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martes, 10 de mayo de 2011

CAMALEON


 

 

La gran marcha

Mar, 10/mayo/2011
 
por Alfredo Bielma Villanueva
 
 
Esperamos que la Marcha ciudadana organizada para protestar contra la inseguridad pública, contra la violencia y para exigir justicia en México no sea una más de las que ya se han llevado a cabo: la de México Unido Contra la Delincuencia en 2004, la Iluminemos México en 2008 y la más reciente del Ya basta etc., todas han dejado un resquicio para la esperanza y leves indicios de conciencia y unidad ciudadanas; pero debido a su eventualidad, al igual que sus predecesoras, se teme que sus planteamientos y exigencias caigan en el vacío, como si fuera un pervertido valor entendido subconsciente entre una ciudadanía que no termina por posicionarse como factor de decisiones y una clase gobernante encajonada y enajenada por intereses de grupo y de partidos. ¿Hasta donde llegaremos en esta tesitura en la que la ciudadanía exige y protesta y los gobiernos simulan escuchar?

Hasta ahora los gobiernos han sido reactivos, atienden o resuelven a toro pasado y a veces o casi siempre solo para cubrir el expediente, pero ha quedado de manifiesto que todo se reduce a un problema de abulia y acaso verdadera incapacidad para encarar los problemas. Aunque de esto último no podemos culpar al actual gobierno federal, el único que, bien o mal, ha emprendido la lucha contra el cáncer social que invadió a México hace varias décadas frente a la actitud contemplativa y acaso complaciente de las autoridades de su tiempo.

Para nadie fue un secreto, o era un secreto a voces, que gobiernos hubo envueltos en el rumor de que en los altos niveles de mando existían componendas con el crimen organizado. Ahora, lo realmente cierto es que las estructuras de los tres niveles de gobierno están infiltradas y las corporaciones policíacas estatales lucen descalificadas y no se les guarda confianza, como lo acaba de expresar públicamente el Secretario de Marina de México sin que hubiera réplica en contrario.

Es muy contemporáneo el vertiginoso avance de la delincuencia, lo más preocupante es que las autoridades estatales al parecer permanecen solo a la expectativa de lo que haga el gobierno federal. Tal no es un secreto, como afirma Alejandro Martí: “Ya basta que en los gobiernos de los estados estén trabajando independientemente y cada quien abandere su color o su partido”. Gobernadores ha habido que pretendieron escurrir el bulto conjeturando públicamente que las protestas son en contra del gobierno federal, intentando evadir una responsabilidad que corresponde por igual a toda la clase gobernante.

Ante el panorama nacional la ciudadanía busca soluciones y sacude su letargo porque no observa en la clase política sino abulia y desinterés por resolver los problemas generales. De allí las cada vez más frecuentes manifestaciones de protesta de la sociedad, por eso el grito del “si no pueden renuncien”, del “ya estamos hasta la madre” y del “ya basta”.

El presidente de la Fundación México SOS, Alejandro Martí, consideró que la marcha iniciada por Javier Sicilia el día 5 partiendo de Cuernavaca y que concluirá en la Ciudad de México el 8 de mayo, “es una forma de manifestarnos en el Ya basta, de que no se han cumplido los acuerdos que firmamos en el Acuerdo Nacional por la Seguridad”. Y, a su vez, Javier Cicilia dice que "Una paz basada en la violencia, basada en el temor, basada en el horror, no puede ser una paz, entonces vamos a caminar, los invitamos a ellos a que caminen con nosotros, es más, les exigimos que caminen con nosotros porque no son una clase política son servidores de los ciudadanos, la soberanía radica en el pueblo, no en el Estado".

Les asiste la razón, porque, como resultado de la marcha Iluminemos México celebrada en agosto de 2008, reunida la república, los gobernadores firmaron un Pacto de la Seguridad que contenía 10 ejes rectores con el compromiso de llevarlos a cabo, de entre ellos uno ordenaba la instalación del Observatorio Ciudadano. De conformidad con el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, este Observatorio sería plural, representativo de los distintos sectores de la sociedad para la planeación, seguimiento y evaluación del desempeño de las acciones en materia de seguridad, a fin de verificar el cumplimiento de los objetivos propuestos. Este eje estratégico, con la participación de la sociedad civil coadyuvaría a fortalecer el sistema de denuncias contra la corrupción y reportaría la mala actuación de los servidores públicos en el Ramo de la Seguridad Pública.

En nuestro inacabado sistema democrático difícilmente encontraremos un gobierno que acepte vigilancia sobre sus acciones por mucho que la normatividad los obligue, y en el caso particular del Observatorio Ciudadano en Veracruz no fue la excepción. Hubo desinterés e incumplimiento gubernamental; solo para cubrir el expediente se nombró al frente de este Observatorio Ciudadano a Ricardo Ahued, un xalapeño de inobjetable calidad moral, que para ese entonces figuraba ya como un posible prospecto a la diputación federal. Fue un nombramiento de mero trámite por lo efímero del mismo, porque una vez que Ahued se fue como candidato a legislador ninguna autoridad estatal se preocupó por el relevo, tal fue la medida del interés por servir a la sociedad.

Mientras ese Observatorio Ciudadano duerme en el sueño de los injustos esperando a ser reactivado, la marcha de ahora encabezada por Javier Cicilia y diversas organizaciones representativas de la sociedad lleva una especial carga de vivencias y una densa capa de desafortunadas experiencias. ¿Será una marcha más? Si las medimos por sus resultados cada una de las procesiones de protestas a las que nos hemos referido ha tenido un significado; si bien la realidad advierte que aparentemente no hay avances ciertos, marca un gradual progreso en la concientización ciudadana que está a la espera de que las clases política y gobernante entiendan, se enteren, que los problemas se van multiplicando y acumulando y que llegará el momento en que pudieran hacer crisis.

Pero dejar solo al presidente, entre una sociedad reclamante y una clase política tratando de sacar raja en tiempos electorales no es lo más recomendable, mucho menos buscar la ocasión para interpretar la marcha como una exigencia para el retiro del Estado en la lucha contra la delincuencia. La responsabilidad es de todos, sociedad y gobierno en sus tres niveles, cada cual desde sus respectivas esferas de acción. El horno no está para bollos.

alfredobielmav@hotmail.com

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