por Gustavo Cadena Mathey
viernes 15/04/2011
Buen día, lector:
En 1980, a pocos meses de concluir el sexenio de Rafael Hernández Ochoa, cuando ya casi se había retirado de la política, según cuenta Alfredo Bielma Villanueva en su obra El Ocaso del Camaleón(2005) el ex subsecretario, Manuel Carbonell de la Hoz reapareció a la vida pública y se dedicó a recorrer los principales puntos del estado, organizando “comidas de la amistad”, con el aparente propósito de pelear la nominación, movimiento que en realidad, asegura Bielma Villanueva, fue con el propósito de boicotear las aspiraciones de Reyes Heroles y de paso desquitarse del veto que en 1974, el mismísimo Reyes Heroles le aplicó para desarticular el madruguete de Carbonell para ser el candidato del “partido aplanadora”.
Por esos primeros meses de 1980, además de Carbonell, había varios tiradores a la silla que pronto dejaría vacante Hernández Ochoa, empezando por el dirigente nacional del partido, Gustavo Carvajal Moreno.
También peleaban la candidatura Manuel Aguilera Gómez, ex director del Instituto Mexicano del Café y secretario de Gobierno del Departamento del Distrito Federal; así como Fernando García Barna, de reconocida trayectoria política en la entidad al que se manejaba como solución local y Arturo Llorente González que siempre la peleaba, igual que los senadores Manuel Ramos Gurrión, del sector popular del PRI y el líder nacional de la Confederación Nacional Campesina Mario Hernández Posadas.
LISTO EL TAPADO, AHORA LOS TAPADITOS
El sábado 22 de marzo, en Glosario del Momento del Diario de Xalapa, Ricardo y Oscar Gil (los hermanos Román y Orlando García Ortiz) parodiando temas de la Semana Santa que corría, apuntaban:
Solamente un milagro de gloria –como la resurrección de Jesús y no precisamente el de Veracruz- podría impedir que el subsecretario de Investigación y Ejecución Fiscal, Agustín Acosta Lagunes llegara a obtener la nominación priísta para la gubernatura estatal.
La historia de la sucesión gubernamental de 1980 en Veracruz, parece estar escrita, si bien aun no se produce el descobijamiento que la usanza priísta acostumbra y todo se reduce, hasta la fecha, a versiones periodísticas con fundamento.
Es ahora cuando innumerables periodistas y políticos que hasta apenas esta misma semana que concluye izaban sus velas y rompían lanzas por algún otro aspirante, se han visto obligados a, de la manera más inteligente posible, elevar sus salmos sexenales por el subsecretario de Hacienda.
Ni los más escépticos dudan que la decisión presidencial se ha inclinado por Acosta Lagunes y que en cuestión de días adquirirá carácter oficial. Sólo quienes creen en los milagros esperan que se produzca uno de estos para lograr que sea otro, finalmente, el elegido.
Las condiciones políticas que prevalecen ahora, aunque prematuras, se antojan muy distintas a las que hace seis años culminaron con el histórico “carbonelazo”. Esta vez no hay pronunciamientos de sectores ni expresiones oficiales de apoyo, aunque abierta o discretamente los grupos se suman cada día a AAL.
El hombre que ejerce el poder en el país, además, no es de los que, como su antecesor, recurren a sadismos políticos para satisfacer su enfermedad de poder.
Veracruz está, pues, ante la perspectiva de tener por primera vez en su historia un gobernador de extracción técnica, pero tecnócrata, no como se había afirmado antes que cualquier otro medio, en la serie “Los hombres de la sucesión”. Desde Adalberto Tejeda, por primera vez en los últimos cincuenta años, el virtual candidato y futuro huésped de palacio de gobierno no será abogado.
A su formación profesional de economista, Acosta Lagunes reúne sensibilidad política y ésta, es una de las virtudes que, aparte de lo afectivo, debió sopesar el Jefe de la Nación, al tomar la gran determinación, si es que como todos suponen la ha tomado finalmente en el Hombre de Paso de Ovejas.
A 16 días de que se produjera el “destape” oficial, que ocurrió el 8 de abril, señalaban:
Sólo unos días separan a los veracruzanos de casi diez meses de intensa actividad política. El estado más politizado del país no demorará en vibrar con la esperanza del sucesor de Rafael Hernández Ochoa. Nuevos rostros y nombres inundarán en unos días más el panorama estatal.
De no variar las cosas, como sería remoto que ocurriera, a manera de adelanto, podrían mencionarse algunos de los hombres que, al lado de Acosta Lagunes, pronto cobrarán familiaridad entre los veracruzanos por su cercanía al todavía subsecretario:
Amador Toca Cangas, procurador de justicia en tiempos de López Arias y conocido entonces como el fiscal de hierro; Francisco Berlín Valenzuela ex secretario de gobierno durante todo el sexenio murillovidalista; Ignacio Morales Lechuga, abogado oriundo de Poza Rica y actual notario público número 114 en el Distrito Federal.
Además, Florencio Azúa Gallegos, ex dirigente de la Tribuna de la Juventud y ex síndico de Papantla; Carlos Ruiz Fernández, capitán y ex jefe de ayudantes de Murillo Vidal y del líder petrolero Oscar Torres Pancardo; Atanasio Reyes Márquez, abogado y ex jefe del Archivo de Notarías del Gobiernoi del Estado.
Francisco King Hernández ex alcalde de Coatzacoalcos y administrador de la Aduana de Manzanillo Colima (de ahí su inasistencia en la “comida de la amistad” del sábado anterior en honor de Carbonell de la Hoz); Carmen Cristiani Zaldo, economista y funcionaria de la subsecretaría; Octavio Andrés Téllez, ex regidor xalapeño y delegado del Registro Nacional de Electores.
Semidestapado, pues el Tapado, estos son sólo algunosde los tapaditos que pronto también se destaparán, apreciaron.
En esa misma columna los hermanos García Ortiz vaticinaban:
Si hace seis años el diputado Fidel Herrera Beltrán fue uno de los coordinadores de la campaña electoral de Rafael Hernández Ochoa, ahora podría repetir color y la realidad es que el esmirriado político cuenqueño se las sabe de todas todas, en estos menesteres, como que esta sería la tercera campaña política para gobernador en que participe, lo que demuestra, además, que posee el secreto para sobrevivir a los más duros oleajes de la política.
Martes 8 de abril de 1980
Ese día se informaba: El próximo jueves a las 10 horas arribará al aeropuerto El Lencero, el licenciado Agustín Acosta Lagunes, precandidato del Partido Revolucionario Institucional a la gubernatura del estado de Veracruz, para el periodo 1980-1986.
Así lo informó el arquitecto Antonio Calzada Urquiza, ex gobernador de Querétaro y delegado general del CEN del PRI, poco después de haber recibido el registro de la precandidatura del licenciado Acosta.
Ese mismo día se llevará a cabo en las oficinas del partido una asamblea multitudinaria en la que el precandidato recibirá la bienvenida del diputado Gonzalo Morgado Huesca, presidente del Comité Directivo Estatal.
A las 18 horas del día 10 se llevará a cabo en Coatzacoalcos la asamblea del Sector Popular en la que estará presente el licenciado Humberto Lugo Gil y el delegado del CEN de la CNOP, diputado licenciado Alfonso Zegbe.
A las 11 horas del viernes 11 en el puerto de Tuxpan tendrá lugar la asamblea del sector campesino y el 13 a las 11 horas en Veracruz, la del sector obrero.
La convención estatal en la que rendirá protesta como candidato oficial está marcada para el día 17 a las 11 horas en esta capital y estará presente el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Gustavo Carvajal Moreno.
El miércoles 9 de abril apareció publicada en los periódicos de entonces la fotografía oficial del candidato y se describía que había sido registrada su precandidatura de parte de los tres sectores, la ANFER y EL MNJR, que lo propusieron a unas horas después de publicarse la convocatoria y luego de un desayuno.
Ese mismo miércoles también se informaba de las declaraciones del gobernador
Rafael Hernández Ochoa ante los periodistas capitalinos, al inaugurar la serie “Provincia en el DF” de la Universidad Veracruzana, en el Poliforum Siqueiros:
México, D.F. , 8 de abril.- “Veracruz dará el jalón definitivo” en los próximos seis años. “Me alegra mucho que el próximo gobernador de mi estado sea un licenciado y ranchero como yo”.
En la edición se incluyó el texto de su Renuncia a la Subsecretaría de Inspección Fiscal de Hacienda.
El sábado 12 de abril, ante cerca de veinte mil priístas que lo aclamaron con entusiasmo, el precandidato a la gubernatura estatal convocó a los veracruzanos “a unirnos sin divisiones ni odios, ni ocios” y los instó a hacer del Estado “granero y Yunque de la Nación”.
En Manlio Fabio Altamirano, la vieja Purga diría: “Hay dos tipos de hombres: los que cumplen años y los que cumplen su palabra. Yo, les aclaro que soy de los segundos”.
La impresión que Agustín Acosta Lagunes causó a los veracruzanos, en su primer contacto oficial como precandidato a la gubernatura, no pudo haber sido mejor. Sin recurrir a las trilladas poses demagógicas ni a las tradicionales actitudes populistas, el hombre de Paso de Ovejas se echó a la bolsa a sus paisanos con sólo dos cosas: un lenguaje distinto y una forma diferente de enfocar los problemas.
Por ahí lo seguirían sus hijos Ernesto y Agustín Acosta Azcón: “No somos juniors”; “No soy un chavo de la Ibero” me dijo Ernesto; “¿Mi padre?, un papá a todo dar”: precisó Agustín, el candidato “sabe hacer trabajar a todos” comentaron orgullosos de su padre, sereno uno, tímido el otro, Ernesto y Agustín Acosta Azcón, hijos del licenciado Agustín Acosta Lagunes, firmes en sus respuestas, manifestaron que no se consideraban “juniors” o “niños mimados”.
Hasta aquí la historia, en otra ocasión iremos a las anécdotas. Esperemos que alguien se acuerde que Veracruz le debe un homenaje postmorten a este polémico personaje modernizador de Xalapa y de todo Veracruz.
Que tenga buen día lector.
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