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lunes, 30 de mayo de 2011

Cosas Pequeñas



MUJERES

Juan Antonio Nemi Dib

Un definición frecuentemente usada de estadística es la que la asume como el recuento, ordenación y clasificación de los datos obtenidos a través de observaciones para compararlos y obtener conclusiones. La estadística moderna ha evolucionado tanto en su método y herramientas que permite hacer inferencias, deducciones, aproximaciones, proyecciones y hasta pronósticos de mucha certidumbre; es un hecho que la aparición de las computadoras multiplicó las capacidades de la estadística al lograr el procesamiento de millones de datos en poco tiempo.

Hoy, la estadística es una herramienta imprescindible para la toma de decisiones y, si se la usa adecuadamente, evita errores y contribuye a hacer más eficientes las cosas, no sólo en el ámbito de las decisiones gubernamentales, puesto que también se la usa en la mercadotecnia y, en general, en todas las actividades económicas. Pero por eficaz que sea, la estadística tiene -como todo en la vida- sus “asegunes”, por ejemplo: ¿son correctos -es decir, ciertos, actuales- los datos utilizados?, ¿hay sesgo deliberado o accidental en la recogida y valoración de esos datos?, ¿son datos de calidad y en cantidad suficiente?, ¿se procesan adecuadamente?, además, por cierto, de su interpretación.

Los italianos, que no son los únicos, suelen burlarse del uso de la estadística mediante una anécdota ilustrativa: dos personas acuden a comer y piden un pollo, pero uno de los comensales se indispone y de última hora decide no comer nada; de cualquier manera, estadísticamente, cada uno de ellos ha comido medio pollo. Es cierto que, con habilidad discursiva, cualquier estadística se puede usar en pro y en contra, cuando se trata de fines propagandísticos, sobre todo, lo mismo para felicitar y presumir una realidad que para cuestionarla.

Pero eso no le resta valor a los trabajos estadísticos que, hechos con cuidado, con los métodos adecuados y controles de calidad, contribuyen a explicar fenómenos sociales complejos y a encontrar soluciones posibles para problemas severos. Hay quien asegura, contrariamente a los críticos italianos, que un buen analista puede sacar información social valiosa incluso del directorio telefónico.

Tal es el caso del Censo de Población y Vivienda 2010 que, como cada decenio, elaboró el INEGI (Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática) y que ofrece información invaluable sobre la situación de las mujeres veracruzanas. Aquí algunos ejemplos ilustrativos:

*  Hay más mujeres (3.95 millones) que hombres (3.69 millones) en Veracruz. Una diferencia del 3.3%

*  Veracruz tiene 1.98 millones de hogares. El 73.4% de ellos (1.45 millones) tienen por jefe a un hombre. El 26.6% de los hogares veracruzanos (527 mil) tienen una mujer como jefa.

*  Respecto de la población económicamente activa, el 70.6% son hombres y 822 mil (29.3%) mujeres. Este dato no incluye a los (as) trabajadores (as) de la economía informal, a los que trabajan por su cuenta ni a los que no tributan, tampoco a las personas que trabajan y que no reciben remuneración por ello (lo que le ocurre a cientos de miles de mujeres, por cierto).

*  Del grupo de personas que reciben como pago mensual menos de dos salarios mínimos, el 36.4% son hombres y 53.7% mujeres.

*  De las personas que perdieron su empleo, la tasa fue de 4.1% en hombres y 3% en mujeres.

*  38.7% de las mujeres de 14 años o más con un hijo tienen un trabajo además del doméstico.

*  68.6% de las madres solteras declararon trabajar, mientras que el 43.9% de las separadas, divorciadas o viudas trabajan.

*  De las mujeres que trabajan y tienen hijos, 30.5% son comerciantes, 26.2% trabajan en servicios personales y 13.6% trabaja en actividades industriales o artesanales.

*  El 26.8% de las mujeres trabaja más de 48 horas a la semana (8 horas más que lo previsto por la legislación); tres de cada cinco mujeres trabajadoras (76.4%) dijeron que no están protegidas por ningún régimen de salud.

*  Hay 3 millones de veracruzanas que son mamás. El 18.47% vive en unión libre; el 16.45% se casaron civil y religiosamente; el 15.44% están casadas sólo por lo civil y el 3.49% sólo religiosamente; el 7.77% son viudas; el 1.3% son divorciadas; el 6% están separadas y el 31% son solteras.

¿Cómo interpretar estas cifras? Esa es tarea de expertos, pero aquí un anticipo amateur:

+  Las veracruzanas ganan menos que los veracruzanos: el mercado laboral veracruzano usa intensivamente a las mujeres pero las retribuye mucho menos que a los hombres.
+  Las veracruzanas tienen más opciones en la economía informal que la formal.
+  Las mayor parte de las veracruzanas que son madres además aportan dinero a sus familias.
+  Cada vez hay más familias jefaturadas por mujeres.
+  Cada vez hay más mujeres que no necesitan de una pareja masculina para resolver su vida.

antonionemi@gmail.com

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