CAMALEON
Hoy, lunes 14 de noviembre cumple un cuarto de siglo la desaparición física de Rafael Murillo Vidal, uno de los mejores gobernadores que ha tenido el Estado de Veracruz. Hombre sabio y prudente gobernó con mano tersa este estado y se fue “limpio de sangre y oro”. Sin duda un auténtico paradigma para las nuevas generaciones ahora que se intenta privilegiar el engaño y la mentira como herramientas de trabajo político).
El Partido Revolucionario Institucional necesitaba algo más que los 10 millones de votos duros con los que decía contar, eran necesarios otros cinco millones de sufragios para alcanzar la meta con sede en Los Pinos. Elevar el número de votos fue uno de los objetivos de este partido político en 2005-2006, mientras colateralmente sus actores más importantes velaban armas para lograr la candidatura a la presidencia de la república.
Arturo Montiel Rojas, Enrique Martínez y Martinez, Manuel Ángel Núñez Soto, Tomás Yarrington Rubalcaba y Enrique Jackson Ramírez integraron la “Unidad Democrática” cuyo propósito principal era que de entre ellos surgiera el candidato a la presidencia de la república, en ese entonces ya estaban visiblemente opuestos a la pretensión de Roberto Madrazo Pintado que desde la presidencia del partido pretendía los mismo que ellos. Por el lado de las izquierdas solo figuraba Andrés Manuel López Obrador y era considerado el candidato a vencer, muy marginalmente Cárdenas levantaba el dedo. Jorge Castañeda Gutmán exploraba la candidatura independiente, mientras que el rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente presentía una posibilidad; no quedaba atrás en esfuerzos Víctor González Torres (“El Doctor Simi”) que gastó millones de pesos en su promoción política utilizada también como propaganda para sus farmacias de Similares. Por el PAN Santiago Creel, secretario de gobernación con Fox, era el delfín de este para obtener la candidatura, que le disputaban Alberto Cárdenas, Francisco Barrios Terrazas y Felipe Calderón, convertido este último en el caballo negro que finalmente y casi contra todos los pronósticos de ese año se convertiría en presidente de la república para el periodo 2006-2012.
En 2005 los aspirantes a la candidatura priísta clamaban porque hubiera unidad y procuraban un candidato de consenso, pero ponían como condición que el presidente del partido arbitrara el proceso de selección con objetividad y armonía, pero el presidente del PRI buscaba los mismo y ese fue el origen de la división entre los integrantes de la “Unidad Democrática”, mejor conocida como TUCOM (Todos unidos contra Madrazo) y Roberto Madrazo.
Una vez que Madrazo se quedó con la candidatura, Enrique Martínez Martínez, quien dejó a Humberto Moreira en el gobierno de Coahuila, y Manuel Ángel Núñez Soto que dejaba el estado de Hidalgo, ambos integrantes del TUCOM y adherentes a Montiel, que tuvo que retirarse por la acusación de enriquecimiento ilícito, hicieron mutis y se agregaron al equipo del nuevo gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto; a partir de entonces desde allí han operado exitosamente para conformar un equipo político-electoral que recuperó para el PRI los espacios perdidos ante el PAN y el PRD en el Estado de México, otorgándole dimensiones de gran político al hasta hoy imparable Peña Nieto en su camino a la candidatura presidencial por el PRI.
Roberto Madrazo logró la candidatura al ganar sin dificultad a Everardo Moreno considerado un patiño en la consulta interna del 13 de noviembre de 2005, pero no pasó la aduana electoral del 2 de Julio de 2006 porque los 9, 301,441 de votos que el PRI captó en la jornada electoral lo relegaron al tercer lugar de la votación, muy por debajo de los 15, 000,284 de sufragios del PAN y los 14, 756, 350 del PRD, Convergencia y PT. (35.89% y 35.33% respectivamente, lejos del pírrico 22.23% del PRI). En el libro “La Traición” de Manuel S. Garrido, Madrazo exhibe pormenores acerca del comportamiento electoral, la “deslealtad interna”, que adoptaron algunos gobernadores priistas en aquella jornada electoral de 2006.
Que no hay plazo que no se cumpla el correr del tiempo lo devela. Obviamente, para 2012 las circunstancias han cambiado y evidentemente los actores también, aunque algunos repiten número: Al interior del PRI ninguno de los anteriores aspirantes aparece en ese escenario que domina a plenitud Enrique Peña Nieto y solo le disputa Manlio Fabio Beltrones. En el PAN, Santiago Creel vuelve a luchar por concretar su anhelo presidencialista y en la izquierda prosigue en el intento López Obrador- a quien ahora Marcelo Ebrard le está compitiendo con elevadas probabilidades. En 2006 Marcelo Ebrard derrotó en la elección para el gobierno del Distrito Federal a Beatriz Paredes quien repetirá candidatura.
Entre las nuevas circunstancias en este 2011 es dable destacar que en la presidencia de la república, ahora está un operador político con historial partidista, con experiencia electoral y política, a diferencia de Fox cuyo único mérito fue su estilo desenfadado y poco ceremonioso que a la opinión pública, cansada ya de lo mismo, le pareció propicio para conseguir el anhelado cambio. Así ganó Fox y la derecha en 2000, con el impulso y el esfuerzo que paradójicamente iniciara la izquierda en 1988. Calderón conoce de estos procesos y su experiencia en la materia es comparable con lo mejor de la mapachería priísta. Factor de importancia es el desgaste que en tiempos de crisis conlleva el ejercicio del poder y esto se traslada al partido de quien lo ejerce. De las recurrentes crisis económicas ya ni hablar, más de la mitad de la población mexicana vive en condiciones de extrema pobreza.
Seis años después, la clase política se las arregló para que el tema de candidaturas independientes no entrara en vigor para la elección federal de 2012, porque representaba un serio riesgo para los partidos el que hubiera candidatos ciudadanos, ajenos a siglas partidistas por el descrédito de estas en la opinión pública debido a su innegable divorcio respecto de los intereses de la sociedad. El tema de la reforma fiscal permanece irresoluto, al igual que el régimen fiscal para PEMEX y muchísimos asuntos más que en su oportunidad fueron ventilados durante el proceso electoral de 2006, como el de gobierno de coalición, por cierto un tema propuesto en su momento de precandidato por Felipe Calderón.
Sigue pendiente la reelección de legisladores, un punto de la reforma política que la fracción priísta de la cámara de diputados suprimió, confirmando que la genética es herencia pues el constituyente de 1917, expresión del movimiento armado de 1910, legisló la reelección inmediata de diputados, senadores y alcaldes, que estuvo vigente hasta 1932 cuando, a inspiración de Calles, el presidente del entonces flamante PNR abuelo del PRI Manuel Pérez Treviño presentó ante la Convención Nacional Extraordinaria en Aguascalientes de este partido la iniciativa para que la reelección de legisladores no fuera ya inmediata, tal como rige ahora.
En su camino a Los Pinos el PRI en 2006 proponía la unidad como requisito fundamental para el logro de su propósito. Madrazo ganó la batalla al interior de su partido, pero no pudo o se desinteresó de zanjar los serios desacuerdos provocados por su candidatura obteniendo como consecuencia el desastroso resultado de una guerra perdida.
Las experiencias enseñan, ya en esta ocasión al interior del PRI no se avizoran signos que pudieran perturbar la unidad; hay expedientes que superar, pero Peña Nieto y su nutrido grupo sabrán hasta donde negociar con Beltrones, quien tratará de agenciarse espacios de poder personal, de grupo y programático. Enfrente tienen al presidente de la república y su partido, el PAN, cuyas estrategias sin duda se orientan a no soltar el poder, allí esta un detalle que se potenciaría si este partido gana las elecciones de este domingo trece en Michoacán porque, además, aceleraría la salida de Moreira de la presidencia priísta. En la izquierda, el PRI pudiera encontrar una verdadera oposición solo si va unida y la encabeza quien sume a la convocatoria que tiene López Obrador entre un gran segmento popular la simpatía de la clase media, solo así será competitiva y con probabilidades de triunfar.
Si la izquierda no se unifica, entonces estaremos frente al fenómeno del voto útil, cuya génesis radica en la pérdida de competitividad de esa corriente que con fuerza centrífuga expulsará de su centro la participación de una ciudadanía que quedará huérfana de su principal opción. No transcurrirá mucho tiempo para poder comprobarlo.
alfredobielmav@hotmail.com oterociudadano.org.mx
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