Acertijos por Gilberto Haaz Diez

Si los hombres han nacido con dos ojos, dos orejas y una sola lengua es porque se debe escuchar y mirar dos veces antes de hablar. Camelot.

TEMBLORES Mañana de jueves 7 de abril. Un temblor de no sé cuantos grados mueve mi asiento. Unos dicen que con fuerza de 6.5. Brinco y salto como pequeña langosta. Pegado a mi computadora mañanera, me intranquiliza. Me apanico, esta es zona de temblores y aunque hace mucho no nos crea un daño, da miedo recordar aquel temblor del 73. Cuando tuvimos muertos y desolación. Recordé a una amiga cantábrica, Elena Uriarte, cada que venía a México pedía a todos los dioses que temblara, porque, aseguraba, quería una vez en su vida sentir un temblor y en Santander, donde vivía, jamás sabía de eso. Ignoro si Javier Duarte se trajo de raid en el avión a Carlos Salinas, ahora que vinieron de Chetumal en la entronización del góber Borge. Ese hombre por dónde pasa, tiembla, aunque no deja daño, solo espanto. A TIERRA BLANCA Es el día que los poetas caminan y marchan en busca de justicia. El día que la protesta por la sangre regada de los hijos asesinados, golpea conciencias de todos los que somos padres. Es el día que todos estamos un mucho ‘hasta la madre’, de tanta sangre vertida. Fui a Tierra Blanca en busca de nada, ni siquiera de la calor que hace que se sude hasta aquellito. A ese pueblo sin mar y con ríos contaminados y al que, al parecer, Tito, tito capotito ya subió al cielo y pegará un grito con la remodelación del jodido y olvidado parque Juárez, que le legó un Venao sin moral, muy apañador de dineros ajenos. Junto al parque tomo un café. Le han dado su manita de gato de pintura color mamey y me he enterado que el alcalde tiene 12 millones listos para remodelarlo. Uno casi nuevo. Como el Central Park neoyorkino. Viene. Este es más viejo que Matusalén, la última vez que se remodeló fue en la época de Segundo Verde Sánchez, hace 60 años. En la entrada al pueblo hay una estatua pequeña de Jesús García Corona, héroe de Nacozari, un ferrocarrilero que era rielero y tenía a su Juana, pero era sonorense. ¿Qué demonios tiene que hacer allí? Jubílala, alcalde, mándala a la bodega de los recuerdos y traslada la enorme maquina ferrocarrilera que está por el rumbo del parque a su entrada, para recordar el gran centro ferroviario que una vez lo fue, en tiempos de Demetrio Vallejo y Valentín Campa, honestos dirigentes ferroviarios. Esa sí luciría perrona. Que se sienta tu mano, presidente, sacude a ese pueblo que se pasmó de tanta corrupción que vio pasar. La entrada al pueblo es pavimentada ahora con concreto hidráulico, comienza a verse el trabajo. Ese Municipio será apoyado por el gobierno estatal, porque, entre otras cosas, el alcalde Tito Delfín Cano representa a los 92 alcaldes panistas que se le han ido a cuadrar al nuevo gobernador, como veo doy, dicen que les dijo. EL PARQUE Hay un miércoles ciudadano. El calor es de 32 grados. Soportable. Los toldos azules que cubren a la gente del dios sol, dan cuenta de quién gobierna ahora. Pueblo de mala suerte. Lo han gobernado panistas y priístas y una vez un Verde iletrado, que les ganó la elección a ‘vara alzada’, como en carrera de caballos. Ni Macondo en sus malos tiempos. Abro su diario Crónica. Veo un rostro conocido. Prendo la radio XEJF, que pronto será FM, ahí está el exalcalde Pancho Arano Montero, panista que presumía ser amigo de Felipe Calderón y Calderón no le dio ni el saludo. Miento, si lo saludaba en cuánto le veía, no le dio chamba. Se mencionaba fuertemente para Capufe, pero ni de boletero de caseta quedó. Pancho Arano, a quien el pueblo le llamaba la segunda vez que fue alcalde, ‘el carrito de paleta’, porque para que caminara había que empujarlo, pide y grita que José Luís ‘chuleta’ Álvarez, quien es diputado federal por la gracia del PRI, el tal Arano quiere que regrese a las filas del PAN. ¿Y ahora? ¿Qué cree que éste es Buganza? ¿Que puede chaquetear con ligereza, simpleza y sin medida?. Pancho ignora que Duarte tiene bien cobijado a ‘chuleta’, y que por nada del mundo lo dejará ir, como Dante dejó ir una vez a José Guillermo Herrera a los brazos del fidelismo rojo. Además, ¿qué más quiere?: han ganado la alcaldía, la diputación local y la gubernatura. ¿No les llena eso? Un amigo de Arano me dijo que el calor lo trae así: atarantado y obnubilado, por no decir apentontado (sic). Comida en La Bendición, uno de mariscos al pie de la carretera donde se come como campeón, compra de quesos de hebra y el jarocho y unos tamalitos y bollitos de elote, unos mangos y al regreso a Orizaba, que también es pueblo. SEGUNDO VERDE Segundo Verde fue dos veces alcalde. De esos viejos caciques útiles que le servían a sus pueblos. El parque se remodeló en su primera administración (1947-1949); cómo llegó a la segunda (1951-1953) fue todo un suceso de anécdota. Sucede que Verde representaba a los ferrocarrileros y ganaderos, la fuerza de ese Municipio. Un día se apersonaron ante don Ángel Carvajal, padre de la criatura que no quiso ser candidato en tiempo de López Portillo, Gustavo, quien se quedó como la Penélope de Serrat, esperando en la estación del tren, y cuando quiso ya no se pudo, se le atravesaron todos: Gutiérrez Barrios, Chirinos, Alemán, Fidel, Duarte ya no porque ahora ni intenciones tenía, la edad se le vino encima, sin carnaval ni comparsa. Don Ángel era poderoso secretario de Gobernación de Ruiz Cortines. Una pléyade de terrablanquenses, encabezados por Segundo Verde, llegaron a ese viejo edificio de Bucareli donde despachaba y en ocasiones salía humo blanco como en el Vaticano; le llevaban un candidato. Carvajal pidió que sólo pasara Segundo. Cuando lo tuvo enfrente, le dijo: ‘ese que traes de candidato no puede ser. Vas a ser tú’. Oyó las palabras mayores, como se estilaba en aquellos tiempos del priísmo arrollador, el presidente o secretario de Gobernación decidían y nadie pataleaba, ni berrinches hacían. Así llegó a su segunda presidencia municipal. Fue un presidente bien reconocido. Querido y aceptado.

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