Fortin Municipio que Florece!!!

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martes, 24 de mayo de 2011

Acertijos



+ A la periodista Auricela Castro García, por el sensible fallecimiento de su señora madre, doña Amanda García de Castro. Que descanse en paz.



Por: : Gilberto Haaz Diez


RUMBO A MORELOS

Mañana del 22 de mayo. Domingo. Día que se descansa, de los de fiaca.
Un día después de que los agoreros del desastre decían que se acababa el mundo. No se acabó. Debía acabar a tanta maluria que echa tiros y balas en este México de desgracias.
Voy rumbo a Cuernavaca, bella, mágica, pueblos que han servido para que los chilangos defeños lo tomen como coto de descanso.
Llamada atinadamente la Ciudad de la Eterna Primavera. Hoy conocida como la Ciudad de la Eterna Balacera. Parto temprano. Voy a una comida donde los periodistas se reconocen unos a otros. Una asociación llamada Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex), que preside el gran Teodoro Rentería, aquel que en un tiempo, junto a Jacobo Zabludovsky, un referente de 24 horas para los mexicanos de una generación, junto a Jacobo mandaban en ese espacio televisivo. Un buen hombre. Viejo periodista.
El evento lo será en el hotel Villa Béjar. Uno arabesco, el salón Alhambra, de la paisanada de Chahin, en la calle Domingo Diez, que debió haber sido un tío de Juan Manuel Diez, el emperador de los orizabeños.
Allí estoy a la llegada, entrar a un pueblo mágico como los nuestros, a Tepoztlán, allí si donde las almas suelen hablarse de tú con Dios, como en Chapala. Entro al pueblo, es domingo tempranero, ya vagan algunas gabachas gringas todas chancludas, que piden un baño a gritos. En el mercado se amarchantan. Los mercaderes comienzan a tender sus puestos entre las calles empedradas.
Es otro mundo, digno de descanso, los pájaros se oyen volar y el silencio reina. Cabría aquella frase de Saint-Exupery: “Si al franquear una montaña en dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía”.
Con sus mochilas al hombro, se ve pasar a los montañistas, escalar estos cerros clásicos del famosísimo Tepoztlán, es una tour que se refleja; bajo a un puesto a comprar souvenirs, si lo hago en Nueva York y Paris por qué aquí no. Me gusta visitar los mercados.
Me hago de algunos, la empleada me engatusa, me ofrece dos amuletos pequeñitos para tener salud y lana como Slim, o Valentín. Me los llevo.
Los panorámicos hablan en el camino. Hay uno de JDO de su programa Adelante, el Solidaridad de los pobres de Veracruz.
Entro a Cuernavaca a pecho tierra, es zona que se ha vuelto conflictiva. El último desaguisado fue el del crimen del hijo del poeta, Javier Sicilia, donde salió otra rebelión.
Hay rebelión en el mundo. En la zona Sol a Zapatero le gritan lindezas. España no se convulsiona, porque es rebelión pacifica, nada como los árabes y sus asonadas.
El presidente del gobierno de España pierde hasta la camisa en las elecciones dominicales. Tendrán que lamer sus heridas y comenzar a entregar el poder. Al paso que van, es seguro que adelanten elecciones.
Todo por hacerle caso al FMI y a los banqueros gordos insaciables de Wall Strett, donde el pueblo termina pagando lo que no debe, y los que tenían una casa, o la perdieron o la deben por ahora seis veces mas su valor, como nos pasó a México un tiempo y no nos rebelamos, aquellos líos del Fobaproa.
Se pasa Puebla y su alrededor, por el rumbo del aeropuerto, se llega a Cuautla, Yautepec, en ese bello estado de Morelos, el Siervo de la Nación, una estatua gigante con su clásica postura guerrera, blandiendo un machete y con su paliacate ala cabeza, hace recordar que un día el gran Napoleón pidió: “Denme tres Morelos y domino al mundo”.
Estado al que el crimen organizado ha desgraciado. Con buenas carreteras, ejemplo en contra nuestra, de paga pero buenas, todo lo contrario a lo que pregona Te-mentiría, perdón Rementería, el de la SCT, de que hay no sé cuantos miles de millones de pesos y nuestras carreteras están como el rey Tojo: tojo-didas.
Hay calor, presumen que Cuernavaca, como Acapulco, solo tiene cuatro días malos al año.
Veo el juego de los Pumas en un bar del hotel. Partido pinchón, con altibajos, gana Pumas porque eran favoritos. El aburrido rector Narro brinca en el palco. Ebrard le saca jugo, si el papucho Peña Nieto movía el copetito cuando el Toluca campeonaba, por qué Ebrard no.
Voy a la ceremonia. Una buena comida, sopa de queso de primera y una carne o pollo, a escoger. Ya hacía hambre.
Comienza el evento, premian por Veracruz a tres periodistas, Elia Melchi, del diario Notiver, por el género entrevista, columnista, mujer muy trabajadora en las teclas donde se escribe a diario. Bárbara Déctor, del Golfo punto info, artista de la lente, y a quien esto escribe, reconocido por las crónicas del Washington Post de Tierra Blanca, o sea Crónica de Tierra Blanca, sin merecerlo, porque uno no es periodista, se escribe porque se gusta, o quizá, como dijo Tomas Eloy Martínez: “Quizá escribimos para ser otros”.
Comienzan los discursos. Hay quejas. Hablan de no sé cuantos periodistas asesinados en no sé cuántos años.
Cuatro o cinco de los directivos le dan vuelo a la hilacha.
Atestigua y asiente con la cabeza el secretario de gobierno del gobernador morelense.
A todo dice que si, como todos los políticos, son como el son de la Negra: a todo dicen que sí pero no les dicen cuando.
Se premia a una veintena de hombres y mujeres de diversos estados del país. Algunos se emocionan. Llevan la tinta y el papel en las venas.
Otros son de radio y TV y de páginas de Internet, periodismo hoy de moda.
El calor arrecia afuera.
Termina aquello, a tomar carretera rumbo al regreso.
Los chilangos comienzan a abandonar la ciudad. Llenarán la autopista al retorno.
Esta vez no me apaniqué, enfrente del evento del hotel está el cuartel militar, y los gloriosos soldados del Ejército mexicano y la Marina hacen lo imposible por cuidarnos y abatir a la maluria.
Voy al regreso, me avituallo de lo que veo en el camino. Compro otro souvenir, un vendedor me da a probar un fruto llamado Lichi, me dice que es de Martínez de la Torre, no lo conocía, pero sabe sabroso. Y es muy nuestro, así consumimos lo que Veracruz produce.
Regreso sin incidentes. Día que no se acabó el mundo, donde periodistas fueron premiados por periodistas, que eso tiene valor.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com

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