¿Cuántos millones de mexicanos son dañados por la demagogia?
La coyuntura que vive el país es el caldo de cultivo ideal para que los demagogos hagan gala de su oportunismo y vuelquen con singular alegría toda su capacidad demagógica e improvisen un altar a la patria donde se sacrifiquen a los culpables de todos los males pasados, presentes y futuros. Hay que entregar a los dioses de la pureza con extraordinaria sevicia a todos los integrantes de “la mafia del poder” para purificar a esta nación que ha sido expropiada por los malosos.
La contingencia es grave: es “la mayor destrucción de infraestructuras en México desde el terremoto de 1985”, cabecea El País en línea su nota sobre la última evaluación de los daños causados por dos huracanes y varias tormentas que parecen diluvios.
Publica el rotativo español que “México enfrenta su peor desgracia humanitaria en por lo menos 30 años. Desde el terremoto que destruyó buena parte de la Ciudad de México en 1985, ninguna catástrofe natural había causado los daños materiales que las tormentas Manuel e Ingrid dejaron a su paso por el país desde el 13 de septiembre pasado. Además de los 139 muertos, los 53 desaparecidos, las 52.000 personas que se han quedado sin techo y el medio millón de damnificados en todo el país, las infraestructuras del país han quedado diezmadas y las pérdidas son inauditas y millonarias”.
Y aparecen los redentores. O los que aparentar serlo. Los del Gobierno federal dan tumbos y se hacen bolas con lo recabado en centros de acopio y no llega la ayuda humanitaria a los necesitados con la fluidez que se requiere. Joaquín López Dóriga “entrevista” en horario estelar a los presidentes de Wallmart, Scot Rank, y Soriana, Francisco Martín Bringas, quienes informan sobre las toneladas de alimentos que aportan para los urgidos, pero callan las tropelías que a diario se cometen con los clientes habituales, ante la mirada indiferente de Profeco.
El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, informa que ya son 145 las muertes provocadas por los fenómenos meteorológicos y emplazó a los gobiernos estatales y municipales a que “den la cara” para deslindar responsabilidades. Una buena forma de deslizar la responsabilidad o al menos disminuir la propia. Una culpa repartida entre muchos toca de a menos, mientras que eñ coordinador nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, Luis Felipe Puente, se lava las heridas infligidas por propios y extraños.
La “despolitizada” Secretaría de Marina Armada de México asoma la cara en el escaparate nacional e informa que “El pasado 14 de septiembre, la tormenta tropical Manuel ya había ocasionado la muerte de ocho personas y el desbordamiento del río La Sabana, en el puerto de Acapulco. Hasta esa fecha, el gobierno de Guerrero tomó la decisión de convocar en Chilpancingo al comité de protección civil estatal”. El gobierno de Guerrero está encabezado por Ángel Aguirre Rivero, un ex priísta que de pronto se convirtió en izquierdista con el impulso de otro de idénticas credenciales, Marcelo Ebrard.
La “señorita Laura” arma un teledrama (Aristegui dixit) muy ad hoc y recibe de obsequio el uso de un helicóptero propiedad del Estado de México, pero que Eruviel Ávila se cree su dueño para simular que Laura lleva ayuda a Guerrero. Eruviel calla cuando debería explicar esa pifia de su administración. Si le atrae el rating de Laura, puede organizar y presidir un talk-show sobre el verdadero drama que vive Maude Versini, a quien los impolutos ministros de la Suprema Corte de Justicia le han negado el derecho de convivir con sus hijos, por el hecho de que el padre de los menores es nada menos que Arturo Montiel, padrino del Presidente Enrique Péña Nieto.
En otro escenario de crisis de derechos humanos aparecen los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la nación reclamando “respeto” a la autonomía del Poder Judicial de la Federación, donde se otorgó un sospechoso amparo a la maestra Elba Esther Gordillo, por “errores” de la PGR en la integración, de la averiguación previa, cuando pueden documentarse por miles esas pifias sin que los jueces, magistrados y ministros se inmuten. Confunde autonomía con separatismo. La ley es de aplicación general o no es ley. Hay miles de “presuntos culpables” esperando la acción de los tecnócratas del derecho, sin que haya pronunciamientos al respecto.
Otro punto de quiebra que no se agota es el de los maestros de la CNTE, que, aunque cada vez menos en número, embisten con mayor denuedo todo lo que pasa frente sus narices. Se sienten los Emiliano Zapata, Francisco Villa y todos los revolucionarios del Siglo XX juntos y sólo porque doblegan a otro “izquierdista, Gabino Cue, quien vino a la capital a entregarles 100 millones de pesos, según Rubén Cortés, del diario La Razón, creen que pueden derribar al gobierno constituido legalmente, porque sus demandas no se agotan en la conservación de sus privilegios, sino gritan su rechazo a toda acción del gobierno. Son los que dicen que se sienten con derecho a vandalizar, porque “los de arriba” son causantes de la pobreza. Los maestros pueden quemar autos, porque los del poder depredan el país impunemente.
Y surge la pregunta: ¿Cuántos millones de mexicanos son dañados por la demagogia? Podrían llegar a miles, diría yo.
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