilotes o mazorcas de maíz tierno”.
Los abuelos cuentan que hace más o menos cincuenta años atrás, el idioma de la mayoría de los habitantes era el totonaco, las actividades de los pobladores básicamente consistían en trasladarse a la ciudad de Xalapa para vender cal en piedra, lechugas, coles, naranjas, pollos, gallinas, guajolotes, y otros productos del campo que ellos mismos producían, la vestimenta de las mujeres residía en una falda de lana color café, huipil y quexquémitl blanco, sin faltarles la faja o ceñidor de lana tejido con figura de colores. La vestimenta de los hombres eran pantalones de dril y huaraches.
Conocer la historia de nuestros pueblos veracruzanos nos da la oportunidad de conocer sus raíces y ver la transformación que a lo largo del tiempo han sufrido impactando positiva o negativamente su actual realidad.
Los paisajes que nos brinda Jilotepec son excepcionales a pesar de la inmensa deforestación que se ha hecho a causa del libramiento; gracias a su enorme majestuosidad natural, aún pueden apreciarse enormes hectáreas verdes; entrando a la carretera rumbo a Naolinco nos recibe gustoso con su enorme vegetación, dándonos así la más cálida de las bienvenidas, a pesar, insisto, de los trabajos del libramiento que le han dado en la torre al camino, y el que esperamos lo reparen tan pronto quede; claro, si no, los habitantes se los recordarán con toda oportunidad a su tiempo.
Jilotepec se distingue además por ser un municipio con enorme capacidad para producir café, plátano, naranjas, limas, maíz, fríjol, chiles de cera, chinines, jinicuiles, duraznos, caña de azúcar, erizos, nopales, lechugas, rábanos, cilantro, perejil, entre otros. Actualmente el campo de Jilotepec se ha visto abandonado por sus habitantes por las causas de migración que afectan a todo el país, sin embargo es necesaria y urgente una pronta reactivación, en donde se ofrezca a sus pobladores la posibilidad de crear mercados locales en donde ofrezcan lo que producen ya sea en la cabecera municipal o en las congregaciones en donde los productores tengan la posibilidad de vender lo que han cosechado haciendo al municipio autosuficiente.
En cuanto a las joyas arquitectónicas que nos ofrece Jilotepec, se encuentra el templo de la Asunción cuya obra data del siglo XIX, es una construcción de tipo colonial construida en 1811 y cuyo bicentenario fue celebrado el 21 de agosto del presente año por la feligresía católica.
Abundando en detalles del pueblo, al llegar al bello municipio de Jilotepec se nota la calidez con la que su gente nos recibe, es muy agradable pasear por sus calles y notar que la mayoría de la gente se sonríe y saluda, como transmitiéndose el gusto por habitar en el mismo lugar, gente hospitalaria, unida cuando de construir cosas positivas para su pueblo se trata, con un enorme potencial para crear un Municipio a la vanguardia.
Ahora les cuento de un viejo relato que refiere sobre la puerta de la muralla de una ciudad árabe en la que existía un pozo que saciaba la sed de hombres y animales y junto a este, bajo la sombra de un árbol, dormitaba un anciano plácidamente.
Se dice que al acercarse un joven a sacar el cubo lleno de agua, el anciano se despertó. El joven, le preguntó cómo era el carácter de la gente de ese pueblo.
El anciano respondió con otra pregunta: “¿Como es la gente del pueblo de dónde vienes?”
El joven le relató que la gente del pueblo de donde venía era gente rencorosa, envidiosa, desconfiada y huraña. Al oír la respuesta el anciano le dijo que la gente de este pueblo era exactamente igual que la del que venía, por lo que el joven, una vez calmada la sed, continuó su camino hacia otro pueblo.
A media tarde, se acercó al pozo otro joven que venía también de camino, saludó al anciano y le preguntó si podía saciar su sed con el agua del pozo, a lo que el anciano asintió plácidamente.
El joven después de beber, le ofreció unos dátiles al anciano y entre la charla, le preguntó sobre el carácter de la gente del pueblo, a lo que el anciano le hizo la misma pregunta que al anterior: “¿Cómo es la gente del pueblo de dónde vienes?”
El joven, con una sonrisa en los labios y unas lágrimas en los ojos, le contó que las gentes del pueblo de donde venia eran encantadoras, amigables, solidarias y había hecho muchos amigos y al tener que partir, casi se les rompió el corazón, pero él irremediablemente, tenía que seguir su camino.
El anciano al escuchar sus palabras se alegró y le dijo al joven que las gentes de este pueblo eran también, amables y bondadosas y que seguramente haría también grandes amigos y a continuación le indicó que si quería quedarse un tiempo, su casa estaba abierta para él y le indicó la dirección. El joven agradecido se encaminó hacia la misma.
Una vez que se marchó el joven del pozo, otro joven del pueblo que estaba cargando agua a lomos de su burrito le preguntó al anciano por qué al primero le dijo que las gentes del pueblo eran malas y hurañas y en cambio al segundo que eran buenas y bondadosas, a lo que el anciano le contestó: cada uno de nosotros cosechamos lo que sembramos.
Sin duda Jilotepec es un municipio que cuenta con una basta riqueza cultural, con una diversidad de áreas verdes que se pueden aprovechar muy bien para atraer al turismo, con un pasado histórico que enorgullece a su población y con una posibilidad enorme para potenciarlo dado la cercanía que mantiene con la capital del Estado.
¿Qué le parece apreciado lector?
Para mi es una historia super atractiva y hay que sacar adelante a Jilotepec, ojalá le interese a don JaviDu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario