AL ESTILO MATHEY
Mar, 06/12/2011 -
Generalmente a lo largo de la vida y desde la infancia, en el hogar nuestros padres nos han inculcado principios y valores que de acuerdo a como los asimilemos, marcan para siempre nuestro desempeño en la sociedad.
Uno de ellos, de gran significación para el trato social siempre será el del aseo y el orden personal.
La falta de higiene y aseo personal no sólo puede provocarnos rechazo sino afectar nuestra imagen, cancelar un negocio, ofender a clientes y compañeros de trabajo y hasta provocar enfermedades.
Ahora hay tanta gente por todas partes y a todas horas que uno de estos aspectos nos lleva a pensar que debemos cuidar incluso, el olor que pueda emanar nuestro cuerpo.
No obstante un informe del Instituto Médico Howard Hughes sobre “el vívido mundo de los olores” precisa que el ser civilizados y humanos significa, por un lado, que nuestras vidas no están guiadas por nuestros olores, pero que el comportamiento social de la mayoría de los animales si está controlado por los olores y otras señales químicas.
Por el contrario, existe la creencia general de que los humanos vemos al mundo fundamentalmente por medio de los ojos y de los oídos y pocas veces prestamos atención al sentido del olor; a menudo suprimimos la consciencia sobre lo que nos dice la nariz.
Sin embargo, actualmente hay olores que nos rodean, que afectan nuestra comodidad y conservan, también, un poder extraño para afectarnos.
Una bocanada de tabaco de una pipa, un determinado perfume o una fragancia olvidada por mucho tiempo, pueden evocar instantáneamente escenas y emociones del pasado. Muchos escritores y artistas se han maravillado ante la calidad persistente de tales memorias.
Es precisamente el uso discreto del perfume, además del baño, por supuesto, uno de los mejores argumentos para lucir agradables a los ojos de todos.
Lo platicaba recientemente con Marce Domínguez Spinosso quien en su empresa de en esta capital promueve y revoluciona el uso de estas mágicas esencias con un esfuerzo y esmero desde hace un buen tiempo allí por donde empieza la calle Hidalgo.
Sin olvidar la novela de Patrick Suskind, de la que incluso se hizo una película, me decía que el nombre del perfume significa en latín “a través del humo” y que es una combinación de distintas sustancias, provista de olor suave y agradable al olfato, que en la antigüedad se empleaba para fumigación mediante la quema de leña o resinas odoríferas como el sándalo, el ciprés o el incienso.
Asegura que este compuesto casi invisible ha sido objeto del culto desde el antiguo Egipto a la Roma señera, siempre con el protagonismo de constituir en la historia el arma principal de la seducción.
En fin está probado que además de la higiene, el perfume sigue vigente y a la cabeza de las herramientas de conquista, demostrando que la seducción se halla en la sutileza y en la magia de lo que, sin verse, se percibe y se recuerda.
¿Qué le parece?, estamos en una buena época para recurrir a estas atractivas fragancias.
Que tenga un buen día.
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