*Como todos los grandes viajeros -dijo Essper- yo he visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto. Camelot.
DEL BARAJAS AL DE GAULLE
Escrito en Paris. Viernes Santo. Llego del aeropuerto Adolfo Suarez-Madrid-Barajas al Charles de Gaulle de Paris. Enrique IV de Francia, que era Rey de Navarra, al ofrecerle el reinado de Francia, cambió de bando al catolicismo y lanzó esta frase que se convirtió en inmortal: París bien vale una misa. (Paris vaut bien une messe). Desde ese tiempo, Paris vale todo. El Nobel Ernest Hemingway dijo que Paris era una fiesta, y la explicó: “Si tienes la suerte de haber vivido en París cuando joven, luego París te acompañará vayas donde vayas, todo el resto de tu vida.”. Se hospedó siempre en el hotel Ritz, ahora cerrado por remodelación, donde el bar por su fama de chupamaro fue bautizado como Bar Hemingway. Del hotel, señaló: “Cuando sueño en el paraíso, me siento en el hotel Ritz de Paris”. Allí mismo de donde partió un borracho conductor con una princesa (Lady Diana) del pueblo y su novio, un árabe multimillonario (Dody Alfayed) a inmortalizarlos en la muerte en el Puente del Alma, en el distrito 8 de Paris, una tragedia que paralizó al mundo. Llego y hace frio, el vuelo de Air France tranquilo. Uno, después de la tragedia de los Alpes franceses ahora espías a la puerta de la cabina, y ruegas a todos los santos aeronáuticos que el piloto no salga al baño, y que si sale el copiloto no sea un enajenado criminal. Es un vuelo corto de dos horas, en menos que lo esperas el avión ya está descendiendo de sus alturas. Hay un poco de turbulencia al bajar, el aire caliente siempre mueve los aviones. Recogemos las maletas y pedimos una minivan de taxi, para seis personas, 70 euros del De Gaulle al boulevard Haussmann, al Marriot donde llegamos, cerca de la Opera y a dos cuadras de las afamadas Galerías Lafayette, El Corte Ingles de los franceses. Es cara la ciudad, Paris es lo más caro de toda Francia. El taxi nos mete por donde puede, hay obras en la ciudad, una gran mayoría de las ciudades europeas están en obra, los ayuntamientos remodelan lo que pueden.
EL TRÁFICO DE PARIS
El taxi torea los autos, es hora de tráfico, son las 12 del día, oteo a lo lejos El Café de la Paz (en francés: /kafe də la pɛ/), famoso café y restaurante situado en el IX Distrito de París, en el cruce del Bulevar de las Capuchinas y la Plaza de la Ópera. Obra del arquitecto Charles Rohaut de Fleury, que es también el autor del Grand-Hôtel de la Paix, del que este café formaba parte, romántico y con historia. Nada del otro mundo, pero muy famoso, como las Parroquias de Veracruz. Opera desde 1882 y como está situado junto a la Opera, todo lo chic allí se reunía. Es Monumento Histórico de Paris. O sea, que si un corrupto dirigente petrolero mexicano lo quiere comprar con sus ahorritos, no se puede. Tomamos los cuartos del hotel, el frio aprieta, dos hora más tarde estará terrible, el peor que he tocado en esta gira vacacional. Un tentempié en un Brasserie, que la primera vez que lo vi hace años pensé vendían brasserie y no, voy a Wikipedia: Las brasserie, que literalmente significa “cervecería”, son un tipo de café-restaurante francés en los que se puede disfrutar de todo tipo de bebidas, un buen ejemplo lo es Au-Pied-de-Cochón, pero no es mejor que los kuinitos chamorritos de Boca del Rio, los que se comen a la vuelta del hotel Lois. Hambrientos, a dos cuadras del hotel entramos a uno, Select Haussmann se llama. Nos atiende una señora de edad, en su francés champurrado y en el inglés de Maraya, la traductora del viaje, nos defendemos, una sopa de cebolla (Soup Onion), clásica y rica y una hamburguesa de sus excelentes carnes, los entrecote para otro día.
LA TOUR
Apenas llegando y terminando los sagrados alimentos, recibo un correo mexicano del Obispo Marcelino Hernández Rodríguez, que de Orizaba se lo llevó el Papa Francesco a Colima, y nos dejó sin rezos, sin esperanzas y con el alma marchita. Quedamos de vernos ahora que llega su relevo, el cura Lalo Cervantes Merino. Hace un frío del carajo en París, la temperatura congela los pies, ya cesó de llover pero el frio cala. Haremos la tour obligada, cada que se llegue a un país o ciudad extraña, hay que tomar un camioncito de turismo, los que llevan audio y te explican todo. Caro el francés, 32 euros contra 16 de los sevillanos. Pues allí vamos de la Opera a lo que aparezca: Notre Dame, Torre Eiffel en su plenitud, que cumplió años hace unos días y tiene seguridad extra, desde que un idiota enajenado mató a 149 pasajeros en un avión alemán. Tocamos los Museos, los Palacios, el Louvre, la Place Vendome y la Concordia, el Eliseo, incluyendo los Campos Elíseos, donde en el Arco del Triunfo están unos viejos soldados conmemorando algo, allí mismo donde un mexicano desmadroso y alcoholizado, en un Mundial de Fútbol apagó esa vela con una meada, y esa orinada hizo cimbrar a los dos países, más al nuestro que nuestra Embajadora apenada no sabía cómo disculparse. Vamos en la parte baja del camión, arriba imposible, el aire es frio y la llovizna no termina por irse. Pasamos la majestuosa Catedral de Notre Dame, dedicada a María, Madre de Jesucristo, edificada en 1345 y situada a orillas del rio Sena, católica y bella, donde la mexicana Antonieta Rivas Mercado, literata, periodista, dramaturga, mujer excepcional, hija del arquitecto Antonio Rivas Mercado, quien creó El Ángel de la Independencia mexicano; en 1931, a sus 31 años de edad Antonieta se suicidó frente al altar de Notre Dame, algunos dicen que por estar enamorada de José Vasconcelos. Ese templo tiene un nicho dedicado a la Virgen María, la morenita mexicana, madre de todos nosotros. Allí llegaré mañana en mi tour caminera, cuando recorra lo más que pueda de París, porque solo vine por tres días, como manda, y luego me regreso porque, si el Concierge Pedro me consiguió los boletos, debo ver al Real Madrid, donde ya reaparece el paisano colombiano James Rodríguez, una gloria americana, de los nuestros. Aunque a Chicharito lo tengan en la banca estos malvados. Les cuento más mañana, si Dios quiere. Para recordar una frase media mamona, que leí en una revista de esas que dan en los aviones: If you’re not in Paris, you don’t exist (Si no estás en Paris, no existes) Sí tú. Eso diría yo de Chacaltianguis, que también es pueblo. Y veracruzano.
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