Acertijos

Por: Gilberto Haaz Diez

De Borges: “La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”. Camelot.

NUEVO MES

Llega nuevo mes. Agosto. Nuevas esperanzas renovadas. La esperanza de que seamos mejores y de que cese la maldad. Que no haya ni un caído más. A la mitad del camino, de un año que se va muy rápido, no para de llover. Suena a metáfora la canción llegará la tormenta, aquel legendario tema de Bob Dylan: “El ruido de un trueno / preludio del miedo / tambores sonando en la línea del fuego”. Los Tiburones perdieron en su primera salida. No hay que desesperarse. No hay que ser derrotistas ni, mucho menos, dejar de apoyarlos. La afición debe ir al estadio este fin de semana que juegan de locales. Daniel Guzmán debió haber visto ya el comportamiento de sus jugadores ante el campo. Que es allí, en batalla, donde las armas lucen o deslucen, donde se hacen grandes o se empequeñecen. Vamos por todos los puntos de locales. No dejemos ir ninguno, y si podemos traer un puntito o los tres de visitantes, bienvenidos.

LAS DROGAS MATAN

La plaga de la drogadicción y el alcoholismo hacen mella en la humanidad. Loable la actitud de los grupos que luchan contra esos jinetes del Apocalipsis, que no paran y con él arrasa a la muerte a los que se encuentran. Es una enfermedad, me dicen todos. Tengo varios amigos con los que suelo platicar muy del tema. Pertenecen a los grupos de AA. Me encanta oírlos. Me gusta cómo han logrado vencer el tiempo y la enfermedad del alcoholismo, y se han reintegrado a la sociedad y a su familia, aunque ellos aseguran que no lo vencen, solo lo demoran por un día, de allí su lema ‘solo por hoy’. Trato, cada que puedo, de leer sus libros, El Grande. El Azul y algunos de los 72 libros de vivencias. Aprendo de ellos. De su humildad. Tengo otro amigo que no solo escapó del alcoholismo, hace más de 33 años dejó de beber. Ahora se dedica como pastor o como iluminado y enviado de Dios a dar conferencias, a crear seminarios, a hacer lo que puede, que es mucho, para lograr salvar a tanto joven de ese flagelo de la humanidad: el alcoholismo y la drogadicción. Toco el tema porque hace poco murió la cantante Amy Winehouse, sus padres, destrozados, le dieron un mensaje de cuerpo presente y de despedida, en el mismo cementerio ante su cuerpo inerte y, con lágrimas en los ojos, dijo el papá: “Saber que partió feliz, hace que nos sintamos mejor”. Tuvo un romance con un primer marido, que fue el desgraciado que la metió a ese camino de las drogas, ella ya no tuvo regreso. La muerte fue su destino. Vida joven que se extingue por el camino de esas terribles drogas y el alcoholismo.

PAR DE LIBROS

En mi break por Xalapa, en ese viaje de pisa y corre que hice la semana pasada, paré por un par de libros a la tienda de Slim, pobre, hay que ayudarle con el gasto para que no pierda el primer lugar del top ten de los ricachones. Vi dos. Los dos de un par de escritores buenos. Mexicanos ambos. Fabrizio Mejía Madrid, articulista de Proceso. Le leo poco porque no lo encuentro tan seguido, pero es extraordinario para la crónica, la urbana y la mundana y hasta la extraterrestre. Escribió un libro llamado “Disparos en la oscuridad”. Biografía novelada de Gustavo Díaz Ordaz, el presidente mas vilipendiado desde que la revolución mexicana parió a sus hijos presidentes. Extraordinario. La prosa de Fabrizio es de primera. Voy a la mitad de él. Se lee en una sentada. De 300 páginas, uno no quisiera se terminara. En la portada luce al trompudo presidente disparando una pistola en su mano zurda, aquel que, contaba una leyenda, cuando llegó con el gobernador Fernando López Arias a Veracruz, y llovía a madres, López Arias se atrevió a decirle: “Que feos están los días”. Díaz Ordaz, en clara referencia a su apellido y a que era más feo que Kamalucas, un filósofo de mi pueblo, le dijo: “Feos los López”, aquel gobernador quedó callado.

MARCADO

Fue un hombre marcado por la tragedia de Tlatelolco. Por aquel 68 que no se olvida. Cuando todo queríamos y nada se nos dio. Cuando los gritos de libertad comenzaban a brotar en las calles, y el desatino de los presidentes, que eran dioses terrenales, no lo permitían. Lleno de anécdotas, de situaciones embarazosas como aquella conferencia cuando Gustavo Díaz Ordaz se va de primer Embajador a España, al morir el Caudillo Franco, y la madriza que le acomodaron los periodistas en la torre de Tlatelolco, allí mismo donde sufrió su calvario y la historia lo marcó. Aquella respuesta al joven José Reveles, reportero de Proceso, de que si de algo estaba orgulloso era del 2 de octubre: “porque si no hubiera actuado como actué, usted, muchachito, no estaría aquí haciendo esas preguntas”. Juan Villoro dice que es una ‘novela apasionante’. La Poniatowska, que “abre la puerta al atroz y deleznable mundo político mexicano, analizado por un extraordinario investigador y mejor escritor”. Y Paco Ignacio Taibo lo cataloga como “la magistral historia de un monstruo, contada por uno de los mejores escritores que hay en el país”. Cuando puedan, cómprenlo. Es bueno el Fabrizio.

EL OTRO

El otro libro comprado es “Los suspirantes 2012”. Coordinado por Jorge Zepeda Patterson, diez escritores, entre ellos, Granados Chapa, Nacho Rodríguez Reyna, Guillermo Osorno, Lydia Cacho, desmenuzan las vidas y obras de aquellos que quieren sentarse en esa silla donde una vez, nomás por probar, se sentaron Pancho Villa y Emiliano Zapata y creo que les dio hemorroides a los dos, porque ninguno se quedó en ella. ‘Las mujeres en la vida de Peña Nieto. Qué hizo Beltrones con Aburto en las primeras horas que siguieron al asesinato de Colosio; el pacto de Ebrard y López Obrador; el giro en la vida de Lozano cuando escuchó ‘no sirves como pianista’; la infancia oculta de Beatriz Paredes, la obsesión de Cordero por las chaparritas El Naranjo y la obsesión de Navarrete por José Alfredo Jiménez’, se lee en la contraportada. Cuando lo lea les platico. Comentarios: haazgilberto@hotmail.com