Acertijos
*De Shakespeare en el Rey Lear: ‘Al nacer, lloramos porque entramos en este vasto manicomio’. Camelot.
NOTIVER 37 AÑOS
37 años pueden contarse de mil maneras. Son muchas noches y días en el calendario de la vida, muchísimos minutos y millones de segundos. 37 años pueden dar luz a cualquier amanecer. Ver madrugadas, ver atardeceres y anocheceres. El diario veracruzano NOTIVER, cumple el día guadalupano, 12 de diciembre, 37 años de andar en los ojos de los lectores. En esos 37 hubo de todo, alegrías y sinsabores. Alguna vez escribí en años pasados, que entre esas paredes se contó parte de la historia vivida de un Veracruz pujante, en desarrollo. El caminar de los políticos que deambulan por la geografía veracruzana, y que en los dos municipios, Veracruz y Boca del Río, algunos pretenden engrandecer sus figuras solo para empequeñecerlas. Unos han llegado como lo que son, nada, y así se han ido. Otros, trascienden la historia, que la historia es la novela de los hechos y la novela es la historia de los sentimientos, según un filósofo francés que no es Kamalucas, uno de mi pueblo.
AQUEL TERRIBLE 2011
Cuando la historia en años venideros se cuente, se escriba y se memorice, el mundo del periodismo nacional, trátese del veracruzano o el extranjero, tendrá que acordarse de ese terrible año 2011. Cuando los jinetes del Apocalipsis llegaron a cabalgar en Veracruz y dejaron muerte, llanto, angustia y desolación. Estas cuatro paredes donde se escribe la historia notiveriana, cobró impulso y tragedia, visos de un México del que no queríamos llegar, cuando dos reporteros, y parte de su familia, fueron acribillados dejando al diario en el sentimiento enlutado. Miguel Ángel López Vela (Milo Vela), reportero y columnista, su esposa, Agustina Solana Melo, su hijo, Misael López Solana, fueron arteramente acribillados en su casa, cuando dormían, cuando se descansa en la casa nuestra, como lo hacemos todos. 22 días después otra baja, Yolanda Ordaz de la Cruz, reportera, encontrada sin vida en plena calle. Sentimientos de dolor para una familia. Sentimientos de duelo para los diaristas, todos aquellos que forman y forjan el periódico día a día. Fue tanto el impacto que causaron estas muertes, en un Veracruz convulsionado, sin rostro, con el rictus del dolor en las calles, con el miedo lacerando la piel, en ese Veracruz que no era nuestro y lo vivíamos como una pesadilla, donde nuestros pasos eran inciertos. Era ese tiempo nebuloso, por rememorar el de Pedro Páramo, donde el viento sopla caliente, envenenado por el olor. Un tiempo que no era nuestro y lo vivíamos como de pesadilla. Allí estábamos atónitos.
CAMPANAS A DUELO
Cuando las campanas tocaban por todos. Tañían a duelo. No había que preguntar por quién doblaban, doblaban por todos nosotros. Jamás en la provincia nuestra había habido un ataque de esa magnitud. La noticia comenzó a correr y circular por el mundo. El diario no salió un día de esos de la muerte, dejó de circular en plena protesta y rebeldía a la baja de sus soldados que combatían con la pluma y con sus ideas, y con el saber, que a ellos hay que combatirlos con ideas y saber, no con balas. En el primer crimen, las rotativas guardaron silencio. Las redacciones y los talleres enmudecieron. Pararon las maquinas, no como en otro tiempo, que se detienen porque allí viene una noticia que impactaría. No. Esa vez se detuvieron porque el golpe certero dio en el corazón del diario. Y no había ni humor ni tiempo para hablar de algo que no se quería escribir. Tampoco sobraba el ejemplo de Berltolt Brecht: ‘un día vinieron y se llevaron a mi vecino y no me preocupé, cuando vinieron por mí, ya era demasiado tarde, nadie se preocupó por mi’.
LA SOLIDARIDAD
La solidaridad comenzó a llegar desde el exterior. Diarios tan prestigiados como los americanos The New York Times y Washington Post, en su primera plana, daban cuenta del artero crimen. La noticia voló a Europa, los dos de España, el Mundo y El País, se ocuparon de ella. Vamos, hasta Al Jazera, cadena árabe que queda en casa del demonio, quiso saber. La CNN, ni se diga. Todo el mundo se preguntaba qué demonios pasaba allí, en ese pedacito de patria que sabía sufrir y cantar, y ahora sólo sabía del dolor y la tragedia. Los lectores se solidarizaron. Se elevó el tiraje a tiempos normales, cuando no ha habido crisis. Los lectores, que son a quienes nos debemos, en plena solidaridad con el diario, mañana tras mañana iban por el al kiosco.
LIBERTAD DE PRENSA
Agraviada la prensa notiveriana, el mundo comenzó a preguntarse dónde quedaba y dónde estaba ese pedazo de tierra llamado Veracruz, en el Golfo de México. Comenzó el desfile de corresponsales. Comenzaron a llegar por las preguntas, porque nadie tenía las respuestas. Son crímenes que aún allí están, sin que caigan los culpables, esperando que la ley se cumpla. Hoy, a los 37 años de haber nacido NOTIVER, la solidaridad con la familia Salces-Ramírez, con Alfonso, que ni se doblegó ni abandonó el barco, como muchos le sugirieron. Hoy hay luto en esa familia periodística. Los moños negros se guardan en el corazón. Cada año del día 12 de diciembre, hacen su pachangón con música y fiesta y baile. Hoy habrá solo un desayuno con los consabidos regalos a los voceadores, que son a quienes dedican la fiesta, a esa gente humilde, a esa gente que no le importa si hay norte o llueve o truena, y salen a la calle en busca de su venta diaria y su sostén económico. A todos ellos, a quienes limpian piso o computadoras, a quienes trabajan en las máquinas rotativas, a quienes escriben, a los choferes, a quienes han forjado al paso de esos 37 años un espacio en esa vida del periódico, nuestra solidaridad. No habrá música. El duelo sigue, porque los compañeros caídos no se olvidan, y el mejor homenaje es ese, guardarles su luto, hacer una oración por ellos para que estén descansando en paz. En su corta vida que vivieron.
Comentarios: haazgilberto@hotmail.com
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