El pasado fin de semana entró en vigor el cuarto aumento del año al precio de las gasolinas y el diesel, y de acuerdo a información periodística, con este nuevo aumento, si queremos llenar con 40 litros de gasolina magna el tanque de un automóvil compacto, los mexicanos tendremos que pagar ahora 95.2 pesos más de lo que gastábamos cuando comenzó la administración de Felipe Calderón.
Es de esperarse, entonces, otra ola de aumentos, en vista del incremento en los eslabones que conforman las cadenas de comercialización de los productos que consumimos. Esto, agregado al incremento del precio de la tortilla de hace pocas semanas, nos señala que se avecinan tiempos difíciles para la mayoría de la población mexicana. Por si fuera poco, la reserva estratégica de granos básicos del país es escasa, por no decir inexistente.
Esto es muy grave, y el gobierno federal se muestra impávido, como esperando que las cosas se resuelvan por sí solas, pues no se observan acciones contundentes o la aplicación de alguna estrategia efectiva para contrarrestar los problemas que abruman a los mexicanos.
La administración de Felipe Calderón se encuentra empantanada con el gravísimo problema de la inseguridad que provoca el crimen organizado, y si bien es cierto que esto representa una prioridad, también lo es, que no se puede minimizar el resto de las prioridades de la agenda nacional.
Lo peor del caso, es que la sociedad mexicana no ve avances en la lucha contra la delincuencia organizada, por el contrario, casos tan lamentables como el del crimen del hijo del periodista y poeta Javier Sicilia y la solidaridad que se ha gestado a su alrededor en los últimos días, tiene “contra las cuerdas” al gobierno federal, que no encuentra como salir bien parado de este caso.
Sin embargo, sí se observan prioridades en materia de política partidista del gobierno federal, pues muestra mucha preocupación para que su partido, Acción Nacional, logre una alianza con el PRD para la elección de gobernador en el Estado de México, tanto así, que hasta la secretaria general de su partido, Cecilia Romero, aseguró que el Presidente Calderón está muy interesado en que se logre la candidatura mexiquense en alianza de los dos partidos antagónicos, aunque ésta recaiga en el perredista-lópezobradorista Alejandro Encinas.
Algo pasa con los militantes distinguidos del PAN, pues actúan como desesperados, cuando realizan declaraciones a los medios de comunicación. Ejemplos sobran, pero hay casos patéticos como lo declarado el pasado sábado en la ciudad de Veracruz, por el diputado federal, exsecretario de Gobernación y exgobernador de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, quien haciendo gala de ignorancia supina, impropia para un político que ha estado en los más altos niveles de la administración pública, pretenda descalificar con singular torpeza, la actuación en materia de seguridad pública del Gobernador Javier Duarte, quien, desde el inicio de su gobierno ha demostrado absoluta voluntad para trabajar de manera decidida y coordinada con el gobierno federal y las fuerzas armadas de nuestro país en la lucha contra el crimen organizado.
Además, Ramírez Acuña, en el colmo de su postura desinformada, y pretendiendo justificar supuestos logros del gobierno calderonista, se atreve a decir que el número de pobres en nuestro país no se ha incrementado durante la administración panista. Entonces nos preguntamos, si los datos oficiales que reporta la CONEVAL -que es el organismo federal encargado de la evaluación de la pobreza y el rezago social- son falsos, cuando es pública la información de que del año 2006 al 2008, aumentó en 5.1 millones la cifra de mexicanos que viven en condición de pobreza. El organismo ha señalado que de una suma de casi 55 millones de personas en pobreza, 19.5 millones se encuentran en extrema pobreza.
La posición de Ramírez Acuña de ignorar la realidad y pretender ocultar el sol con un dedo, es un absurdo que en nada ayuda a la administración federal panista, pues quedan en evidencia las verdaderas intenciones electoreras de las declaraciones del militante de Acción Nacional. Queda claro que lo único que interesa a Felipe Calderón y al PAN es seguir en el poder, aunque no sepan qué hacer con él.
Queda claro también que los aumentos a los combustibles y su repercusión directa en los precios de alimentos y otros productos básicos, perjudicarán a la mayoría de los habitantes de este país y una consecuencia lógica será que el combate a la pobreza a través de los programas sociales que realiza el gobierno federal sufra un fuerte revés en sus resultados, a no ser que lo que realmente les importe en la implementación del programa Oportunidades sea la operación clientelar electorera del programa y no el aumento de los indicadores de bienestar y desarrollo humano de los millones de mexicanos que se debaten día a día en el drama de la pobreza y la marginación.
El Presidente y su partido deben dedicar más tiempo a tratar de rescatar estos dos años con un mínimo de buen gobierno y bien común, como dicen sus postulados, en lugar de seguir perdiendo el tiempo en la obsesión de gobernar a toda costa y con muy alto costo económico, político, social y moral a los mexicanos. Menos grilla y más resultados, de lo contrario serán otros dos años perdidos para México, sumados a la década que ha desperdiciado el PAN en la Presidencia.
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