Acertijos

Por:  Gilberto Haaz Diez

UNA DEL PUEBLO

Escribo estas líneas el mismo domingo en que, algunos agoreros futuristas, señalan que es el día que se acaba el mundo. Mientras eso ocurre voy a lo mío. Orizaba tuvo, en recién trienio pasado, autoridades de lujo, todos: alcalde, sindico y regidores; barrenderos y trabajadores sindicalizados y de confianza le echaron las ganas del mundo y la transformaron en otra. Dueña por tiempos pasados de autoridades corruptas, brilló con luz propia. Aquello era un oasis donde se encontraba agua pura. Si la oferta duartista para los municipios de 4 años en lugar de 3, aterriza con ese tipo de autoridades, bienvenida la enmienda. Si no, que asco y que pena. Porque la población debe reprimir y levantarse contra autoridades que no sirven para nada. Las revueltas árabes del mundo así lo demuestran. Ni España se ha salvado. Por cosas del destino, la semana pasada debí andar en Sol, en Madrid, allí en el kilómetro cero, donde ahora los españoles andan jiribillosos y no quieren a nadie, ni a los del PP (partido de derecha), ni a los izquierdistas del PSOE (partido que gobierna con Zapatero, que no sabe cómo hacer un cambio de suelas). Buscan su ‘democracia real’, en un país donde los gobernantes son votados. Veo a ese Oso y al Madroño viendo pasar el tiempo y las revueltas.

ARANDA Y PARTIDA

Pepe Aranda y Chava Partida partieron sin mí por Iberia (snifff). Iban a los toros y a mi los toros no gustarme mucho. Bueno, casi nada, aunque se enoje el Vale Lamoglia y Gutiérrez Príncipe, dueño del Toreo. Me pedían les acompañara, no pude pero les encargué el nuevo libro de Raúl del Pozo, columnista único. Pepe es natural de esas tierras, hijo de Tomás Aranda Varela, un gallego de los buenos, un hombre que con el trabajo y el esfuerzo llegó a estas tierras orizabeñas a forjar su futuro y a crear una buena familia. No podía viajar ahora, viajo pronto en estos días a esa España cañí, quizá a despedirme de la misma Cantabria, donde se come como campeón el cocido montañés, con garbanzos de Liébana, uno que patentaron cuando eran pobres y que han comido los ancestros por generaciones. Ir al recorrido de sus rutas campesinas, de sus pueblos que son mágicos, como los nuestros. Llenos de encanto y belleza. Rutear como romero buscando a Dios por Santillana del Mar, que es como nuestra Loma Bonita, Oaxaca, ciudad de las tres mentiras: ni está situada en ninguna loma, ni es bonita y oaxaqueña menos, pues viven y piensan como veracruzanos. Santillana es algo igual: ni es santa, ni es llana ni tiene mar.

OTRAS RUTAS

Por los pueblos rurales: Comillas, Torrelavega, Castro Urdiales, Santoña y ver, si hay tiempo, la llegada por Asturias, tierra de Manolo Haces, a Oviedo, que porta el titulo de la ciudad mas limpia del mundo, que año con año se lo da la UNESCO a través de la escoba de oro, un titulo muy bien ganado. Ver el hotel de La Reconquista, allí donde hospedan a Luís Miguel cada que les va a cantar al pueblo, y al maestro Woody Allen, el cineasta que se maravilló cuando recogió el premio Príncipe de Asturias y adoptó a esa ciudad como si fuera su Nueva York. Woody dijo: “Oviedo es una ciudad deliciosa, exótica, bella, limpia, agradable, tranquila y peatonalizada; es como si no perteneciera a este mundo, como si no existiera. Oviedo es como un cuento de hadas y además tiene un príncipe”. Una estatua de su tamaño fue el pago de ese pueblo agradecido a este hombre genio, que la ha visitado otras cinco veces y que recomienda, cuando se anda deprimido, ir a esa bella ciudad.

LOS MERCADOS

Pero debo andar loco o medio despistado. Comencé hablando de la autoridad municipal orizabeña del trienio pasado, iba al punto de comentar de los mercados. En tiempos muy lejanos, Orizaba creó un mercado que, como el Orfis, no sirvió para nada. Le llamaron Zapata, como mi general Emiliano. Obsoleto, los mercaderes nunca entraron a vender a sus islas. Lo hicieron a la calle y desgraciaron la calle y su paso. La pobre gente que allí vivía, tenía que soportar esos quebrantos. El Ayuntamiento pasado creó un nuevo mercado: Cerritos. Chingón, funcional, limpio, donde los comerciantes podrían ir a vender sus productos. Como siempre, los lidercillos se opusieron y manos ajenas de macuarros indecentes operaron en contra. No pudieron, porque había una autoridad con mano firme. Hoy están en Cerritos y allí van. Quedaron unos pocos en el Zapata (mercado que, en cuanto todos estén en el nuevo, debe ser derruido, es un elefante blanco que no sirve para nada, un parque a esos habitantes les quedaría de poca) Hace unos días, las nuevas autoridades dialogan con los que quedan en esa zona, como Tom Hanks en la película Náufrago, aseguran que se van al nuevo. Ojalá. Y ojalá a esa zona la hagan un parque bello, con juegos para los niños. El Marshall Heriberto Félix Guerra, jerarca de Sedesol, y uno de los 7 que aspiran a la candidatura del PAN, tiene lana para esos rubros. Hay que pedírsela.

UNA DEL CINE

Ayer noche fui a un Cinepolis, las grandes y bellas salas de los Ramírez michoacanos. En Plaza Valle de Orizaba. Antes, solía ir al cine a Veracruz, cuando estas salas aún no llegaban a este pueblo que tiene de vigía al Pico de Orizaba. Cuando me apersoné con el boletero y le pedí tres boletos para ver una cinta de acción, de esas donde el huamachito florece y los madrazos se acrecientan, me vio cara de papá o abuelito de guardería. Preguntó a bote pronto si los otros dos que me acompañaban eran menores de edad. Míralos, dije volteando, eran dos… pero de la tercera edad: Papicha Solar, futbolista de aquel Orizaba de Aussin, famoso porque solía meter los penaltis de palomita, y Joaquín Carballo, Carballo el bueno, un exbanquero sin banco. El boletero sonrió y me dio mis tres tiquetes con el consabido: que se diviertan.
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