Por: Gilberto Haaz Diez
* La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir. Camelot.
REGINA BUENO
Muy de mañana, un político picudo que ahora vive en el DF, y que laboró de gobernador en el sexenio pasado, me habló que leyera un interesante proyecto de una veracruzana que quiere salvar al Pico de Orizaba. Va la historia resumida. La leí en el Financiero del día martes. Se llama Regina Bueno, 25 años de edad, experta a montar a caballo, deporte que realiza desde los seis años, por Nepal y por Himalaya encontró su camino en las onegés. Va recorrer mil kilómetros por esa zona en una aventura filantrópica. Entre las reglas de esta empresa de locos, cito al diario, está cabalgar entre las seis de la mañana a ocho de la noche, y entregar el caballo con 65 latidos del corazón, se le da un tiempo a la jinete, que viaja sola, para que el cuaco recupere los latidos, si se pasa, le restan puntos. Gachos. El competidor paga su aventura, ella pidió 25 mil dólares financiados, el competidor no puede llevar más de cinco kilos de equipaje, incluida el agua.
EL PICO DE ORIZABA
Si Regina gana la carrera de mil kilómetros, que pelea contra otros 24 participantes, quiere salvar al Pico de Orizaba. Depredado el territorio, donde casi no hay árboles, que han talado los dichosos talamontes, el punto más alto de Veracruz está perdiendo su flora natural. Esta veracruzana debe más del 85 por ciento de lo que pidió para entrar a esa carrera, intentó patrocinios pero todos se hicieron ojo de hormiga. Ahora, Pymes, intenta darle algo. Loable la actitud de Regina Bueno. Si usted se toma un minuto de su tiempo, pueden comunicarse con ella a: reginabueno9@gmail.com, con la certeza de que recibirá muy bien una palabra de aliento, mujer que habrá de cabalgar diez días sobre un caballo semisalvaje, representando a ‘mi querido México’ y con El Pico de Orizaba en mente. Órale, chayoteros.
VERACRUZANEANDO
Día de veracruzanear. Respirar el aire limpio del puerto, asimilar la calor, diría Minga. Ir por las galletas de Ana Matilde, la hija del amigo Francisco Noriega Hermida. Exquisitas. Únicas. Gorrear un café en la redacción de Notiver. Sin Daga Vidal, que ahora emprendió la graciosa huida, como decía Pepe Alameda. Veracruz vive un clima rico. Mañana nublada. La gente apresurada, a lo suyo. Los caminantes, haciendo camino. La veracruzana calle Independencia con su comercio floreciente. Pocas son las ciudades que han conservado un buen comercio del viejo centro, pues la mayoría tienden a desaparecer cuando llegan los monstruosos Mall. Aquí no ocurrió. Tiendas de prestigio, de muchos años, de dos o tres generaciones de familias cuidando los mostradores.
HACIA EL BULEVAR
Cuando iba a tomar la curva del Lois, en el bulevar donde antiguamente estaba fija e impertérrita la estatua de Ávila Camacho, que también la cagaban las palomas, y Chiquiyunes la movió a un lado para hacer arteria más vehicular, me acordé que allí, a dos o tres pasitos se encuentra El Kuinito. Donde hacen los chamorros mas ricos del mundo. Alguna vez comenté que comí unos en Au Pied de Cochon, el de la 6 Rue Coquillière, en París, donde tienen la torre Eiffel, que traducido al cuenqueño significa simplemente ‘una pata de cochino’, si mi francés no lo descalifica Sarkozy, y la Carla Bruni. Nada comparado a estos de los límites de Veracruz y Boca del Río. Bajé a la compra y saludé a la dueña, doña Guadalupe Vázquez. Me dio la nota de que ya no estarían en ese lugar, que les han pedido el local porque, al parecer, lo van a vender los dueños. Toda una tradición de veintitantos años allí. Pero se va en octubre, cuando las lunas son más hermosas, cerquita. Frente al Lois, a espaldas del Ocean, en Costa Azul 114. Le compré los últimos cinco que quedaban y a rolar por el bulevar.
DE SILES A LA PARROQUIA
No sin antes ir a La Parroquia doscientos años y no sé cuantos más. Una champola de guanábana y una milanesa de filete empanizada, con el clásico lechero y platicar un poco, Rico y Roque Flores, el tío de Amadeo, con el mesero Alfredo Cruz. Originario de Jamapa, que también es pueblo. Rostro conocido porque laboró en El Gaucho de Siles por espacio de 22 años y, un día quiso otear otra gente y otros aires y se vino hace tres años a este lugar mítico donde el café es tradición plena, una de las 17 mil parroquias que ahora hay por doquier, como los guaruras de Manzur. El mesero se expresó muy bien de su antiguo patrón, el Ché Siles. Cosa encomiable porque no hay mucha gente que hable bien de los expatrones, o como cantara el difunto Facundo Cabral, pobrecito mi patrón.
Tarde de provecho, rolar un poco por Plaza Américas, el Mall de Veracruz. Un café de rapidín y una entrada al cine de los Ramírez. Una cinta más o menos regularzona, ‘Crimen de familia’. La historia de un locochón que mató a su esposa y a una amiga, de esos crímenes sin resolver. Al final, comenté que debían dárselo a los de CSI Nueva York, o a los de los casos sin resolver. Luego, por la tarde-noche, tomar la cara y mala autopista de Capufe, que parece brecha con esta agua que deteriora su piso de asfalto y uno tiene que venir a los brincos, como brincan ahora los que no quieren salir del gabinete duartista, y les espera la guillotina.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com
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