Una vez que el tribunal electoral le
otorgué el documento que lo acredite como el próximo presidente de la
República, Enrique Peña Nieto deberá de enfrentar una serie de retos económicos
como pocos presidentes de la historia reciente de México.
El primero de ellos, será crear las
defensas necesarias para que nuestra economía no naufrague ante los embates de
las tormentas exteriores. La primera de ellas ya es visible y muy comentada, la
crítica situación de deuda de algunos países europeos, particularmente España e
Italia, dos economías fundamentales del viejo continente.
El segundo que se presentará a principios
de su mandato y del 2013, será una recesión en la economía americana, provocada
por la crisis presupuestaria y el aumento de impuestos. Gane quien gane, sea el
republicano o el demócrata, Estados Unidos va a caer en recesión, debido a la
falta de estímulo de su economía y a los frenos que le impondrá el aumento de
impuestos en las condiciones actuales: Se estima que el aumento de impuestos
por familia, será del orden de los cuatro mil dólares anuales; el pentágono va
a reducir sus gastos de defensa en cincuenta y cinco mil millones de
dólares; todos los estadounidenses
pagarán más impuestos para solventar su creciente déficit fiscal, herencia de
Mr. Bush; el impuesto sobre nómina se va a incrementar dos puntos porcentuales;
el gobierno dejará de pagar el seguro de desempleo para tres millones de
personas. En general se estiman
reducciones de gasto del orden de un trillón de dólares. Todo lo anterior equivale a quitarle tres
puntos porcentuales al crecimiento del Producto Interno Bruto, y con las
condiciones actuales de la economía americana, implica que van a generar una
recesión artificialmente. Afectando incluso programas de salud de adultos
mayores y generando recortes en la ayuda a los más pobres. Recesión y descontento social son el futuro
de Estados Unidos.
En México el problema de las pensiones
sigue latente. La disminución de los ingresos petroleros continúa lentamente minando
las finanzas públicas. La necesidad de
un consenso en el congreso para eliminar ciertos beneficios fiscales es
prioritaria pero muy difícil de lograr, porque será una medida nada popular,
como el eliminar la tasa cero y exentos en IVA, elevar la tasa de IVA a un 18 o
20% generalizado, elevar la tasa de
impuesto sobre la renta para personas morales, y eliminar también tanto régimen
especial en ese mismo impuesto.
La situación de Europa en caso de
agravarse va a provocar una corrida a favor del dólar a nivel mundial, lo cual
va a encarecer un poco más esta divisa, con los consecuentes costos a las
importaciones, en particular alimentos, sin dar tiempo a que se estimule la
producción de básicos en el país, generando un posible escenario de inflación
con recesión.
Nada fácil para un gobierno entrante, a lo
cual hay que sumar los conflictos político-electorales y la consideración de
los partidos de izquierda en convertirse nuevamente en los partidos del NO A
TODO, con el fin de generar condiciones más graves a la población que pudieran
replicar en 2018 el triunfo electoral del tricolor.
El gobierno entrante tendrá poco margen de
maniobra. Los acontecimientos no esperan al cambio de gobierno, mientras que el
saliente tiene pocos incentivos para iniciar una reforma que no le va a
beneficiar. Así, el futuro de México se
percibe sombrío ante la prioridad de los intereses políticos a los intereses de
la Nación. Sin que ni diputados ni senadores electos perciban el
tsunami económico que se aproxima lenta pero inexorablemente.
Hoy como nunca, en México debemos de estar
más interesados en las noticias sobre Europa y su salida de la crisis económica
o sobre la agudización de su caída.
Sobre Estados Unidos, y las cifras de empleo, para saber si su economía
va a resistir el choque interno sobre un presupuesto cuya aprobación llegará a
tiempos límites después de la elección, como ya pasó recientemente, generando
inestabilidad en los mercados de todo el mundo.
Allá también, por mezquinos intereses políticos se corre el riesgo, con
la diferencia de que el riesgo es mundial, no sólo con efectos en su propio
país.
Sólo queda esperar que diputados,
senadores y equipo presidencial, entiendan la urgencia, y se logren los
acuerdos con las distintas fuerzas políticas por el bien de todos, por el bien
común, o mejor dicho, por el bien de México y los mexicanos.
www.josecobian.blogspot.com Miguelcobian@gmail.com @jmcmex
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