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martes, 6 de diciembre de 2011

Partidos políticos Por: Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEON


Mar, 06/12/2011
Por si acaso hicieran falta para el desarrollo político, democrático y electoral de Veracruz, tres nuevas asociaciones solicitaron ante el Instituto Electoral Veracruzano su registro como partido político. ¿Qué aportarán para conseguir que la ciudadanía se interese por ellos? Lo más seguro es que quien sabe, porque anteriores solicitudes fueron favorecidas con el registro y después de una breve participación han desaparecido sin fu ni fa, y mas bien fu, a juzgar por su intrascendencia social y política.

Alternativa Veracruzana, Generando Bienestar y Fuerza Veracruzana son las asociaciones cuyos promotores solicitaron el registro como partido y como asociación política, dos ya consiguieron su objetivo y eso les abre la puerta de acceso al subsidio público. Acerca de si van a servir o para qué van a servir lo único que alcanzamos a discernir es que en la realidad no servirán sino para aliarse con alguno de los grandes partidos: PRI, PAN o PRD porque una participación en solitario seria suicidio.

Nadie podría discutir a los iniciadores el derecho que les asiste para tal promoción, solo hacen uso de uno de los beneficios logrados en pro del avance democrático de este país, pero las experiencias históricas de México y de Veracruz enseñan que los partidos políticos han sido una decepción, más aún a partir de que se les concedió el monopolio de las candidaturas endosándoles a la vez el derecho de recibir dinero público, lo que no deja de ser un buen estímulo para crear un partido político. De hecho, el motivo de este comentario se pudiera reducir a la pregunta de si son necesarios nuevos partidos políticos en Veracruz, pues las generosas prerrogativas que reciben nos involucra a todos y en la relación costo-beneficio lo más seguro es que vamos a salir perdiendo. El temor no es gratuito, así lo revisten desafortunados antecedentes.

El Partido Revolucionario Institucional, fue un Partido del gobierno, o al servicio del sistema, al que ninguna oposición partidista ganó una elección presidencial, hasta el año 2000. Ha tenido este partido verdaderos opositores, pero también los hubo de mentiritas. En 1937 surgió la Unión Nacional Sinarquista y en 1938 el Partido Acción Nacional, ambos de tendencia conservadora, la primera desapareció incluso con su brazo electoral que fue el Partido Demócrata Mexicano (PDM), pero el último prosiguió con auténtica vocación oposicionista.

Más tarde, en 1948, surgió el Popular (PP, después PPS)), del que su promotor, Vicente Lombardo Toledano dijo: “este partido será diferente a los del pasado, porque aquellos se han formado de arriba hacia abajo, o alrededor de un caudillo…pero nunca ha surgido del pueblo, de abajo hacia arriba”. A continuación, en 1954 surgió el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) integrado por Generales a los que el gobierno de Ruiz Cortines les dio el juguetito para que se entretuvieran y de paso sirvieran al sistema. Estos partidos estuvieron al servicio del sistema (“paleros” se les llamaba), y sobrevivieron hasta que dejaron de serle útiles. La prueba se acredita con el número de diputaciones de partido con que fueron favorecidos por el gobierno para simular una oposición que aparentara la inexistente pluralidad. Pero no crecieron en el ánimo del electorado y por la profusión de Partidos que emergieron al amparo de la reforma política de 1977 se hicieron aún más innecesarios. Este fenómeno bien pudiera equipararse al que protagoniza actualmente el Verde Ecologista, satélite del PRI.

Efectivamente, tanto el Partido Popular Socialista como el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana fueron patiños del PRI durante un buen periodo, su operatividad la cubrieron a la perfección presentando opciones asimiladas al PRI cuando este carecía de convocatoria o corría el riesgo de perder en determinado distrito electoral. También cumplieron, y bien, su función al interior de la Comisión Federal Electoral sumando sus votos al PRI recibiendo sus dirigencias a cambio suculentas canonjías y prestaciones desde el gobierno. El caso extremo de esa connivencia se evidenció en 1975, cuando el candidato del PPS al gobierno de Nayarit, Alejandro Gazcón Mercado, resultó triunfador pero la directiva de ese partido se desentendió de la defensa del triunfo, a cambio de una senaduría en Oaxaca para su Secretario General, Jorge Cruickshank García.

No más, no menos, será el papel de nuevos partidos en Veracruz, simples paleros, acomodaticios, dicho sea con todo respeto para quienes los promueven, pero esto es una deducción con bases históricas y en este sentido la personalidad de los proponentes es lo de menos. La experiencia más inmediata que se registra en Veracruz es el Partido Revolucionario Veracruzano, cuyo nacimiento fue auspiciado desde el poder para ser utilizado en la apariencia oposicionista, su contemporaneidad hace innecesaria la aportación de pruebas. Por lo demás, está más que visto que las motivaciones de las solicitudes de registro en comento no llevan raíces sociales, ni reivindicatorias, son simples expresiones personales o de pequeños grupos de interés sin raigambre ideológica, sin liderazgo ni espacio político, mucho menos base popular, eventualidad que los condena a una vida efímera.

Con estas consideraciones parece que estuvo de más la previa sugerencia del Presidente del Tribunal Electoral Veracruzano de ser muy estrictos ante las solicitudes de registro presentadas: “Hay que buscar que los afiliados que se acreditan como pertenecientes a esas agrupaciones sean reales o efectivos, quizás en ese sentido hay que ser más exigentes para no inflar padrones, porque luego sucede que participan en una elección y no alcanzan el porcentaje de votos para mantener su registro”.

Este planteamiento del titular del Tribunal Electoral no debió ser obviado porque, en principio, las finanzas públicas están en quiebra, la sociedad está harta de la partidocracia, los partidos existentes carecen de capacidad de convocatoria y para rémoras el Verde Ecologista es más que suficiente.

Por otro lado, tal parece que “el órgano ciudadano” que revisó este expediente no es sensible al clamor social, porque por mucho que se haya cumplido con la formalidad legal es obvio que no se consideraron las circunstancias reales. Una de ellas la aporta, por ejemplo, el que un partido como el PRI en Veracruz haya ocupado todo un año para integrar o reestructurar sus cuadros municipales contando con todo el apoyo logístico y una estructura experimentada y aún así pasa apuros para aceitar sus cuadros ¿qué argumentos de consideración pudo presentar la organización promovente para lograr su registro como partido político? El costo es tan elevado que bien hubiera servido una consulta pública responsable. Pero a golpe dado---

alfredobielmav@hotmail.com        http://www.oterociudadano.org/.

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