Karmas nacionales
18/julio /11
El Karma es la consecuencia de las acciones buenas o malas ejecutadas por el individuo durante su vida, se reflejan en el transcurso de su existencia física y aun trascienden a la misma. Doctrinas como el budismo y el hinduismo orientan al hombre a encontrar la manera de escapar del condicionamiento del Karma y así evitar la recurrencia a través de la resurrección. Esta doctrina bien pudiera ser aplicada a las naciones, México en nuestro caso.
A través de la teoría del Karma explicaríamos algunas de las razones del porqué estamos como estamos y y si como estamos es consecuencia de acciones anteriores; para medianamente entendernos será buena la siguiente referencia: en una muy amena narración, Frances Erskine Inglis o Madame Calderón de la Barca- esposa de Ángel Calderón de la Barca primer ministro plenipotenciario que España mandó a México después de la Independencia- escribió sus observaciones sobre “La Vida en México” fruto de sus dos años de residencia en este país (1840-1842). En una de sus cartas habla sobre las grandes obras realizadas en la ciudad de México para desaguar los lagos: “El gran Desagüe se empezó en 1607, cuando el Marqués de Salinas era virrey en México; y se empezaron los trabajos con gran pompa, asistiendo el Virrey en persona; se dijo una misa en un altar portátil, y se juntaron quince mil trabajadores, y el mismo Virrey dio principio a las excavaciones, dando la primera azadonada. De 1607 a 1830, se habían gastado ocho millones de pesos y la gran obra no llegaba a su fin”.
La indolencia, la simulación y el “ay se va” son un Karma que históricamente nos persigue. Es posible ejemplificarlo con una referencia específica, como la que desde 2004 Fidel Herrera presumía que terminaría la autopista México-Tuxpam (una obra federal iniciada en 1994 por el gobierno de Salinas de Gortari, continuada por Zedillo, Fox y Calderón y este, 2011, es el año en que aún no se concluye). Durante su desgobierno Fidel Herrera insistió en la terminación de esa autopista, aún cuando su contribución en ella se reducía a pagar el derecho de vía, nada que ver en la construcción. Otro caso: recientemente, pobladores de Mariano Escobedo se quejaron públicamente del desastroso estado de la carretera que los une a Orizaba; recordaron que Fidel Herrera fue a dar el banderazo de arranque de los trabajos y hasta maquinaria acercaron, obviamente, aún están esperando a que les componga el camino.
Los Karmas del siglo XIX mexicano nos acosan: cuenta Don José María Bustamante, ilustre ensayista de aquellos tiempos, que el General Valencia, un compinche de Santa Ana, al rendir su informe sobre la liquidación de sus tropas consistentes en 850 elementos, anotó un costo de 70 millones de pesos; nada comparable con el reporte de otro General, este de Guadalajara, que liquidaba a mil cien elementos con un gasto de 55 millones de pesos. No se requiere de un gran talento administrativo para deducir las diferencias, explicables porque el General Valencia, de origen muy humilde, fue de los militares más ricos de su tiempo y de la camarilla de Santa Ana.
Transcurridos los años, y los siglos, en este 2011 no están lejanos los tiempos en los que se asentaba que México era el país de los Banqueros ricos (Fobaproa), con Bancos pobres; de los dirigentes obreros multimillonarios con obreros paupérrimos; de dirigentes campesinos ricos y “nylon” con campesinos en harapos; de dirigentes ganaderos, sin hato ganadero, etc., etc.
Pero, además, como en México los malos ejemplos cunden por doquier, Porfirio Díaz no podía ser la excepción. Su apetito de poder lo han degustado al pie de la letra un sinnúmero de dirigentes sindicales, empezando por Luís N. Morones, quien desde que fundó la CROM en 1918 fue su dirigente y todavía a su muerte en 1964 gravitaba sobre esa central obrera. Qué decir de Fidel Velazquez, cofundador de la CTM a la que lideró desde 1942 hasta su muerte en 1997. En el Sindicato de Telefonistas, Francisco Hernández Juárez encabezó en 1976 un movimiento para democratizar al gremio, desde ese año no ha dejado la Secretaría General. En 1989, fue defenestrado del liderato del SNTE Carlos Jonguitud Barrios por el presidente Carlos Salinas de Gortari, quien maniobró para poner en su lugar a la compañera sentimental del dirigente desbancado; a partir de ese año Elba Esther Gordillo es ama y señora de las cuotas del profesorado mexicano. La lista no tiene fin, y por asociación nada pudiera asombrar a los veracruzanos las permanencias de Acela Servín al frente del SETSE, de Juana Consuelo Méndez en el Sindicato del Poder Ejecutivo, a Ricardo Diz Herlindo en el Sindicato de Enseñanza Media, a Enrique Levet en el FESAPAUV y a la fallecida doña Eloína en el sindicato de empleados de la UV. ¿Quién de ellos le gusta para pobre?
Sin duda estos dirigentes son categóricos prototipos del patrimonialismo sindicalista que hiede a anacrónico, por decir lo menos. Dirigentes magisteriales hay que se organizan fiestas faraónicas con cargo a las cuotas de sus seguidores cautivos. Así lo evoca el reciente festejo de cumpleaños en honor del “líder moral” del magisterio veracruzano, Juan Nicolás Callejas, quien reunió en su agasajo cumpleañero, dicen las notas periodísticas, nada menos que a 17 mil profesores, quienes disfrutaron de un menú en el que se ofrecieron carnes de animales en extinción, como el armadillo y el tejón. La reunión se amenizó con grupos de música folklórica y como platillo fuerte la orquesta de música salsera “Guayacán”; todo un banquete rociado por generosos vinos que no todos los allí presentes pudieran agenciarse para homenajearse asimismo.
El sarao en comento llama poderosamente la atención porque a Nicolás Callejas se le menciona como uno de los precandidatos del PRI veracruzano al senado y si Ricardo Aldana del Sindicato de Pemex aspirante a lo mismo, festejó multitudinariamente su cumpleaños ¿Porqué el magisterio tendría que quedarse atrás? El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación es la organización laboral con mayor número de agremiados en México, y por extensión en toda América Latina; la suma mensual de sus cuotas alcanza los 140 millones de pesos, de cuya aplicación el profesorado adscrito está ayuno de toda información. Su lidereza “moral”, Elba Esther Gordillo, es sin duda alguna una de las dirigentes sindicales más ricas y poderosas de México y del planeta, y en asunto de principios los suyos coinciden con los del priísmo, según lo dijera Enrique Peña Nieto. Qué bonita familia. ¿Podremos evitar esos pesados Karmas?
alfredobielmav@hotmail.com
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