Por Héctor Yunes Landa
De nueva cuenta el Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) es el centro de controversia entre la Federación y el Gobierno de Veracruz; siempre envuelto por el desencuentro entre los dos órdenes de gobierno, la situación prevaleciente de miles de veracruzanos exige un cambio de actitud de parte del gobierno Federal, todavía panista, para agilizar el envío de los recursos económicos que fueron autorizados para destinarlos a las obras de reconstrucción de las poblaciones afectadas por los devastadores efectos de lluvias, huracanes, terremotos o cualquier otra contingencia natural.
Con reglas de operación tortuosas y una tramitología excesiva, el FONDEN Se creó para apoyar de manera inmediata a las entidades afectadas por desastres naturales, como los dos fenómenos meteorológicos de los que nuestra entidad fue víctima el año pasado: el huracán Karl y la tormenta tropical Matthew, en las que miles de familias perdieron su casa y sus posesiones. Pérdidas que alcanzaron decenas de miles de millones de pesos.
Para la reconstrucción de casas, puentes, caminos, carreteras, hospitales y escuelas, entre otros, el Gobierno del Estado acordó con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público la liberación de 10 mil millones de pesos del FONDEN, monto mucho menor del que realmente se requiere para reconstruir a nuestro Estado. Sin embargo, a casi un año de dichas contingencias los recursos hasta este momento liberados apenas llegan a los 3 mil millones. Mientras tanto miles de familias veracruzanas y cientos de comunidades continúan padeciendo la falta de inversión en infraestructura para recuperarse de los daños causados.
Por su propia naturaleza, el FONDEN debe cumplir su función de manera inmediata, de otra manera incumple, como lo está haciendo, su función toral. Atender emergencias de manera tardía es casi tan grave como no atenderlas.
A pesar de la insistencia de las Secretarías de Finanzas así como la de Comunicaciones y Transportes de Veracruz e incluso del propio Gobernador Javier Duarte de Ochoa y de los múltiples trámites que se han presentado solicitando los 7 mil millones pendientes, tal parece ser que la petición, o no ha sido escuchada, o el Gobierno Federal se hace como el famoso Tío Lolo.
Es lamentable ver cómo las personas pierden el sentido de solidaridad y humanidad cuando hay intereses políticos. El Gobierno Federal está desatendiendo una justa solicitud hecha por un gobierno estatal, sólo porque en Veracruz gobierna un priísta.
Con miras a las contiendas del 2012, de la sucesión presidencial y del mantenimiento del poder en manos de su partido, el Presidente Felipe Calderón pone oídos sordos a los millones de veracruzanos que perdieron todo y requieren de ese subsidio para reiniciar sus vidas. Su estrategia es clara, Calderón pretende promover una imagen de desatención de las necesidades de los ciudadanos veracruzanos para que estos culpen a su gobierno estatal de ello.
Es de muy bajo nivel ético recurrir a este tipo de artimañas para evitar lo que a todas luces parece inevitable, que el PAN mantenga su desplome en las preferencias electorales en toda la República. Ante la adversidad, es cuestión de moral y principios ayudar al que lo necesita sin importar filiaciones o colores; esa moral que tanto predica la derecha mexicana, pero que no practica cuando lo requieren las circunstancias.
El FONDEN es para los mexicanos en situaciones adversas, no para la manipulación insensata de sus gobernantes. Si el PAN quiere conservar la Presidencia para continuar con lo que hasta ahora ha sido un desastre de administración, definitivamente esta manipulación aviesa no es la mejor manera de hacerlo, y con ella sólo se evidencia más la certeza de que ya tienen a la vista su derrota.
Lo peor, si puede haber algo peor en esto, es que veracruzanos, por el solo hecho de su militancia panista, hagan a un lado su origen y reserven su lealtad y solidaridad para su Partido, negándoselas a sus propios paisanos. Son los mismos a los que veremos el próximo año pidiéndonos el voto para sus candidatos.
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