CAMALEON
Sin duda, y es más que obvio, que el contexto social en el que nació y se dio el paulatino crecimiento del sistema político mexicano no es el mismo en la actualidad. Se nota en el desaparecido corporativismo que ahogaba la democracia sindical y partidista, también en el menguado y casi desaparecido autoritarismo presidencial, al igual que la evaporada dependencia del Congreso federal respecto del poder ejecutivo. Es posible constatarlo a través de un pluripartidismo que, coherente con una normatividad e instituciones electorales que propician mayor credibilidad en los resultados electorales, ha hecho de cada partido el centro en donde opera el control de sus respectivas clases políticas. También es notable en la mayor autonomía financiera y política de los gobiernos estatales respecto del centro; cada gobernador recogió las fracciones resultantes del estallido que removió al centralismo.
Muchos y variados signos confirman que la realidad social y política ha cambiado respecto del prolongado periodo de la hegemonía priísta. Por ejemplo, ni el gobernador de Chiapas, Julio César Ruiz Ferro, pudo librar su destitución en 1997 cuando la matanza de Acteal el 22 de diciembre de aquel año, ni Rubén Figueroa Alcocer, de Guerrero, se pudo mantener en el cargo tras la masacre de Aguas Blancas en 1995, el presidencialismo autoritario ejercitó todo su poder para deponer a ambos gobernadores y cortar por lo sano antes que permitir más abolladuras.
En cambio, Ulises Ruiz pudo sobrevivir en 2006 a los graves conflictos creados contra su gobierno por el movimiento magisterial y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, porque ni Fox ni Calderón se atrevieron a desafiar el todavía fuerte poderío priísta representado por 19 gobernadores de esa línea y de una cohesionada bancada legislativa priísta, sobre todo en el senado, que no permitirían la agresión a un correligionario de ese nivel. Está por demás agregar que de no haber tenido fuerte oposición en el senado Felipe Calderón quizás hubiera caído en esa tentación.
En nuestra historia son innumerables las veces en las que se aplicó la fracción V del artículo 76 de la Constitución General de la República que determina que es facultad exclusiva del Senado declarar, cuando hayan desaparecido todos los poderes constitucionales de un Estado, que es llegado el caso de nombrarle un gobernador provisional. Un texto que aterraba a los gobernadores durante la presidencia imperial, cuando el federalismo era un auténtico mito.
En el inicio del acomodo de la naciente clase política impulsada por el Plan de Agua Prieta, se destituyeron 10 gobernadores durante el interinato de Adolfo de la Huerta (1920). Obregón, 1920-1924, destituyó a 5 gobernadores no adeptos, Calles a 4 y Cárdenas a 9. El número se redujo con Ávila Camacho, que destituyó a tres gobernadores y con Alemán solo uno.
Circunstancias aparte, es conveniente recordar que favorecía al uso y hasta el abuso de la facultad de desaparecer poderes estatales el que la cámara de senadores estuviera integrada por políticos pertenecientes a un solo partido, enajenados al poder y a la voluntad presidencial.
El Sistema Político Mexicano es tan sabio que todavía cuenta con la capacidad de auto regenerarse e ir conformándose según las circunstancias. De allí que al perder el PRI la presidencia de la república en el año 2000, los gobernadores priístas, aunados a los perredistas y sumados los panistas, imaginaran una organización como la Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO), “un espacio institucional permanente de vinculación, consulta, deliberación, diálogo y concertación para lograr tanto un mayor equilibrio como la redistribución de las potestades que corresponden a los órdenes de gobierno federal y estatal”. Va implícita la idea de defenderse de los embates de la federación, y a la vez ir orientando los cambios hacia una más completa transición.
Esta por ver si la fortaleza de este Sistema Político es capaz de resistir el presumible embate que se avecina con la elección del 1 de julio próximo. Los signos que se avizoran no dejan de ser preocupantes, más pronto que tarde se irán revelando con mayor claridad. “Sea por Dios y venga más”, decía la abuela.
alfredobielmav@hotmail.com oterociudadano.com
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