viernes, agosto 12, 2011
Por José Miguel Cobián
Con esto de Peña Nieto va a ser el próximo presidente de México (si no lo baja antes Manlio), comienza la reflexión de lo que significará que el PRI vuelva a presidir los destinos de México. Por sus acciones todo está al revés de lo que parece. Peña Nieto controla la cámara de diputados federal y allí a pesar de tener mayoría, el PRI no ha hecho nada para que las cosas mejoren en México, más bien, han intentado administrar nuestra desgracia, entendida como errores y omisiones del actual gobierno de Felipe Calderón, para alimentar aún más el descontento de millones de mexicanos que seguramente preferirán votar por el rojo o el amarillo, y jamás por el azul. Desde la cámara de diputados federal se ha medrado con el sufrimiento de los mexicanos con fines político-electorales es una frase que se escuchará cada vez más en el ámbito político de México. La defensa es obvia y clara: ante las propuestas absurdas, ridículas, tontas y tendientes a la dictadura que ha emitido el presidente, es mejor para el país hacerse el occiso que prestarles atención, y lo que se ha hecho, es administrar el tiempo hasta que se acabe la pesadilla en que se ha convertido el gobierno y mandato del segundo presidente panista.
Las dos críticas tienen razón. El PAN no ha sabido gobernar, y el PRI en la cámara baja no ha sabido estar a la altura de las circunstancias. Así, resulta que el joven político, de gran carisma y muy atractivo para las damas significa una vuelta al pasado, a ese pasado del cual el propio PRI se quisiera olvidar. Un pasado autoritario, en el cual todo estaba organizado para mantenerse en el poder y para que se enriquecieran los consentidos del sistema (igual que ahora pero con el PAN en lugar del PRI). Por lo tanto, el joven significa regresar al status quo, en lugar de presentarse como el renovador por su juventud.
Por otra parte, Manlio Fabio Beltrones, a quien algunos le adjudican motes relacionados con Sicilia (la Isla, no el poeta) se ha mostrado como estadista ante la opinión pública, como un renovador preocupado de hacer su tarea legislativa, con propuestas innovadoras y con la idea de que el congreso ejerce un cogobierno y debe participar por el bien de México. Curiosamente quien debiera ser visto como dinosaurio –por su edad-, resulta ser el más interesado en que las cosas mejoren en el país. Manlio ha sido incluso interlocutor con el propio presidente de la República, y se le ha visto con capacidad de diálogo, de concertación, de negociación. Tiene Manlio una cualidad a ojos de la opinión pública: su enemistad con Elba Esther, a quien el imaginario nacional le achaca todos los males del mundo. Curiosamente su antítesis (de Manlio), el Sr. Peña Nieto muestra interés y muy buena relación con Elba Esther, al grado de que se comenta que irán en alianza para el 2012, muy en contra de la opinión pública nacional.
El joven representa lo viejo, y el maduro representa la renovación. Así está el PRI hoy. Las encuestas y el cuidado que tenga don Enrique Peña Nieto para no exponerse definirán quien será el candidato del PRI. Hoy todo apunta a que será Peña, pero Manlio es un viejo lobo de mar, un hombre que estuvo muy de cerca con Salinas de Gortari, uno de los políticos más inteligentes y poderosos que ha dado México en los últimos tiempos. Manlio también conoce a fondo las entrañas del sistema, pues fue uno de los alumnos más aventajados de Don Fernando Gutiérrez Barrios, lo que también implica que es el mejor capacitado de los aspirantes para poder controlar el problema de criminalidad que tanto afecta a nuestro México.
Como todo en política, habrá acuerdos, negociaciones, dimes y diretes. Sin embargo, si Manlio quiere ser candidato, puede hacerle mucha mella a Peña, y si éste se despeña, será muy fácil que el sonorense asuma su lugar. Sobre todo ahora que las encuestas comienzan a mostrar que el PRI gana, sea quien sea su candidato, y le pongan a quien le pongan enfrente. Los escenarios más comunes son una coalición PAN-PRD con Ebrard o un candidato externo como Juan Ramón de la Fuente, y un candidato del PT y el engrendro en que se convirtió Convergencia, llevando como abanderado a Andrés Manuel, que luchará más en contra de la santa alianza azul-amarilla que contra los rojos. Por el PRI si va Manlio, entonces Elba Esther se unirá a Ebrard (si gana don Marcelo), porque es de todos sabido que Andrés Manuel López Obrador no tiene ningún afecto por doña Elba Esther.
Curioso escenario de la dirigente del magisterio. Si por el PRI va Manlio y si por la izquierda va López Obrador, entonces ella tendría un candidato independiente o apoyaría al PAN a pesar de las desavenencias actuales. Falta al día de hoy una evaluación real del verdadero aporte en votos que representa ir con Elba Esther y su partido y su sindicato en alianza. Quizá veamos en el 2012 que resulta muy caro su amor, y tiene que ir solita.
En la próxima elección podemos recuperar lo perdido, que es el pasado. O podemos avanzar hacia una verdadera renovación institucional. Todo depende de los candidatos y los partidos. En mi opinión recuperar el pasado sería un error.
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