Por: Gustavo Cadena Mathey
Buen día, lector:
11 DE ABRIL DE 2012
Este jueves 12, justo en el primer aniversario de la muerte física de don Agustín Acosta Lagunes, el hombre que sirvió a Veracruz y a los veracruzanos con seriedad, con energía, con responsabilidad y a conciencia; Javier Duarte de Ochoa, el joven que hoy gobierna a Veracruz, cumple con creces y se honra asimismo, al honrar su memoria.
Para planear y concretar su proyecto, desde antes de que se definiera su candidatura, Don Agus fue observando los acontecimientos y las necesidades prioritarias de los veracruzanos y ¿cómo lo hizo?, a través de los medios, incluso a preferencia de sus colaboradores directos.
Siguió el trabajo de los periodistas de entonces y fue así como fomentó la relación con gente de la talla del incomparable Froylán Flores Cancela; de José Luis Hernández Sosa, Yayo Gutiérrez y José Miranda Virgen, los tres últimos reconocidos periodistas, de grata memoria, ya fallecidos; siempre fue atento a las inquietudes informativas de Pompeyo Lobato Ortiz y por elDiario de Xalapa, de Orlando García Ortiz y este reportero, de quienes presumía a otros mandatarios que él se hacía acompañar “de periodistas, no de guaruras”.
Además de Yayo Gutiérrez, siempre tuvo gran cercanía con Felipe Amadeo Flores Espinosa, José Luis Salas Torres, Edmundo Martínez Zaleta, Felipe Hákim Simón, Ignacio González Rebolledo y Carlos Hernández Morales, entre otros.
Por eso es grato saber que en el homenaje que le rinde el gobierno del estado a las 18 horas en el Museo de Antropología de esta capital, una de sus numerosas y positivas grandes obras, el orador oficial será el hoy procurador Felipe Amadeo Flores Espinosa, que en la gestión acostalagunista fue director de seguridad pública y secretario de gobierno.
Allí también intervendrá el joven y ahora brillante abogado Agustín Acosta Azcón, hijo del exgoberador, quien entregará al gobernador Duarte de Ochoa algunas piezas arqueológicas que la familia conserva y que en su tiempo la gente de los pueblos le obsequió al nativo de Paso de Ovejas. Se hará una guardia de honor y una ofrenda floral.
EL TESTAMENTO DE AAL
Por cierto, hoy es un buen día para recordar aquella noche del 30 de noviembre de 1986, el último día de su gobierno, a pocos minutos de la medianoche y a algunas horas de entregar el poder, cuando, Agustín Acosta Lagunes se encerró en la biblioteca de su modesto hogar en la calle Jacarandas 3, del fraccionamiento Las Animas, para escribir algunas reflexiones para la historia, las que hizo llegar a este reportero, a través de un escrito de puño y letra que por ahí conservo:
“Desde que nací, Veracruz ha sido siempre mi sueño y mi pasión. Tuve el privilegio de nacer en el seno de una familia cuya devoción fue siempre Veracruz. Y en mi familia, como es bien sabido en el centro del estado, ha habido Acostas y Lagunes de todo y para todo. “Hubo armonizadores, los pacíficos, los que entregaron hasta sus vidas para que no hubiera rencillas ni rencores, sino concordia y hermandad; también hubo los notorios, los turbulentos, los dispuestos a imponer su voluntad con las palabras o con las armas.
“Hablo de los Acostas y de los Lagunes porque sus actos eran los temas de las conversaciones familiares que teníamos en la mesa y en los corredores de nuestra casa en Paso de Ovejas...
“Crecí en medio de un tejido de leyendas; exaltados los triunfos, omitidos los fracasos de tíos valientes, esforzados, que igual bailaban sones jarochos, que soltaban con ritmo preciso el fuego de sus armas.
“Yo oía hablar en mi infancia de ganado, de potreros, sequías, siembras, caña de azúcar, ingenios, cafetales, de un Veracruz gigante donde había zonas distintas, rostros distintos, trajes distintos, pero tanto en las alturas del Cofre de Perote, como en las playas de La Antigua, todo era Veracruz.
“Para mi, Veracruz era un continente, sin más límites que los del cielo y el mar.
“En ese continente todo estaba por hacerse, según el ir y venir de las palabras que recogían mis orejas. Se hablaba, claro, de la Revolución, de Carranza, del General Aguilar, del General Jara, del Coronel Tejeda, del General Cárdenas y, cercanos a nuestro corazón, del lic. Altamirano, del lic. Alemán Valdés y de Don Adolfo. Vivíamos en una especie de gesta y yo tenía el privilegio de oír y ver a los protagonistas de la historia de Veracruz.
“Veracruz desde Paso de Ovejas, se convirtió para mi en la tierra de promisión, de grandeza y de lucha, de ríos indómitos y de riquezas que sólo podían aflorar con el trabajo, con la disciplina y con la inteligencia.
GOBERNADOR SE PRONUNCIABA CON GENUFLEXION
“Y así como hay niños que quieren ser beisbolistas o aviadores, yo, desde que empieza mi memoria, recuerdo que quise ser gobernador. La palabra gobernador se pronunciaba en mi casa con genuflexiones en la voz. Gobernar era convertirse en mago, constructor, en hacedor. La palabra gobernador y la palabra Dios se me confundían en mi mente infantil. Dios era el creador de todas las cosas, pero los gobernadores eran los que hacían la paz, las carreteras, los puentes, las escuelas, las presas y estadios.
“En todo caso, el gobernador era alguien con poderes sublimes que podía utilizar para hacer producir la tierra, para establecer la concordia, para ayudar a los niños, a los ancianos y a todos los veracruzanos. Se hablaba en mi casa de que el gobernador Dehesa había mandado a hacer el Puerto de Veracruz y la Escuela Preparatoria de Xalapa; que el General Jara había construido el Estadio Xalapeño; que el Coronel Tejeda había repartido las tierras y cerrado las iglesias; que el Lic. Altamirano era socialista y que el Lic Miguel Alemán Valdés había construido la primera carretera asfaltada para unir el puerto de Veracruz con Xalapa, y que había abierto las iglesias.
“Y lo fui y goberné en la salud y en la enfermedad pensando siempre en el bien general de mi estado. Nada hice pensando en mi persona o en mi familia, nada. Mi esfuerzo y mi dedicación fueron íntegra y totalmente para el Estado de Veracruz. Si de algo fui acusado y, con razón, fue de avaro con el tiempo y con los dineros del pueblo, pero así tenía que ser.
SI LA PALABRA EMPUJA, EL EJEMPLO ARRASTRA
“Si la palabra empuja el ejemplo arrastra. Si un gobernador se construye un palacio, sus colaboradores se edifican mansiones. Por eso me excedí, tal vez, en la austeridad. Quería que la voz de mi conducta fuera la guía del orden de mi administración. Cada centavo del Estado debería ser para el Estado y no para lujos personales o dispendios del gobierno.
“Por eso hubo dinero para el hacer y para el quehacer. No hubo un municipio abandonado. No me dediqué a recorrer los pueblos, sino a tratar de resolver sus problemas urgentes o mediatos. Hice cuanto me permitió el tiempo y los haberes. Cuanto se hizo, se intentó que fuera lo mejor posible.
“Gobernar con vocación de servicio es un sacerdocio. Un sacerdocio que implica retirarse del mundanal ruido para entregarse sin tregua ni distracción a los menesteres que reclama el estado. Yo considero que si la democracia no es meritocracia, no es democracia. Quería y necesitaba gobernar con los capaces, amigos o no, con los talentosos, con los apasionados por Veracruz.
“Me pasé el tiempo dialogando, proyectando y haciendo. Hubiera querido ser Argos para tener ojos para cada ciudad, para cada pueblo, para cada posibilidad de mejorar la producción en el campo, en las fábricas y en todos los lugares de trabajo. La diferencia entre el primer mundo y los demás es cosa de trabajo y eficiencia.
“Terminé mi mandato con la satisfacción de haber hecho lo mejor que he podido, de haber entregado con alegría, con rigor, con responsabilidad y con vehemencia cuanto soy. Di mi sueño y mi vigilia a Veracruz. Di tanto cuanto puede dar un hombre y cuanto puede hacer un hombre por su pueblo al que ama con pasión.
RECONOCIMIENTO Y AGRADECIMIENTO A SUS HIJOS
“Abandoné mi persona para ser gobernador de tiempo completo. Hay algo que me falta decir y que debo decir con la satisfacción de padre. A mis dos hijos (Ernesto y Agustín) les debo un reconocimiento y un agradecimiento. Ser hijo de un gobernador, en este país o en cualquiera, es ser una persona privilegiada. Mis dos hijos renunciaron a la posibilidad de disfrutar de ese privilegio. Caso insólito, sacrificaron la comodidad, el aplauso y la familia para que yo pudiera gobernar con mayor libertad. Esta fue una decisión de ellos, y Esperanza y yo la respetamos; fue dura, difícil y a veces estrujante. No se separaron de nuestro cariño, pero sí de nuestro lado. A ninguno de los dos lo venció la soledad ni se le quebrantó su propósito de mantenerse alejados. Jamás supimos cuántas fueron sus soledades y sus tristezas. Todos hemos sido hijos y todos los que son padres podrán comprender la dimensión de este sacrificio.
“Se que más o menos en broma o más o menos en serio, a veces se me tachó de duro, avaro, adusto y hasta desangelado. Jamás fue mi intención herir la susceptibilidad de nadie. “Si llegué a parecer grosero era por estar absorto y ensimismado. Mi pensamiento estaba distraído en la ocupación y en la responsabilidad de gobernar. Esto que digo no es disculpa, es explicación.
“En cualquier caso, si yo he parecido duro, avaro y hasta desangelado, he tenido la suerte de tener por compañera a mi esposa Esperanza, que compensa por mi cualquiera de esos defectos. Si yo soy duro o repelón ella es dulce, tierna, amable y bondadosa.
“Infatigable, reflexiva e inteligente, trabajó a mi lado sin fatiga ni desaliento. No anduvo en fiestas ni saraos, pero sí subió hasta pueblos serranos, donde jamás había llegado antes la esposa de un gobernador.
LA LUJURIA PODER PARA MUCHOS, TRABAJO PARA AAL
“Ella, veracruzana por matrimonio, por vocación y por devoción fue la voz permanente de todos los veracruzanos que acudieron en busca de consuelo a nuestra casa o al DIF.
“Nací en un rancho y crecí con la costumbre de que se trabaja desde el amanecer hasta la oscuridad, o no hay dinero para la comida y para la raya del sábado. Las semillas hay que sembrarlas, el ganado hay que cuidarlo, las vacas hay que ordeñarlas, los potreros hay que limpiarlos y las cercas hay que tenerlas en buen estado. Mi mentalidad nunca fue de escritorio, sino de acción.
“Al palacio de Gobierno llegué con el anhelo de convertir a Veracruz en granero y yunque de la Nación. Si es cierto que para algunos políticos la lujuria es el poder, en mi caso esa lujuria ha sido, es y seguirá siendo el trabajo. Para mi si el poder no se traduce en trabajo creador, el poder se convierte en fuerza corruptora ydestructiva. El poder siempre debe ser para poder hacer mucho en beneficio de los demás.
Concluyó su reflexión de esta manera: “De lo que ahora me despido no es del trabajo, sino de la gran oportunidad que me brindaron mis paisanos de trabajar seis años para Veracruz. Me despido de la mejor etapa de mi vida que he compartido intensa e íntimamente con el Veracruz de mis sueños”.
Acto seguido, don Agustín guardó la pluma y se dispuso a dormir.
Al día siguiente después de entregar el poder a don Fernando Gutiérrez Barrios, sería de nuevo un ciudadano más. Por ello, al salir del histórico evento del Cine Xalapa en Avila Camacho tomó del cuello de este reportero el gafete de prensa que lo distinguía del común de los humanos y sentenció:
“préstamelo porque en adelante ya nadie me va a pelar”.
Que tenga un buen día lector.
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