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miércoles, 4 de abril de 2012

Camaleon Perspectiva electoral por:Alfredo Bielma Villanueva

4 de abril del 2012
Tiempo hubo en el que Veracruz era conocido como “La reserva electoral del Partido Revolucionario Institucional”, eso fue antes de la alternancia; para entonces, el concepto del “voto verde” cobraba especial importancia. No faltaba la razón a quienes de esa manera evocaban a Veracruz por su preeminencia priísta, ello no obstante el serio descalabro que el PRI había sufrido en las elecciones municipales de 1994, primero, y en 1997 como culminación de un proceso de serio deterioro que pocos advirtieron. Por supuesto, ese deterioro no era privativo del estado de Veracruz, pues en las elecciones federales de ese año el PRI perdió la mayoría en el Congreso, aquí solo se reflejaba lo que acontecía en el escenario nacional, y se resumía precisamente en la conducta del titular del ejecutivo federal respecto del partido que lo elevó a la presidencia de la república, ¿quien no recuerda la reiterada “sana distancia”?
Veracruz seguía aportando una buena cuota de sufragios al PRI, pero en el ámbito de lo municipal, principalmente, había signos que debieron haber alertado a las dirigencias priístas; solo que el largo periodo de la hegemonía los tenía obnubilados, “no había en México poder político capaz de derrotar al PRI”. 
Aquello del “voto verde” no era sino un eufemismo para declarar las elevadas posibilidades de manejos subrepticios en las urnas, a menor vigilancia correspondía un mejor manejo del resultado electoral; de allí que con singular frecuencia en los conteos parejeros se esperaba la definición que corría a cargo del famoso voto rural. Si bien no se tiene bola de cristal para conocer previamente y con certeza los resultados del proceso electoral cuyas campañas arrancan, con el auxilio de la información de los procesos precedentes se pueden establecer potenciales aproximaciones.
En los comicios federales de 2006, el PRI ganó en el Estado de Veracruz en solo seis de los 21 distritos electorales; sin embargo, paradójicamente seguía siendo la primera fuerza electoral en el estado, al superar por 18 mil votos al total de los sufragios obtenidos por el PAN. En esa ocasión el PRI totalizó 943 mil votos y el PAN 925 sufragios; la coalición PRD-PT-Convergencia alcanzó 836 mil votos, sin duda, fue un cotejo electoral muy competido.
Los detalles de aquella elección recuerdan que los distritos para el PRI fueron San Andrés Tuxtla, Coatepec, Orizaba, Xalapa urbano, Zongolica y Tantoyuca. También que la elección en San Andrés Tuxtla fue cerrada, pues Nemesio Domínguez superó apenas con 300 votos a su contrincante del PRD, Jazmín Copete Zapot, de la Coalición de izquierdas, la decisión inapelable la dictó el tribunal de la materia. No obstante ser la primera votación en Veracruz, sonaba irónico, pero los resultados fueron tan catastróficos para el Partido Revolucionario Institucional, que pasó a ser la tercera fuerza en el Congreso General.
En la pasada intermedia de 2009, el entorno electoral demostró diferente escenario. El gobernador veracruzano, un experto electoral, conocedor de todas las mañas susceptibles de ser aplicadas en pos del triunfo, ya había tomado totalmente las riendas del “pinche poder” en el estado, a grado tal que el ex secretario particular del presidente Felipe Calderón y candidato a diputado por la vía plurinominal por el PAN, Cesar Nava, lo calificó como un “Virrey Tropical que se ha apoderado de la vida, destino y recursos de miles en Veracruz”.
El caso es que los resultados electorales del 2009, respecto del 2006, fueron diametralmente diferentes para los partidos políticos, en Veracruz y en el escenario nacional. Ya sin el amparo del efecto Peje, la coalición de izquierda vio sustancialmente reducida su cuota de triunfos. El PAN no repitió logros y el PRI reverdeció laureles volviendo al carro completo de antaño en varios estados de la república. En el Estado de México se recuperaron cargos de elección municipal y legislativa, de tal importancia que a partir de allí la figura de Peña Nieto, el gobernador, empezó a sugerirse con mayores bríos para la candidatura presidencial. No era para menos, había pintado de rojo, los pasillos y cinturones que previamente eran de color amarillo y azul. Puebla, Oaxaca y Veracruz tuvieron carros completos; por esta circunstancia Fidel Herrera no desaprovechó la oportunidad para anotarse como prospecto presidencial, pero alguien muy cercano y con visión premonitoria le dijo que “eran sueños guajiros”.
Con los resultados electorales de 2009 el PRD y adláteres fueron relegados a la cuarta, quinta y hasta sexta fuerza electoral en 15 de las 32 entidades de la federación. En suma, el PRI tiene 237 diputados, mientras que el PAN ocupa 143 curules y el PRD 71 asientos; el PT tiene 13; el PEVM 22.
Pero el escenario de 2009 tampoco se asemeja al que observamos en 2012. Ahora es otro el gobernador en el estado de Veracruz y, a diferencia del 2009 cuando el PAN solicitaba la presencia del Ejercito mexicano para custodiar las elecciones del 5 de julio de ese año, el Ejército patrulla cotidianamente las calles de importantes ciudades veracruzanas; el IFE, que en aquella ocasión descartó esa posibilidad, ahora ha marcado con rojo (de peligro) algunos distritos veracruzanos y, por si no bastara al disímil contexto, en la conurbación más importante del estado la Marina controla la Dirección de Tránsito. Solo para abundar en lo diverso del panorama recordemos que la Marina también controla el centro  toral de la información, policiaca y anexas, el C4.
En esta elección, en un dramático sobresalto provocado por la infidelidad contra el correligionario y el partido de pertenencia, la solución electoral en el distrito de Huatusco se llevó hasta el último momento. Después de un minucioso conteo de votos y retrasos a propósito esperando el fruto de negociaciones en lo oscurito, Amadeo Flores Espinoza, el candidato del PRI, logró vencer el obstáculo y sacar adelante su caso. Ganó su elección con 45,947 votos contra 45 mil 367 obtenidos por Ulises Ochoa Valdivia, de Nueva Alianza, una diferencia de 580 votos a favor del primero.
Allí están los números para el diagnóstico. Las circunstancias son otras y habrá que esperar en qué medida influirá en el resultado la ausencia de un operador electoral con las mañas y la falta de escrúpulos para aplicarlas como el innombrable, utilizando el recurso público sin medida alguna. Tampoco habrá manejo discrecional de las redes del inframundo operativo y parece que, ahora sí, cada candidato tendrá que arreglárselas como pueda. En esto último, el PRI lleva desventaja pues el PAN tiene a Calderón, más operadores y presupuesto. ¿Seguirá siendo Veracruz la reserva electoral del PRI?  Pitágoras no se equivoca, la Ciencia Política tampoco.
alfredobielmav@hotmail.com          oterociudadano.com

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