Partido Acción Nacional
Sáb, 02/07/2011 - 12:59pm
por Alfredo Vielma Villanueva
El 16 de septiembre de 1939 en el Frontón México ubicado frente al monumento a la Revolución Mexicana nació el Partido Acción Nacional. Su fundador, Manuel Gómez Morin, concretaba al fin su anhelante idea de crear un nuevo partido político cuya formación había sido concebida once años antes, según se lo confesaba en la carta del 3 de noviembre de 1928 a su amigo José Vasconcelos, quien para entonces iniciaba la aventura de competir por la presidencia de la república teniendo en contra todo el poder del Estado. En la misiva, Gómez Morin refería a Vasconcelos las múltiples “trabas y tantas dificultades y tantos intereses que se oponen a una acción de esta naturaleza (…) y con toda seguridad tengo que decirle que el resultado de esta primera excursión de mi parte en el terreno político es una profunda desilusión de muchas gentes, y sobre todo, de mi mismo. Ahora se que no valen ni la buena fe ni el alto propósito ni el grande entusiasmo para trabajar políticamente. Para ello es preciso, en primer término, ser político; tener los hábitos y los procedimientos de los políticos, y reunir una multitud de cualidades que no son las que ordinariamente sirven para que un hombre pueda solamente pensar las cosas con claridad y ejecutarlas con desinterés y con precisión técnica”.
Once años después, acomodadas las circunstancias, concretaría su propósito al crear una organización política impulsada por la naciente burguesía mexicana que no veía crecer a la Unión Nacional Sinarquista creada en 1937 para oponerse al régimen cardenista, al que acusaba de llevar al país hacia el comunismo. Se ignora si ya para entonces Gómez Morin había adquirido “los hábitos y los procedimientos de los políticos”, pero lo cierto es que ya no gravitaba en el escenario nacional la omnipresente fuerza política de Calles, quien en 1929 estaba decidido a crear una organización política útil dejar atrás la etapa de los “hombres necesarios” e iniciar la era de las instituciones.
Partido de cuadros, matices aparte, el PAN fue desde sus inicios una auténtica oposición al gobierno. En lo electoral obtuvo su primera alcaldía en 1946 en Quiroga, Michoacán. En 1947 conquistó dos más: en Santa Rosalía, Chihuahua y en Magdalena Llano Hondo, en Oaxaca. Sus primeras diputaciones federales las ganó en 1946 en: Monterrey, Tacámbaro, Distrito Federal y Aguascalientes y en 1947 logró su primera diputación local, en Zamora. Su nutriente ideológica encontraba su fuente principal en las encíclicas Rerum Novarum, Cuadragésimo Anno, Mater et Magistra y Pacem in Terris.
De entre sus dirigentes: Christlieb Ibarrola y José Ángel Conchello alcanzan pináculos en la historia de este partido, el primero, un significativo tribuno que sentó base doctrinaria en la época del presidente Díaz Ordaz; Conchello, combativo con incisivas admoniciones contra el gobierno y aún en contra de lo que suponía desviaciones en la línea de su propio partido, criticando a la otra vertiente que comandaban Luís H, Álvarez, Carlos Castillo Peraza y Diego Fernández de Ceballos en la época del desplante hacia el poder presidencial, cuando el PRI se “empanizó” o cuando el PAN se convirtió en “la oposición leal” en tiempos de Salinas de Gortari.
Como en cualquier partido político, en el PAN se ventilan diferencias entre sus militantes más conspicuos. El episodio de los calificados como neopanistas en la década de los setenta fue espectacular y marcó el destino del PAN. Sucedió cuando Ángel Conchello y Gustavo Madero se hicieron del liderazgo del partido provocando un gran cisma político al interior de la organización al grado que le impidió presentar candidato presidencial como oponente a López Portillo, en 1976. Como en política el transformismo histórico está siempre presente, años después la misma medicina les fue aplicada a Conchello y a Madero por Diego Fernández de Cevallos, Castillo Peraza y Luís H. Álvarez, acusados por aquellos, desde el Foro Doctrinario y Democrático, de supeditarse a Salinas de Gortari evidenciando una alianza caracterizada por el más crudo de los pragmatismos político-electorales.
Lo históricamente cierto es que a partir de la connivencia política e ideológica entre los dirigentes panistas, Castillo Peraza, Luís H. Álvarez y Fernández de Cevallos, el PAN inició una extraordinaria carrera de triunfos electorales triunfando en municipios importantes y gobiernos estatales que fue coronada con su llegada a Los Pinos en el año 2000. Fue la época dorada de las negociaciones partidistas entre el PRI y el PAN, mejor conocidas como “concertacesiones”, por las que el PRI perdió adeptos y el PAN ganó posiciones políticas que lo fortalecieron electoralmente.
La carrera de triunfos municipales a gran escala empezó desde la década de los sesenta con Correa Rachó en Mérida y de manera paulatina se trasladó al norte de la república en 1978 cuando se estrenó la “monstruosa” alianza entre un movimiento de izquierda, Línea Proletaria de orientación maoísta, y el PAN triunfando sobre el PRI en las elecciones municipales de Monclova, Coahuila. Después llegaron los sonados triunfos en Ciudad Juárez, Aguascalientes, Monterrey y la joya de la corona, Veracruz, en 1997. Desde 1997 formularon la estrategia de ganar cien municipios grandes, “de las cien ciudades” con el propósito de sumar importante número de votos que hicieran la diferencia en el año 2000. Ya en 1989 habían iniciado la escalada a nivel de gobiernos estatales con Baja California al frente desde donde y el gobernador Ruffo Appel abrió una disputa pública al gobierno salinista discutiéndole el cobro de impuesto alegando la intromisión del centro en los asuntos estatales.
Toda elección se gana el día de la jornada electoral, por supuesto después de haber sustentado las bases con la implementación de estrategias eficientes. La apariencia del momento muestra una muy holgada ventaja del Partido Revolucionario Institucional sobre sus opositores en la carrera para el 2012, su triunfo en el Estado de México ratificará la tendencia. Por lo pronto las maniobras de ataque ya están desplegándose, una de ellas es la respuesta que Elba Esther Gordillo da al hecho de que Miguel Ángel Yunes Linares haya sacado la cabeza convocando a munícipes veracruzanos a reunirse con el Secretario de Hacienda. Por razones del ya referido transformismo histórico, en política los aliados de hoy pueden convertirse en adversarios mañana, tal como ahora se advierte entre estos dos actores políticos antaño hermanados por intereses comunes. ¿De verdad estará preocupada la profesora por corregir presuntas desviaciones del dinero público? ¿Habría interpuesto la denuncia si la alianza prevaleciera?
Con el resultado de la elección del Estado de México tanto el PAN como el PRD, así como Convergencia y el PT tendrán que reajustar sus respectivas y comunes estrategias si es que quieren darle pelea al PRI. Es una severa advertencia para los partidos opositores al PRI y al presidente Calderón, que para revertir la tendencia deberán utilizar estrategias más efectivas, de otra manera el Partido Revolucionario Institucional les ganará con amplio margen la carrera hacia Los Pinos.
¿Cuál partido será capaz de proponer cambios sustanciales al modelo económico? El PRI perdió adeptos por las recurrentes crisis económicas; el PAN prosigue en esa línea y se culpa a sus gobiernos no poder evitar las cíclicas convulsiones. En esos términos poco le podrá importar a la ciudadanía si uno u otro partido obtienen el triunfo. ¿Entonces? Pesimismo puro, cuando se voltea hacia la izquierda y dan ganas de llorar. Esa es otra historia.
alfredobielmav@hotmail.com
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