En una más de sus típicas provocaciones, el Secretario de Trabajo del Gobierno Federal, Javier Lozano Alarcón, vino el pasado viernes a Veracruz a tratar de convertirse en la nota mediática para, según su cálculo, mal cálculo por cierto, fortalecer su pretensión de convertirse en candidato del PAN a la Presidencia de la República.
No le importó que la legislación electoral prohíba realizar actos anticipados de campaña; tampoco que fuera un día hábil y violentara por ello otra disposición legal, mucho menos cuidó la más elemental forma de cortesía política, frente a un gobierno estatal que ha iniciado su gestión tendiendo puentes y extendiendo la mano a su jefe, el Presidente Felipe Calderón, quien necesita, hoy más que nunca, el respaldo político de todos los gobernadores en la lucha que libra contra la delincuencia organizada y la difícil situación económica que vive el país.
Lo único que le importa a este funcionario, gris como todos los aspirantes presidenciales del PAN en opinión del exembajador de USA en México Carlos Pascual, de acuerdo a las filtraciones de Wikileaks, es su obsesivo afán de construir una candidatura muerta antes de ser siquiera concebida.
Su estrategia es clara: armar escándalo, reyerta y polémica donde se pueda; él es el retador, no tiene nada que perder y, en una de ésas, convence al Presidente Calderón que es el idóneo para continuar con la “línea dura” que ha practicado, aconsejado por el grupo de “duros” que tiene cooptada la toma de las fundamentales decisiones políticas presidenciales.
Lozano Alarcón ya midió que su estrategia no da para más a nivel nacional y que su imagen peleonera no vende ya en los medios masivos; por ello ha decidido continuarla estado por estado, sin la menor consideración, decencia o lealtad al espíritu republicano que debe prevalecer en los secretarios de estado. Lo que realmente debe analizarse es si: a) este aspirante actúa de motu proprio ó como parte del grupo más beligerante del panismo; b) actúa como “patiño” de algún otro aspirante con mayores posibilidades, a quien el conflicto le aporta más dividendos que el entendimiento; ó, c) actúa con línea presidencial, que sería la más grave, como parte de una estrategia obsesionada con imponer, en forma déspota y autócrata.
No se entiende cómo Javier Lozano pretende que se le crea su aspiración cuando no tiene el menor músculo político. Se ha peleado con obreros y empresarios por igual, golpeando un día al Sindicato de Electricistas, otro al del ISSSTE y antes al de Cananea, para luego hacer lo propio con Carlos Slim, el principal inversionista de México.
Otra de las joyas que ha exhibido este funcionario es, sin el menor pudor, mentir en cuanto a la creación de empleo. El año pasado, durante un monólogo de los que acostumbra frente a la prensa, en esa ocasión de 738 palabras sin aceptar una sola pregunta, Javier Lozano afirmó que durante el primer trimestre del 2010 se habían creado 290 mil nuevos empleos, mientras que las cifras oficiales del IMSS le corregían la plana, pues solo registraban 164 mil 376 altas en ese periodo.
Flaco favor le hace Lozano al autodenominado "Presidente del Empleo", al exhibir el incumplimiento de su compromiso de generar un millón de empleos al año, cuando según el propio Secretario del Trabajo, hasta el 2010 se habían creado poco más de 600 mil empleos en lo que va del sexenio, es decir, una cuarta parte de los empleos ofrecidos por el entonces candidato del PAN a la Presidencia de la República Lic. Felipe Calderón Hinojosa. Eso le pasa a Lozano, a quien la desesperación lo lleva a usurpar funciones, pues hasta donde se sabe, la generación de empleos no figura dentro de las funciones de la Secretaría del Trabajo a su cargo.
Se observa un sobrado cinismo en Javier Lozano al hablar de libertad de expresión y tolerancia, cuando él intentó acallar al hombre más rico del mundo cuando éste denunció en un foro económico los errores del Gobierno Federal en materia de finanzas, economía y planeación, exhibiendo las mentiras en cuanto a la creación de empleos a nivel nacional. ¿Es posible que Lozano entienda más de inversión y creación de riqueza que Carlos Slim?
El Secretario del Trabajo nos muestra el tamaño de su actitud convenenciera cuando, por un lado exige respeto a su derecho constitucional de tránsito, el que por cierto nadie le ha obstruido y por el otro, le es imposible ocultar su negro historial como represor de los derechos de los trabajadores establecidos en la misma Constitución en la que se pretende, innecesariamente, amparar.
Es fácil de entender el afán del secretario picapleitos por ser tomado en cuenta en la sucesión panista. Lo que no se puede entender es, de existir, la autorización presidencial para que un subalterno venga a provocar a un gobierno estatal que inicia una nueva gestión, tratando de construir una relación diferente, de respeto, entendimiento y colaboración con el Gobierno Federal, estando éste tan urgido de consensos y apoyos. Sin embargo nuestro temor de que la autorización presidencial exista, se catapulta cuando López Obrador revela que el propio Presidente Calderón trató de convencer a Encinas de aceptar la alianza entre el PAN y el PRD en el Estado de México y posteriormente Cecilia Romero, secretaria general del CEN del PAN, confirma que es el propio Presidente de la República quien está operando esta coalición.
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