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lunes, 30 de enero de 2012

Partidocracia y clase política Por: Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEON
Definitivo, lo único serio de la práctica política en México es la materia que le da vida, la política, que consiste en ser la actividad más importante del hombre viviendo en sociedad; en sentido contrario solo encontraremos un nudo de intereses particulares, de grupos, de partidos que nada tienen que ver con el interés colectivo (aunque debieran) pues están lejos de la intención de resolver los grandes problemas nacionales y de esa manera abatir los elevados índices de rezago social que padece la mayoría de los mexicanos.
Esa es una percepción generalizada en México, y la corrobora un reportaje periodístico inglés publicado en The Economist al describir puntualmente a un importante segmento de nuestro sistema político, tal cual son los legisladores mexicanos-500 diputados y 128 senadores-. Según la publicación inglesa, los legisladores mexicanos, ni por su aplicación al trabajo ni por la eficiencia de su desempeño, alcanzan calificaciones aprobatorias. Dice el reportaje que “Cada vez que van a votar, lo hacen más para bloquear a los rivales que para pasar reformas” y recuerda que los diputados nombraron a tres consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE) 14 meses después que lo debieron haber hecho y que para la elección de un ministro de la Suprema Corte de Justicia, los diputados se tardaron 15 meses. 
Enfatiza lo que ya sabemos, que “los legisladores únicamente obedecen las consignas de los jefes de sus partidos y no de los votantes”; cuando hay consensos, dice la publicación británica, “el Congreso se las ingenia para estar en desacuerdo”, y que sólo trabajan 195 días al año, un periodo para sesionar mucho más corto que el de cualquier otro Congreso de Latinoamérica; paradójicamente son los mejor pagados (shss, después del  de Brasil, pero que no lo sepan).
Sobre este reportaje periodístico, el diputado Ricardo Ahued, sin estar en total desacuerdo con la publicación británica, declaró que en el Congreso hay gente valiosa, responsable y seria que saca el trabajo en Comisiones; sin duda que así debe ser y a leguas se sabe quienes son, pero, ¿Qué porcentaje del total de los 500 diputados alcanzará ese status? acaso y cuando mucho un 15% (75). Al resto, visto desde una visión empresarial utilitaria difícilmente se les contrataría, porque en la relación insumo-producto no reúnen los requisitos de eficiencia y eficacia necesarios para lograr competitividad, no al menos al nivel de una empresa del éxito comercial como la que con esmerado trabajo, honradez y dedicación ha logrado sacar adelante el legislador xalapeño.
Además, al margen de rendimientos y plusvalías, nuestra clase política está divorciada de los problemas populares porque se encapsula en sus propios intereses con la concepción errónea de que la política y los cargos públicos son para enriquecerse, y porque su alma mater está en los partidos, a cuyas consignas sirve sin importar la problemática social a su alrededor, que no sea para enaltecer el discurso.
En un régimen democrático, representativo y popular, como el nuestro, periódicamente se renuevan los poderes ejecutivo y legislativo; los actuales tiempos son testigos que los partidos políticos (por obra y gracia del monopolio que en esta materia les atribuye la Constitución General) presentarán a la ciudadanía mexicana sus respectivos candidatos a la presidencia de la república, al senado y a la cámara federal de diputados, de entre esa oferta electoral habrá para escoger opciones excelentes, buenas, regulares y peores, lo mejor es que tenemos libertad formal para votar según la preferencia. ¿Sabremos hacerlo?
La publicación inglesa solo hace referencia a los 500 diputados y 128 senadores que integran el Congreso de la Unión, pero los mexicanos sabemos que lo apuntado en el reportaje es extensivo y aplicable a los Congresos locales. Por caso, en Veracruz, recién tomaron posesión de sus cargos, los alcaldes de Minatitlán, Córdoba, Tuxpan, entre otros, denunciaron serias anomalías en el manejo de los recursos públicos imputables a sus respectivos predecesores; pero una diputada local integrante de la Comisión de Vigilancia acaba de declarar que los ex munícipes están libres de toda culpa porque ya solventaron las observaciones, cuando los reporteros le preguntaron si tenía pruebas para confirmarlo solo dijo que confiaba en sus correligionarios de partido y en la labor del Orfis. Así de simple, así de fácil se intenta encubrir el faltante de millones de pesos, pero el detalle es que quien lo dice es un personaje de la política, y en automático pocos dan (damos) crédito a su palabra.
En todo caso, habría que darle validez a las declaraciones de los alcaldes referidos, pues son los directamente interesados en que se aclaren los faltantes. Por ejemplo, el alcalde de Minatitlán, Leopoldo Torres García, aseguró que no había recibido de su antecesora la documentación que avalara el estado del ayuntamiento, pero se hablaba de pasivos heredados que iban de 40 a 100 millones de pesos. “Lo primero-dijo el alcalde- es ver porqué motivos se generaron los adeudos…en su momento habremos de tomar las acciones que corresponden porque la población merece rendición de cuentas y se la vamos a dar” (23-enero-2011).
Cuando se aprobó la cuenta pública 2009, en el Congreso local se habló de un presunto peculado cometido por ex alcaldes: “De los 123 alcaldes que reprobaron la cuenta pública 2009 los que más recursos tienen que comprobar son Blanca Batalla, de Álamo con 61 millones de pesos, Guadalupe Porras, de Minatitlán, 38 millones 630 mil pesos, Juan Antonio Lavín, de Córdoba, 54.5 millones, Juan René Chiunty, de Cosamaloapan 29 millones, Juan Ramón Ganem, de Tuxpan, 20.5 millones”, etc. (Imagen del Golfo 31-1-2011) ¿cómo resultará la Cuenta Pública 2010? Sin duda bien para los legisladores del partido mayoritario en el Congreso local; acaso se repetirá el cuento de encarcelar a uno que otro ex alcalde que no represente riesgo político y allí quede todo. Al fin suponen que acá en el llano nos chupamos los dedos.
Esto y mucho más es posible reseñar respecto del comportamiento de nuestra clase política y la gobernante; la publicación inglesa que hemos citado solo hizo una referencia tangencial, pues no abordó otros aspectos medulares de nuestro sistema político como la corrupción y la impunidad, las complicidades, los grupos de ayuda mutua, etc., pero es suficiente para recordarnos que es posible cambiar todo esto con solo saber elegir.
alfredobielmav@hotmail.com            oterociudadano.com

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