Los pueblos suelen volver la mirada a los acontecimientos significativos de su historia para comprender su identidad, asumir objetivamente su pasado y proyectar hacia nuevos rumbos su porvenir. La gestación y el crecimiento de una nación es un proceso siempre prolongado y nunca totalmente acabado, con luces y sombras que hay que acoger con espíritu generoso y también agradecido hacia quienes contribuyeron en su realización. Nosotros como mexicanos no somos la excepción, debemos aprender a mirar el pasado, para comprender nuestro presente y proyectar un mejor futuro, asumir nuestro papel protagonista como parte de este gran país, trabajando y preparándonos para construir el futuro.
Debemos valorar las acciones de tantos hombres y mujeres que con sus virtudes, e incluso defectos, han participado valiosamente en los momentos más decisivos de la historia, como lo han sido el Movimiento de Independencia y la Revolución Mexicana. Debemos ser también veraces al reconocer que muchos de estos hombres no supieron seguir los caminos de la paz, no supieron acordar consenso en el dialogo, la concordia, la construcción de instituciones. Incluso, hubo quienes cuya conducta en ocasiones distaba mucho de lo que algunos podríamos considerar ideal, mostrando desesperación, angustia, violencia, etc. No podemos decir que una persona haya sido totalmente buena o totalmente mala, la vida de cada individuo, incluyendo a nuestros héroes de independencia y revolucionarios, es una vida llena de matices, de contrastes, de luces y sombras, y juzgar a alguien como “bueno” o “mala” resultaría injusto, porque no hay tal. Estamos llamados a ver con objetividad la historia y desentrañar sus enseñanzas, valorando lo bueno, apreciando lo positivo, en su contexto histórico.
Existen a mi parecer prioridades fundamentales en el camino del desarrollo de nuestra Nación, de esa Nación que nos han heredado nuestros héroes de carne y hueso, esos seres humanos, que como nosotros han estado llenos de virtudes y defectos:
a) Queremos un México en el que todos sus habitantes tengan acceso equitativo de la tierra. Un México en el que se promueva la superación y el crecimiento de todos en la justicia y la solidaridad; por lo que necesitamos entrar decididamente en un combate frontal a la pobreza, pero no se trata de dar de comer al pobre, sino de darle los elementos para que él sea capaz de generar su propio alimento.
b) Queremos un México que crezca en su cultura y preparación con una mayor conciencia en su dignidad y mejores elementos para su desarrollo, con una educación integral y de calidad para todos.
c) Queremos un México que viva reconciliado, alcanzando una mayor armonía e integración en sus distintos componentes sociales y con sus diferentes orientaciones políticas, pero unificado en el bien común y en el respeto de unos y otros.
En conclusión en este aniversario de la Revolución Mexicana no olvidemos a los hombres y mujeres que lucharon por un MEXICO mejor, retomemos, valoremos, aprendamos y pongamos nuestro grano de arena para hacer de este país un MEXICO MEJOR.
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