Acertijos

Por: Gilberto Haaz Diez

RUMBO AL DF

Mañana de martes 31. El mes se va. Acaba mayo, el de las cerezas de los hermanos Carrión, para abril o para mayo, solían cantar.
5:30 de la mañana. Apago el despertador, no a zapatazos, como suele verse en películas de estudiantes. No, con calma y nos amanecemos.
Me asomo al balcón que no es presidencial, es muy mío, de la orizabeña calle Poniente 8, zona populista, llamada Colonia Unión Obrera porque aquí llegaron a vivir obreros de la cervecería Moctezuma, en tiempos de Daniel Sierra Rivera, pero esa es otra historia.
Está oscuro. Se atisban barrenderos municipales. Es la mañana que Orizaba amanece sin ambulantes en el mercado Zapata.
Al grito de vámonos a Cerritos, la ciudad toma su calma.
Es la mañana también que el noticiero de ‘juayderito’ nos dejó ver la sangre fría y el heroísmo de una maestra de kínder, Martha Rivera, que puso pecho-tierra a unos niños mientras afuera sonaban los cañonazos.
El país no está necesitado de héroes, pero esta mujer fue nuestra heroína por esa noche. Noticia que, muy seguramente, dará giro en el mundo y no tarda y el gran escritor, Arturo Pérez Reverte, nos narra una crónica de ello, como aquella que le hizo al ganadero que tomó las armas y defendió su rancho contra los narcotraficantes, aunque le costó la vida.
Noticias terribles. Reflejan ese México Bárbaro que vivimos.
Llego al aeropuerto Jara. Medio dormitado. Tomo mi pase de abordar de la línea de aviación del exgobernador de las estrellas, Miguel Alemán Velazco (Montano no quiere dar descuento, don Miguel, jálele las orejas) Boleto que compré caro, porque ya había postergado el vuelo un par de veces. Y cobran cada vez que te miran.
En el pasillo aeroportuario, el fotógrafo de Notiver, Beto Carrillo, pide que pose. Poso. Me acicalo el copetito como Peña Nieto. Sumo la panza como el gordo Stadelmann. Seguro saldré entre los viajantes.
Me hago de dos periódicos. Veo al gobernador Javier Duarte de Ochoa visitando a las estrellas toluqueñas. A buscar calor político con Peña Nieto. Ambos dos (Fox dixit) sonríen con sonrisa Colgate. Me imagino que Duarte le llevó un paquete de millón y pico de votos para 2012, a cambio de calor monetario. Que haya lana, cuando sea presidente, para que no suframos como ahora andamos sufriendo todos.
Peña le habrá dicho, no os preocupéis, la lealtad tendrá su recompensa.
Mañana brumosa. Hay bruma en el aeropuerto Jara. Despegaremos en minutos. Antes, un refrigerio de huevos revueltos en su restaurante, caro como él solo: huevos 80 pesos (con eso como tres días, diría Perro Uribe), café 30 y jugo 35. Hay días así. No hay que quejarse.
Despegamos y en 50 minutos el piloto de Alemán y Montano está llegando a la ciudad de la nube gris. Esa que Ebrard ahora gobierna y que se quiere lucir como el mejor alcalde del mundo. Rivalizó con el Emperador, Juan Manuel Diez, que dejó legado de progreso a la ciudad.
El piloto busca el VOR (el Vor es la señal de frecuencia, o radio faro que le sirve a los pilotos para identificar donde está la punta de la pista, por si hay poca visibilidad), saca los flaps, le da dos vueltas al avión y lo perfila. A la derecha se ve el Palacio de los Deportes, señal de que en minutos se aterriza.
Hacia abajo se ve la defeña avenida Zaragoza. Una de las mas pobladas vehicularmente del mundo.
Aquí debe haber mas autos que pobladores. Y que malosos, de esos que asaltan tipo exprés, o de los de las armas.
Toca pista el avión, el piloto revierte los motores, buen vuelo y buen despegue con buen aterrizaje.
Apenas y aterrizo, llamo a Othón González Ruiz. El periodista dueño del portal El Golfo punto info. Alguna vez de un tiempo me ofreció sus oficinas, para lo que se ofrezca. Se me ofreció por esta vez.
Tengo un par de horas libres y debo escribir esta crónica defeña.
Me da la dirección. La Place número 7, entre Thiers y Ejército Nacional, en la colonia Anzures, cerca de donde andaré, en Polanco, donde los dioses se hablan de tú con las estrellas.
Donde están dos restaurantes perrones: The Palm (La palma) y Au pie de couchón (La pata de cochino, afrancesado)
Othón es asesor de cuatro gobernadores y una poderosa maestra.
Llego a su bunker, lujoso, cómodo, funcional. Cómo me lo imaginaba. Le pido una computadora. Esta vez, por venir pisa y corre dejé mi lap top.
Un ujier y tres bellas asistentes me conducen a un privado. Una de ellas me invita un café.
Hay una Mac de Appel, veré si le entiendo, esas son maquinas para ricos.
El taxi me botó en la esquina. A las vivas cabeceó.
Esta es una ciudad que da miedo.
Rafa Márquez, seguro va a ser criticado porque respondió a entrevista que la ciudad de México le da mello. A quién no.
En el recorrido por el Circuito Interior, el taxi va a vuelta de rueda.
El mismo tiempo que volé de Veracruz a México, es el mismo que se ocupa de la terminal al sitio donde voy, a la Anzures. Para Ripley.
Los panorámicos hablan. Las calles aledañas muestran la potencialidad de esta ciudad como hay pocas en el mundo.
En la oficina de Othón, un ilustre visitante irrumpe. Son las diez de la mañana. Mas delgado. Traje negro, corbata roja. Es Fidel Herrera Beltrán que va de paso. Vive por aquí, en Montes Urales número 345, en las Lomas, la casa de Rosa, como él le llama.
Hoy hace seis meses dejó el poder a Javier Duarte de Ochoa. Pero esas son otras historias para otro tiempo.
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