lunes, noviembre 28, 2011
¿Cómo decidir?
Todos sabemos que el próximo año habremos de elegir al próximo presidente de la República y con ello el destino de México (y el nuestro) para los años por venir. Algunos jóvenes me han preguntado la manera en que los adultos hemos tomado la decisión para votar por algún candidato o algún partido político. Después de explicarles los parámetros que yo he usado, me preguntan por quién votaría si yo estuviera en su lugar, y allí comienza lo complicado. Mi explicación es la siguiente:
La próxima elección se decidirá por cuestiones muy primarias, y no por una combinación de factores. Es tan pobre la oferta electoral en México, que los ciudadanos llegamos a simplificar al mínimo la toma de decisiones y votamos por aquél que nos ofrece un satisfactor primordial, sin importar el resto, pues nadie cumple expectativas ni parciales ni totales de los ciudadanos.
Por ejemplo, si me preocupa mucho la libertad de elección de la mujer en asuntos como el aborto, y yo estuviera a favor, votaría PRD, si estuviera en contra PRI o PAN, pues ambos han actuado de manera similar al modificar leyes al respecto. Si yo estuviera en contra de Elba Esther y su influencia en el gobierno, habría de votar PRD o PAN. Si ya no quiero más violencia supuestamente tendría que votar en contra del PAN, pues Josefina y Cordero afirman que van a continuar con la misma estrategia de Calderón. Si yo fuera feminista y la candidata del PAN fuera Josefina, votaría por ese partido, aunque su política fuera conservadora, a menos que mi rechazo a los conservadores pesara más. Si me creo las historias de terror de la dictadura perfecta votaría en contra del PRI. Si no quiero inversión extranjera en PEMEX votaría PRD, en caso contrario PAN o PRI. Si me preocupan las clases bajas y la protección social del gobierno votaría PRD. Si desconfío de los plantones, marchas y personas que no se pueden poner de acuerdo votaría en contra del PRD. Si estoy en contra de la protección del ejecutivo federal a las mafias –hoy élites- que usan a México como tienda de raya para su beneficio, votaría PRD, pues PRI y PAN las protegen. Si estuviera en contra del duopolio televisivo votaría en contra el PRI y del PAN. Si estoy en contra de la corrupción e impunidad en el gobierno federal, iría a la casilla y anularía mi voto, con la esperanza de que muchos mexicanos también lo hagan y se tenga que anular la elección. Si no creo en ningún candidato, anularía mi voto. Si creo que haga lo que haga México no va a cambiar, simplemente no me presentaría a las urnas.
Cuando me preguntan cuál es el peor partido político, siempre contesto que depende el cristal con que se mire. Respecto a corrupción e impunidad, los tres son iguales. Respecto a saber hacer negocios desde el poder, los tres son iguales. Si consideramos incumplimiento de promesas de campaña, los tres son iguales. Si el PRD tiene a su Bejarano que en broma se dice será el secretario de hacienda del Peje, el PAN ha demostrado su capacidad de ocultar y proteger a los corruptos, desde los abusos en Pemex el sexenio pasado, la familia presidencial de Fox y su enriquecimiento, hasta la corrupción actual recién descubierta en CFE, o la estela del bicentenario para poner dos botones de muestra. Si los jóvenes son veracruzanos, les recuerdo que las peores carreteras federales del país están en Veracruz, así que el PAN no quiere a los veracruzanos. De la corrupción en el PRI, ni vale la pena hablar, es la inicial y proverbial. Hablar de las escasas diferencias entre uno y otro partido político es lo que va a llevar al votante libre a elegir entre las tres opciones, por eso afirmo que se simplifica terriblemente la elección de los votantes. En lugar de múltiples temas trascendentes, tendrán que elegir entre unas cuantas diferencias, a menos que sean fanáticos y se crean eso de que el partido de sus simpatías es blanco e inmaculado, mientras los otros dos son peligrosos para el país, y están manchados de lodos y sangre, cuando todos sabemos que los tres son lo mismo en lo general, pues así somos los mexicanos en el poder.
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