*De Borges: Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído. Camelot.
MIAMI (DIA UNO)
Llego a la Florida. La siempre calurosa Miami.
El vuelo 2096 de Interjet, del exgobernador de las estrellas, Miguel Alemán Velazco, parte de la vieja terminal del aeropuerto Benito Juárez de México rumbo a Miami.
Toma la pista y se eleva. La línea Interjet tiene aviones muy nuevos.
Son de los más cómodos para volar en nuestro país.
Acaba de inaugurar esta ruta México-Miami. Quizá por eso apenas vamos una veintena de pasajeros en uno de estos de ciento y pico. En el asiento 5-A veo el despegue.
Uno tiene que sentir respeto por los pilotos, por todos aquellos como Lindbergh y la mujer, Amelia Earth, que abrieron las rutas para que navegantes posteriores volaran por el mundo. Ella desapareció en el Océano Pacifico, él, vivió tragedia personal.
A 39 mil pies sobre el nivel del mar y aproximadamente en vuelo de dos horas y media de duración, bordearemos Veracruz, el Golfo de México, Cancún y veremos de reojo La Habana, para llegar a ese sitio a 90 millas de Cuba, ese sitio donde se han refugiado cubanos al por mayor y que han hecho de esa ciudad la segunda patria.
Esas 90 millas náuticas de distancia que un día de hace años por poco logran la Tercera Guerra Mundial, cuando los misiles apuntaban a la Florida y Kennedy y Kruchev se vieron con cara de Peña Nieto a Josefina. O de Pipo a Chikinando.
Los famosos 13 días que se exhibieron en una cinta, cuando el mundo por poco siente y oye los disparos de la guerra nuclear. Pero aquella es otra historia.
LOS PIONEROS
Estoy reviviendo historias. Hace una treintena de años visité Miami. Ni idea tendré de cómo era y cómo será. Otra vez me tocó ver sus manglares, sus famosos everglades, pero solo iba de paso a España, y logré una conexión.
Ciudad que se pone de moda por la cadena HBO, que exhibe la cinta ‘Magic City’, dedicada a esa Miami mágica de los pioneros. Cuando en aquellos viejos hoteles, como el Fontanblue, que veré estos días, iniciaba el desarrollo con la gente de la mafia siempre metida en esos negocios. Como hicieron Las Vegas, en Nevada.
Historia interesante que pueden ver ya en México por la cadena Fox.
Síganla, el primer capitulo la noche que llega Sinatra a cantar, es extraordinario.
Historias entrelazadas de mafia, inversión, trabajo, sindicalismo, amor y emoción y, mujeres bellas porque las mujeres de Florida, como las californianas, tienen fama de ser eso, bellas, y con sus bikinis, ni se diga.
El vuelo toca tierra sin novedad.
Dos horas y media después, como lo pronosticó el piloto.
Rutina normal y consejos como de maestro en escuela: no se muevan de sus asientos, quédense quietecitos, no enciendan sus celulares hasta llegar a la terminal. Vamos, respiren de a poquito. La terminal del aeropuerto internacional de Miami, atiborrada. Han creado ahora un pago para evitar las colas. Se llama Global no sé qué. Usted se inscribe, manda sus datos, los checa la Migración y le dan una tarjeta, lógico, mediante pago de unos ciento y pico de dólares, así evita las colas. La Embajada americana en México lo está promoviendo. Debe ser sujeto a aprobación. Para evitar las bochornosas y aburridas colas que proliferan en estos aeropuertos que enlazan a todo el mundo.
Una hora después salimos. Migración en la normalidad. Si uno checa contrarreloj, cada tres minutos debe pasar un visitante. La seguridad no está relajada. Todo eso se lo debemos al locochón Mohamed Atta, paisano de Nemi, aquel que comandó los bestiales ataques a las Torres Gemelas, desde ese día el mundo de la aviación fue otro.
Habrá 28 grados, nos dijeron. Las azafatas de Alemán, serviciales y muy atentas. Tiene el avión una camarita que te lleva en los despegues y los aterrizajes. Quizá eso sea por el Jefe Alemán, Don Miguel, en sus tiempos de socio de Azcárraga en el Canal de las Estrellas, se habrá traído unas. Poca turbonada, los aviones, al bajar al aire caliente siempre se mueven. Nada del otro mundo.
Ahora no me tocó ver los manglares famosos, allí donde hay cocodrilos y especies animales. Bajamos por otra ruta.
En el aeropuerto el idioma latino sobresale. Aquí, como en muchas partes americanas, debían fijar letreros diciendo: ‘se habla ingles’. El sonsonetito de los cubanos y los colombianos y latinos arrecia.
EN TIERRA
Pasamos aduana y un chofer nicaragüense comienza a explicar. Ahora, dice, muchos de sus paisanos están regresando porque mejora su economía. Él no, lleva viviendo aquí 32 años y asegura que aquí morirá.
Llego a los pocos días de un escándalo con un entrenador del equipo Marlines. Sucede que este tipo, llamado Ozzie Guillen, nombró la soga en la casa del ahorcado. Dijo, en el mismo Miami, que amaba mucho a Fidel Castro. Era como ir a rezar en musulmán al Vaticano. Y mostrar el trasero a La Meca mientras vieras La Piedad de Miguel Ángel.
Aquí, donde lo odian, lo detestan y lo repudian.
No esperó respuesta, la gente se manifestó con pancartas y lo que podía, las mentadas en madre en cubano se oían hasta en La Pequeña Habana, allí donde prolifera la gente vieja y donde los juegos de dominó y ajedrez a la calle son una estampa surealista.
‘Oye, chico, vete a la mielda con Fidel a ganar 23 dólares al mes’, rezaba una de ellas.
Arrepentido, pidió perdón.
La comunidad cubana no se lo perdonó. Los dueños le sacaron tarjeta roja y lo mandaron a descansar unos juegos. ‘Anda, ve, aquí no diriges mas’, habrán dicho.
Hay una comunidad extraordinaria de gente que aquí vive y trabaja y han dado lo mejor que tienen para que Miami sea lo que es, una ciudad rica, de pujanza, moderna, los cubanos son gente muy inteligente. Han creado muchísimas cosas, y en la pobreza que ahora viven optaron algunos por venir a estas playas donde la Gloria Stefan y muchos de ellos, son los que le dan salsa y vida. Luego les cuento.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com
Llego a la Florida. La siempre calurosa Miami.
El vuelo 2096 de Interjet, del exgobernador de las estrellas, Miguel Alemán Velazco, parte de la vieja terminal del aeropuerto Benito Juárez de México rumbo a Miami.
Toma la pista y se eleva. La línea Interjet tiene aviones muy nuevos.
Son de los más cómodos para volar en nuestro país.
Acaba de inaugurar esta ruta México-Miami. Quizá por eso apenas vamos una veintena de pasajeros en uno de estos de ciento y pico. En el asiento 5-A veo el despegue.
Uno tiene que sentir respeto por los pilotos, por todos aquellos como Lindbergh y la mujer, Amelia Earth, que abrieron las rutas para que navegantes posteriores volaran por el mundo. Ella desapareció en el Océano Pacifico, él, vivió tragedia personal.
A 39 mil pies sobre el nivel del mar y aproximadamente en vuelo de dos horas y media de duración, bordearemos Veracruz, el Golfo de México, Cancún y veremos de reojo La Habana, para llegar a ese sitio a 90 millas de Cuba, ese sitio donde se han refugiado cubanos al por mayor y que han hecho de esa ciudad la segunda patria.
Esas 90 millas náuticas de distancia que un día de hace años por poco logran la Tercera Guerra Mundial, cuando los misiles apuntaban a la Florida y Kennedy y Kruchev se vieron con cara de Peña Nieto a Josefina. O de Pipo a Chikinando.
Los famosos 13 días que se exhibieron en una cinta, cuando el mundo por poco siente y oye los disparos de la guerra nuclear. Pero aquella es otra historia.
LOS PIONEROS
Estoy reviviendo historias. Hace una treintena de años visité Miami. Ni idea tendré de cómo era y cómo será. Otra vez me tocó ver sus manglares, sus famosos everglades, pero solo iba de paso a España, y logré una conexión.
Ciudad que se pone de moda por la cadena HBO, que exhibe la cinta ‘Magic City’, dedicada a esa Miami mágica de los pioneros. Cuando en aquellos viejos hoteles, como el Fontanblue, que veré estos días, iniciaba el desarrollo con la gente de la mafia siempre metida en esos negocios. Como hicieron Las Vegas, en Nevada.
Historia interesante que pueden ver ya en México por la cadena Fox.
Síganla, el primer capitulo la noche que llega Sinatra a cantar, es extraordinario.
Historias entrelazadas de mafia, inversión, trabajo, sindicalismo, amor y emoción y, mujeres bellas porque las mujeres de Florida, como las californianas, tienen fama de ser eso, bellas, y con sus bikinis, ni se diga.
El vuelo toca tierra sin novedad.
Dos horas y media después, como lo pronosticó el piloto.
Rutina normal y consejos como de maestro en escuela: no se muevan de sus asientos, quédense quietecitos, no enciendan sus celulares hasta llegar a la terminal. Vamos, respiren de a poquito. La terminal del aeropuerto internacional de Miami, atiborrada. Han creado ahora un pago para evitar las colas. Se llama Global no sé qué. Usted se inscribe, manda sus datos, los checa la Migración y le dan una tarjeta, lógico, mediante pago de unos ciento y pico de dólares, así evita las colas. La Embajada americana en México lo está promoviendo. Debe ser sujeto a aprobación. Para evitar las bochornosas y aburridas colas que proliferan en estos aeropuertos que enlazan a todo el mundo.
Una hora después salimos. Migración en la normalidad. Si uno checa contrarreloj, cada tres minutos debe pasar un visitante. La seguridad no está relajada. Todo eso se lo debemos al locochón Mohamed Atta, paisano de Nemi, aquel que comandó los bestiales ataques a las Torres Gemelas, desde ese día el mundo de la aviación fue otro.
Habrá 28 grados, nos dijeron. Las azafatas de Alemán, serviciales y muy atentas. Tiene el avión una camarita que te lleva en los despegues y los aterrizajes. Quizá eso sea por el Jefe Alemán, Don Miguel, en sus tiempos de socio de Azcárraga en el Canal de las Estrellas, se habrá traído unas. Poca turbonada, los aviones, al bajar al aire caliente siempre se mueven. Nada del otro mundo.
Ahora no me tocó ver los manglares famosos, allí donde hay cocodrilos y especies animales. Bajamos por otra ruta.
En el aeropuerto el idioma latino sobresale. Aquí, como en muchas partes americanas, debían fijar letreros diciendo: ‘se habla ingles’. El sonsonetito de los cubanos y los colombianos y latinos arrecia.
EN TIERRA
Pasamos aduana y un chofer nicaragüense comienza a explicar. Ahora, dice, muchos de sus paisanos están regresando porque mejora su economía. Él no, lleva viviendo aquí 32 años y asegura que aquí morirá.
Llego a los pocos días de un escándalo con un entrenador del equipo Marlines. Sucede que este tipo, llamado Ozzie Guillen, nombró la soga en la casa del ahorcado. Dijo, en el mismo Miami, que amaba mucho a Fidel Castro. Era como ir a rezar en musulmán al Vaticano. Y mostrar el trasero a La Meca mientras vieras La Piedad de Miguel Ángel.
Aquí, donde lo odian, lo detestan y lo repudian.
No esperó respuesta, la gente se manifestó con pancartas y lo que podía, las mentadas en madre en cubano se oían hasta en La Pequeña Habana, allí donde prolifera la gente vieja y donde los juegos de dominó y ajedrez a la calle son una estampa surealista.
‘Oye, chico, vete a la mielda con Fidel a ganar 23 dólares al mes’, rezaba una de ellas.
Arrepentido, pidió perdón.
La comunidad cubana no se lo perdonó. Los dueños le sacaron tarjeta roja y lo mandaron a descansar unos juegos. ‘Anda, ve, aquí no diriges mas’, habrán dicho.
Hay una comunidad extraordinaria de gente que aquí vive y trabaja y han dado lo mejor que tienen para que Miami sea lo que es, una ciudad rica, de pujanza, moderna, los cubanos son gente muy inteligente. Han creado muchísimas cosas, y en la pobreza que ahora viven optaron algunos por venir a estas playas donde la Gloria Stefan y muchos de ellos, son los que le dan salsa y vida. Luego les cuento.
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