Por: José Miguel Cobián
Me llamó mucho la atención una reciente declaración del Dalai Lama en Toulouse, Francia: ¨La Paz no cae del cielo ni se consigue a través de los rezos¨ y posteriormente aclara que la única manera de solucionar conflictos –según su opinión-, es a través del diálogo y del esfuerzo de cada uno.
La Frase del líder espiritual de millones de seres humanos es impactante, pues uno se imaginaría que cualquier líder espiritual recomendaría como solución de cualquier problema el rezar y acercarse al creador para que la solución llegue de manera sobrenatural. Es más, en nuestro católico país estamos acostumbrados a que cuando hay un problema grave, el Papa en turno recomienda orar. Sin embargo, ahora que las reliquias de Juan Pablo II recién llegaron a México, habría que recordarlo pues él siempre oraba, pero también actuaba. Lo recordamos como un Papa itinerante y muy activo en política internacional, al grado de que se considera que tanto la Perestroika como la caída de muro de Berlín son méritos de Carol Wojtila.
La recomendación del Dalai Lama se parece mucho a un dicho muy mexicano, es de ¨A Dios rogando y con el mazo dando¨, y llega a Veracruz de manera muy oportuna, tan oportuna como las reliquias del Beato Juan Pablo II. La razón de esta oportunidad de una frase y una reliquias que recuerdan un ejemplo de vida, es que en Veracruz se están viviendo tiempos difíciles, - que según mi pronóstico no van a durar mucho tiempo-, tiempos de violencia que han provocado que en las redes sociales circulen propuestas de cadenas de oración para que pronto y por intervención Divina se resuelvan este tipo de problemas. La oración y su poder en la sanación de enfermos han sido comprobados científicamente. El poder de la oración para dar tranquilidad a la población y brindar una esperanza es insuperable, pero también tiene el problema de que muchas personas consideran que sólo con orar están cumpliendo con su parte para lograr la resolución de cualquier problema y esto no es suficiente. Orar incluso puede fortalecer la voluntad para participar activamente en la solución del problema, pero por sí misma no lo va a resolver.
El mejor ejemplo y quizá todavía muy cercano, es el nivel de oración del pueblo palestino para lograr la independencia de su país y evitar el sufrimiento y abuso al que se ven sometidos por la fuerza militar de Israel. También recordemos que en los campos de concentración se oraba mucho en tiempos del exterminio judío. Como contraparte, podemos pensar que hubiera pasado en este mundo, si los ingleses en lugar de oponerse fieramente al avance alemán en la segunda guerra mundial, y haberlos enfrentado con sangre, sudor y lágrimas, simplemente hubieran enfocado todo su esfuerzo a la oración, nada más.
La historia, la vida de Juan Pablo II, y hoy también la frase del Dalai Lama nos recuerdan que no basta con orar, también hay que buscar la solución al problema que se desea enfrentar. Y para buscar esa solución hay que participar activamente, involucrarse, trabajar, tomarse la molestia, dedicarse… Pues no siempre la solución nos cae del cielo. Quizá el cielo ayude mucho, pero la participación de cada persona es importante. No sólo en el caso de la violencia, tampoco únicamente en el caso de la economía. En todos los asuntos que competen a los humanos, se puede solicitar la intervención Divina, pero no podemos quedarnos nada más con eso, pues al hacerlo eludimos nuestra propia responsabilidad.
Se ha criticado mucho a lo largo de la historia de México, que somos un país atrasado porque fuimos conquistados por católicos. Se pone como ejemplo que los protestantes dejaron la semilla del progreso en los países que ellos colonizaron y hoy son potencias mundiales. Y se achaca a la religión el hecho de que en el caso católico todo se le deja a Dios y la responsabilidad humana se convierte en irresponsabilidad, mientras que en el caso protestante, Dios juega un papel importante, pero los hombres también participan apoyándolo en la tarea que le solicitan.
La conclusión es que si creemos que cumplimos con nuestra responsabilidad únicamente rezando, estamos siendo irresponsables. Se vale orar pero siempre combinada la oración con la acción para obtener lo que se busca. Y no lo digo yo, lo dice con todas sus letras el Dalai Lama, y lo dijo con su vida Juan Pablo II.
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