Francisco Cárdenas Cruz
Felipe Calderón
Como si el sexenio ya hubiera terminado o le faltara poco para dejar el cargo, el Ejecutivo Federal aprovecha cualquier foro, dentro o fuera del país, para arremeter un día sí y otro también contra el partido que tiene la mayoría en la Cámara de Diputados y una representación significativa en la de Senadores, responsabilizándolo de los males que en cuatro años y medio no ha sabido ni podido enfrentar y resolver.
Y como si olvidara que si no ha sido por la decisión de los grupos parlamentarios del tricolor, difícilmente hubiera podido rendir protesta ante el Congreso de la Unión el 1 de diciembre de 2006, tras aquella cerrada elección en la que enfrentó a Andrés Manuel López Obrador, que hasta la fecha lo sigue tildando de “espurio” e “ilegítimo”, ante la rabiosa oposición de los partidos de izquierda, el presidente Calderón va al extranjero, igual que solía hacerlo su antecesor panista en el cargo, Vicente Fox, a desahogar su antipriísmo.
En la ceremonia de graduación, ayer, de estudiantes de la Universidad de Stanford, en Palo Alto, California, no se midió al asegurar que en el pasado autoritario del PRI, éste controlaba todo, empezando por “lo que debían publicar los medios de comunicación; lo que se debía enseñar en las escuelas; qué conciertos de rock permitir” y asegurar que a los estudiantes que protestaban, los masacraban o los desaparecían, al recordar el 2 de octubre de 1968 y el 10 de junio de 1971 para ilustrar sus palabras.
Recordó que en Morelia, su tierra natal, su padre, don Luis Calderón Vega, organizó la oposición, aunque no dijo que cuando los “bárbaros del norte” y los neopanistas se apoderaron de Acción Nacional, renunció a su militancia y ambos acabaron distanciados, como es sobradamente sabido dentro y también fuera de las filas de ese partido.
Mientras el Presidente hablaba a los graduados, una avioneta sobrevoló el estadio de futbol de la Universidad de Stanford, con una manta que rezaba: “40,000 dead! How many more?” y que como es habitual, ignoró.
Las andanadas contra la oposición y más concretamente contra el PRI, seguramente habrán de tener sus inmediatas y graves consecuencias: una de ellas, provocar que los legisladores de ese partido descarten aprobar las iniciativas que el Ejecutivo ha enviado al Congreso de la Unión, para después, como lo ha hecho frecuentemente, responsabilizarlos de que incumplen su tarea legislativa.
La desesperada y rijosa actitud que el presidente Calderón ha asumido contra los priístas y que sus colaboradores que aspiran a sucederlo imitan puntualmente, va a seguir ahondando la división que ya priva en el país y a enrarecer todavía más el clima electoral en los procesos de este año y del siguiente.
Andrés Manuel López Obrador
No dudó el mandatario priísta mexiquense en señalar que sería bueno que el presidente Calderón “convocara a la moderación a sus colaboradores porque en aras de construir proyectos personales, ponen en riesgo la relación institucional del gobierno federal con los gobiernos estatales”.
La sorpresiva detención de Jorge Hank Rhon, justo a un mes de la elección de gobernador en el estado de México, para tratar de acortar la enorme ventaja de Peña Nieto a la candidatura presidencial de su partido y la que, muy amplia también, le lleva Eruviel Avila, candidato a sucederlo, a Luis Felipe Bravo Mena, es parte de esa “guerra sucia” que habrá de seguir en los escasos 21 días de campaña en tierras mexiquenses y en los meses siguientes, rumbo a la elección presidencial que habrá el primer domingo de julio del año próximo.
De seguir esa acción divisionista y rijosa con el partido que hoy por hoy tiene mayoría en el Congreso de la Unión, amén de alentar a quienes aspiran a sucederlo a que sigan su combativo ejemplo, aunado a los problemas de violencia que se han recrudecido, se estará poniendo en riesgo la estabilidad social del país.
De esto y de aquello…La irrupción de un grupo de soldados a la residencia del político y empresario sigue demandando una explicación de la Secretaría de la Defensa Nacional o de la propia Presidencia de la República que ahora no sólo utiliza al Ejército para combatir al crimen organizado y a la delincuencia organizada sino también en funciones policíacas que no le corresponden… En víspera de que la juez novena de Distrito de Baja California, Blanca Delia Parra Meza, determine mañana a muy temprana hora, la situación legal de Jorge Hank Rhon y de que la PGR insistió en que la aprehensión de éste fue “legal”, sigue sin haberla… Y es que por más intentos para tratar de justificar esa acción militar la madrugada del sábado 4 del presente en el fraccionamiento Puerta de Hierro, en Tijuana, las dudas persisten… Como se recuerda, un grupo de soldados, sin orden de cateo ni de aprehensión, se introdujo hasta la recámara del ex presidente municipal priísta de esa población fronteriza para detenerlo en supuesta “flagrancia”, junto con otras 10 personas… Peor aún porque quien iba al mando de los militares no respetó el amparo que los abogados del detenido le mostraron para evitar que fuera trasladado a la ciudad de México e incomunicado, lo que sí fue una violación flagrante a la ley y al estado de derecho… Hasta anoche, ni el general Guillermo Galván Galván, secretario de la Defensa Nacional, cuyo personal bajo sus órdenes participó en la violenta detención de Hank Rhon; ni la Presidencia de la República, habían emitido comunicado alguno… Tampoco el secretario de Gobernación, José Francisco Blake Mora, quien fuera secretario general de gobierno de Baja California con el actual mandatario panista José Guadalupe Osuna Millán, ha hecho precisión alguna… Alejandro Poiré, secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, ha negado reiteradamente que el presidente Calderón hubiera sido informado del operativo o que haya ordenado llevarlo a cabo…
Guillermo Galván Galván
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