Fortin Municipio que Florece!!!

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domingo, 18 de septiembre de 2011

Acertijos Por: Gilberto Haaz Diez

 


*El inteligente no es aquel que lo sabe todo, sino aquel que sabe utilizar lo poco que sabe. Camelot.
LOS GRITOS

Las ciudades mexicanas se preparan para los ‘gritos’. Había malos rumores de que se suspenderían algunos, cosa inverosímil. El de Orizaba se hará. Ahora será en árabe y el Emir gritará vivan los héroes del Ayatola (no confundir con los fundamentalistas de Al Qaeda, esos son malos), perdón, no creo, va por Hidalgo, Morelos y compañía, sin olvidar a doña Josefa. Hugo Chahín Maluli se estrena con su primer grito, se agradece la invitación pero ando en otros rumbos, donde la patria se engrandece, porque se ve a lo lejos. Es también el primer grito del gobernador Javier Duarte de Ochoa y de los 212 munícipes o munícipas (Fox dixit). Los gritos se dan en momentos que la patria busca su identidad. Son los días en que conmemoramos todo, patria y libertad dicen los libros de texto, en que rendimos homenaje a las Fuerzas Armadas: Ejército y Marina, que lucirán sus entorchados y disciplina en ese mítico desfile militar. Honor y reconocimiento a ellos, a los que están dando la batalla por volver a lograr la paz que un día tuvimos y dolorosamente perdimos.

MUSICOS URBANOS

Escribí ayer de aquel experimento del afamado músico que tocó en el Metro de Washington. Recogí el evento en el diario El País, ahora lo comparto.
“Viernes, 12 de enero de 2007. Hora punta en una estación de metro en la ciudad de Washington. Un músico toca el violín vestido con vaqueros, una camiseta y una gorra de béisbol. El instrumento es nada menos que un Stradivarius de 1713. El violinista toca piezas maestras incontestables durante 43 minutos. Es Joshua Bell (Estados Unidos, 1967), uno de los mejores intérpretes del mundo. Tres días antes había llenado el Boston Symphony Hall, a 100 euros la butaca. No había caído en desgracia, sino que estaba protagonizando un experimento recogido por el diario The Washington Post: comprobar si la gente está preparada para reconocer la belleza.
El experto Leonard Slatkin, director de la Orquesta Sinfónica Nacional de EE UU, había previsto que el músico recaudaría unos 150 dólares y que, de mil personas, unas 35 se detendrían haciendo un corrillo, absortas por la belleza. Hasta un centenar, según Slatkin, echaría dinero en la funda del violín. Pero eso no fue lo que ocurrió.
Joshua Bell, el violinista, fue un niño prodigio que, a sus 39 años, no ha dudado en quitarse el aura de virtuoso intocable. Ha llegado a aparecer en la versión estadounidense de Barrio Sésamo. También interpretó la banda sonora de la película El violín rojo, que fue galardonada con un Oscar. Bell no sólo respondió encantado al reto de tocar en el metro, si no que además insistió en llevar su valioso Stradivarius.
El músico arrancó con la chacona de la Partita número 2 en Re menor de Johann Sebastian Bach. A los tres minutos, un hombre desvió su mirada para fijarse en el músico. Fue su primer contacto con el público del metro.

32 DOLARES

A los 43 minutos habían pasado ante él 1.070 personas. Sólo 27 le dieron dinero, la mayoría sin pararse. En total, ganó 32 dólares. No hubo corrillos y nadie le reconoció.
"Era una sensación extraña, la gente me estaba... ignorando", declara Bell al Post. El virtuoso asegura que habitualmente le molesta que la gente tosa en sus recitales, o que suene un teléfono móvil; sin embargo, en la estación de metro se sentía "extrañamente agradecido" cuando alguien le tiraba a la funda del violín unos centavos.
Expertos citados por el diario aseguran que el contexto importa, y que una estación de metro en hora punta no permite que la gente aprecie la belleza. Mientras, Bell recuerda con amargura los peores momentos: cuando acababa una pieza, nadie aplaudía.
Sólo una persona se detuvo seis minutos a escucharle. El treintañero John David Mortensen, funcionario del Departamento de Energía de EEUU, quien declara al periódico que la única música clásica que conoce son los clásicos del rock. "Fuera lo que fuera" lo que estaba tocando el virtuoso, declara Mortensen, "me hacía sentir en paz”.

SI TU ME DICES VEN, LO DEJO TODO

Un amigo acaba de llegar de España. Cuando partió, hace unas tres semanas a Madrid, le pedí me trajera un libro. Yo ese libro lo había visto en las estanterías de El Corte Inglés, ahora que anduve y andé por allí a principios de julio. Cuando llegué a México, otro amigo me dijo que hubiera comprado el libro, que el diario El Mundo de España le había dedicado no sé si dos páginas alabándolo. Los libros suelen pesar mucho, son más pesados que político en mitin, y cuando uno viaja hay que aligerar el equipaje. Pero este amigo llego de Madrid y lo primero que hizo ayer, que desayunamos opíparamente, diría un comensal muy nice, fue entregármelo en propia mano. Se llama “Si tú me dices ven lo dejo todo… pero dime ven”. Ese título, que es una canción vieja o poema, la dijo Alejandro Sanz en el programa de Televisa, ahora que conquistaba a una de las participantes. Su autor es Albert Espinosa (Barcelona, 1973), guionista de cine, teatro, TV, actor, escritor de periódicos: “dedicada a todos los que siguen queriendo ser diferentes y luchan contra aquellos que desean seamos iguales”. Va el libro en su onceava edición, que eso es decir muchísimo en unos cuantos meses. Vale 15.90 euros, que mi cuate no me los quiso cobrar. Lo abro ahora, me embebo en él, es de 200 páginas y seguro lo leo en una sentada, como se dice en Nopaltepec, que también es pueblo, y tuvo un gobernador del que hace rato no sé de él.

UNA DE LORET
A Loret le dicen el Jota Jota: Porque descarga la pistola en cabañas.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com

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