Blanca Estela Santos
* Voces Unidas de Puerto Morelos piden intervención de Felipe Calderón, sin encontrar respuesta
* Desinformación sobre el proyecto genera desconfianza
* Federación, ciega sorda y muda
Las irregularidades y confusa o nula información que rodean el megaproyecto Dragon Mart Cancún, lo pone aún más en entredicho, sobre todo entre la población de la Península que se ven amenazados no sólo en su hábitat sino también en su estabilidad laboral y con ello económica.
Entre estos grupos se encuentran los habitantes del municipio de Puerto Morelos, donde se supone estaría la entrada de mercancías del país asiático. Esta localidad cuenta con una población aproximada de 15 mil habitantes, los cuales tienen su fuente de ingresos principalmente en el turismo y venta de artesanías, éstos serían impactados directamente por la construcción del Dragon Mart.
En ese sentido, Rosa Rodríguez Martínez bióloga e integrante de la Organización Civil Voces Unidas de Puerto Morelos en entrevista para Pulso Político, señaló que ya han tomado diversas acciones para protestar contra el proyecto, siendo la primera de ellas una carta dirigida al entonces presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa el pasado 17 de octubre de 2012, la cual sólo recibió como respuesta que se dirigieran a las instancias correspondientes al tema.
“Lo primero que hicimos fue enviarle una carta al presidente Felipe Calderón, en la cual nos quejábamos por cómo se dio el permiso de impacto ambiental por parte del Instituto de Impacto y Riesgo Ambiental (INIRA) Quintana Roo, porque no se siguió con las cuestiones que marca la Ley de Transparencia.
La respuesta básicamente fue que teníamos que dirigirnos a cada una de las secretarías involucradas, cosa que también se hizo y de las cuales ya no recibimos respuesta”, apuntó Rodríguez Martínez.
Asimismo, en esta carta Voces Unidas de Puerto Morelos, resaltó su preocupación por lo que consideraron un mal uso de los recursos con los que cuentan, “Consideramos que el uso de los recursos naturales y culturales de un país, una región, un pueblo, es algo que debe ser sometido a debate y discusión de la sociedad cuando se pone en riesgo su patrimonio natural y cultural, para evitar ser manipulado para beneficio de unos cuantos, pasando por encima de los derechos de los ciudadanos mexicanos consagrados en la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos y salvaguardar el futuro de la calidad de vida de sus habitantes”, destaca el documento.
Federación continúa ciega, sorda y muda
Rosa Rodríguez señaló que un proyecto de esta magnitud debe ser revisado de manera minuciosa por diferentes sectores para asegurar su legalidad, “requiere una revisión formal por parte de economistas, urbanistas gente que está en migración y que cuente con todos los permisos ambientales, que se asegure que no va a tener un impacto negativo, ni en la comunidad local ni en todo el país”, indicó.
Sin embargo, y pese a las constantes peticiones por parte de los habitantes, organizaciones civiles, legisladores y empresarios, la federación continúa, como diría la canción, ciega, sorda y muda.
La ambientalista reiteró que no se tiene, siquiera, un proyecto de vialidades ya que la zona donde se construiría el Dragon Mart, sería sobre la carretera que es paso para la gente que trabaja en la Riviera Maya o que viene de Cancún.
Por otro lado, reconoció que lo que compete al presidente municipal sería solo otorgar la licencia de construcción, por lo que reconoció que la verdadera preocupación es que son varias secretarías las que deben evaluar el proyecto y éstas no tienen o no quieren dar la información sobre el mismo, sobre todo en materia ambiental.
“No dice dónde va a ser la construcción, dónde podrán las aguas residuales, no hay nada (…) Todas estas solicitudes de estudio deben ser por parte de Semarnat, aunque dice que a ellos no les compete. Todo lo que tiene lo que se relaciona con cuerpos de agua es competencia de la federación y ahí donde está el terreno ya excavado, ya está expuesto el manto friático y el manto friático es una conexión directa con el arrecife”, aseveró Rodríguez Martínez.
En tanto, también existen incongruencias en la información sobre los permisos otorgados por la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa), para el desmonte de vegetación en el terreno, que supuestamente no es de Dragon Mart, sin embargo, una promesa de compra venta sobre el mismo se venció en agosto del año pasado, lo que haría pensar que el permiso para talar fue otorgado a la empresa asiática, pero al indagar, supuestamente este permiso fue dado a quien funge como la dueña Ana María Erosa.
Ante esto, la ambientalista reiteró a Pulso Político que, “la Profepa acaba de publicar un documento diciendo que todo está en orden y que no hay ningún delito que perseguir, que ellos tienen todos sus papeles en regla”, sin embargo, no muestran ningún documento que muestre ese dicho.
“Me parece extraño, supuestamente ellos iban a comprar el terreno desde agosto y cuando se les pregunta que quién desmontó, dicen que fue la señora que tiene el permiso pero no hay ningún documento que lo avale”.
Para Rosa Rodríguez, detrás del proyecto Dragon Mart Cancún hay fuertes intereses, “en lo personal yo creo que esto es algo que se viene cocinando desde hace muchos años y fueron buscando la forma de ir teniendo permisos para deforestar toda el área que es enorme, pero nosotros no tenemos todos los documentos”.
Finalmente, manifestó que ya no se están acercando a las Secretarías del actual gobierno federal y que prefieren hacerlo por medio de los senadores y diputados, quienes ya han comenzado a pedir información, sin que hasta el momento se tenga nada, realizando foros y dando difusión al tema.
Mientras tanto, los representantes de la empresa asiática siguen sin explicar el proyecto y, aunque aseguran que hay desinformación al respecto y que no es como se ha manejado en los medios, tampoco muestran lo contrario.
Pulso Político continúa buscando la versión del gobierno federal, así como de la misma empresa China, esperemos que pronto podamos tenerla para que usted pueda sacar sus propias conclusiones, como dice el dicho, no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas.
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