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viernes, 17 de febrero de 2012

Acertijos LOS ECOS DE LA REINA Por: Gilberto Haaz Diez



*De Kamalucas: ‘Me maravillo a menudo de que la historia resulte tan pesada, porque gran parte de ella debe ser pura invención’. Camelot.



LOS ECOS DE LA REINA

El libro ‘La Soledad de la Reina’ causó inquietud. Tres amigos lectores hablaron. Uno lo hizo por Nextel. Se quejó, dijo que cuando comparé al tentón yerno del rey de apellido impronunciable, lo comparé con los mexicanos. No todos, le dije a botepronto y en contra de su reclamo. Hay muchísimos mexicanos honestos, es más, son más los honestos que los deshonestos, lo que ocurre es que en el servicio público ve uno cada tramposo, que hay que salir como Speddy González, huyendo. Rico, el amigo que no es rico más que en el apellido, se apuntó para ser el primero en la lista del préstamo. Otro. Isidro García, terrablanquense que labora en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, escribió: “Hola Gil, este pariente que seguido mencionas en tu columna es algo de nuestra querida maestra de química en la secundaria, Esperanza Muriedas, a la que no veo desde hace mucho tiempo. Te mando un abrazo. Atte. Joven Chilo”.

LECTURA RAPIDA

¿Cómo lo leíste tan rápido?, me dijo un contertulio ayer que le hablaba del libro. Fácil. No puedo decir de tener la capacidad de lectura del presidente Kennedy, que solía presumir leer mil 200 palabras por minuto y acordarse de lo que había leído, porque se puede leer a lo güey muy rápido, pero hay que meterlo al disco duro de la cabeza. Me ocurre un poco lo que a Juan José Millas: “Me piden a veces que hojee libros o revistas y que informe sobre ellos. Cuando digo que para informar necesito leer todo el texto, me miran con piedad, como a un tonto. Nadie lee un libro entero en la actualidad. No hay tiempo, es para ayer, por Dios, ábrelo por tres o cuatro sitios para hacerte una idea. El problema es que los libros siempre se abren por donde no deben, para engañarte”.

LAS BIOGRAFIAS

Los libros biográficos son muy fáciles de leer, aunque tengan 500 y pico de páginas. Mamotretos o no.  Hay que brincar todo lo que hicieron de chiquitos, porque de chiquitos, aún los grandes como Churchill o De Gaulle, de chiquitos solo habrán jugado a las canicas o a los caballitos de madera, como todos los niños del mundo. Comencé a hojear a brincos los años de la reina Sofía de pequeña. Era importante una buena parte de esa vida, porque pertenece a esa familia que reinaba Grecia y fueron expulsados por una asonada militar. Hoy los pobres griegos andan pidiendo dinero hasta en Elektra, que dizque los presta en abonos chiquitos.
Para leer solo hay que tener tiempo y robarle las horas al sueño porque por lo regular se lee en la noche, al menos así me ocurre. Libros han pasado por mis manos. Hace nada, a un amigo que lee mucho y que leyó poco porque gobernó un estado apenas, le envié uno de la historia del pueblo Judío, de Paul Johnson. Cierto día me llamó diciendo que era extraordinario y que estaba picadísimo en él. Yo había leído de Paul Johnson La historia de los Estados Unidos de América, y se me hizo tan fácil de leer que asimilé la historia de ese pueblo, y casi estoy seguro puedo pasar la prueba que le hacen a los inmigrantes para cuando quieren ser residentes en ese país de las barras y las estrellas. Rico me ha pedido que se lo preste, el libro de la reina, y lo apunto que es segundo en la fila. Llegó tarde su correo, hoy por la mañana lo presté al padre de un amigo, español de cepa, gallego de La Coruña, que también es pueblo, y al que seguro le encantará leer cosas de su patria querida.

LA APOTEOSIS PRIISTA

Anoche encontré al alcalde Hugo Chahín Maluly. Coincidimos en La Bella Napoli, un extraordinario restaurante orizabeño del querido amigo, Salvatore Luongo (q.e.p.d.), y de su esposa Violeta, que lo atiende con buen gusto y donde se cenan las mejores pizzas del mundo, vamos, me atrevo a pensar que mejores que las de Roma, las de La Bruschetta, en la parte del Trastevere por el río Tiber, donde un día el padre Alejandro Melchor me llevó a cenar poco antes de ver en la noche la impresionante escena de El Vaticano, allí donde los ensotanados suelen hablarse de tú con Dios, como las almas en Chapala. Orizaba tiene restaurantes de primer nivel. Fue el mismo día que todo Orizaba se alegraba por el regreso a casa de las dos jovencitas, a quienes los rezos de toda la ciudad protegieron.

LOS MAPACHES

Hugo venía espantado. Con cara de what, había ido al ritual cesariano donde los dos Yunes tricolores, los otros son azules, recibirían la constancia de mayoría para ser candidatos al Senado. Es decir, Pepe Yunes Zorrilla, un joven de la generación que debe gobernarnos de aquí en adelante, como la generación de los duartistas, aquellos que empollaron todos bajo el calentamiento global de la fidelidad. El alcalde de Orizaba fue a meterse a ese ritual del mapacherío en Boca del Río, en el WTC. Él, muy ajeno a esas cargadas al por mayor. Los dos Yunes, el otro del viejo Parque Jurásico, Héctor. Falta en la lista y están en espera del tercero: Chiquinando, para llenar las papeletas de muchos Yunes. Héctor se sintió un Henry Ford, cuando dijo: “Ha llegado el momento de recargar los motores por México”. Ah chingá. Pepe se le cuadró a su nuevo comandante en jefe, Enrique Peña Nieto, el que lidera las encuestas. Había de todo. Asombraba que Carlos Brito Gómez aún ande allí con chamba, cuando debe estar cuidando a sus nietecitos. Carballo el malo, sonreía con esa sonrisa maquiavélica. La bella Ainara, entre puro feo. Chilliswilis, Erick Lagos Hernández, presidente del PRI estatal, en medio de esa turba que gritaba vivas a los césares, como cuando los romanos llegaban victoriosos de batallas y su pueblo deliraba en la gritería, sabedores de que la presidencia de la República está en sus manos, si no la echan a perder.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com

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